Las cuatro patologías del informe forense de la Ley Sinde

Una de las máximas del movimiento
15M
ha sido, desde su origen, que
“no somos mercancía en manos de
políticos y banqueros”. Esto parece
una obviedad, pero ha sido necesario
que cientos de miles de personas
hayan salido a tomar las calles para
recordárselo a la clase política. ¿Quizá porque no estaba tan claro?

11/07/11 · 11:03
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Una de las leyes más reveladoras de
la enfermedad del sistema político
actual ha sido, sin duda, la Ley Sinde,
reflejo español del Acuerdo Comercial
Anti-falsificación (ACTA) promovido
por Estados Unidos.

¿Y por qué es perversa? En palabras
de mi profesor, Isaac Hacksimov, la
Ley Sinde adolece de tres patologías
que han provocado su muerte antes
de su nacimiento. Son las tres ‘íes’
que la caracterizan: injusta, ilegítima e
ineficaz.

Injusta, en tanto que introduce un sistema
de censura previa que limita tu
derecho a expresarte y acceder a la
cultura libremente; ilegítima, en tanto
producto de presiones de la industria
del entretenimiento cultural, multinacionales
del cine y la música que han
conseguido trasladar sus pretensiones
particulares a las legislaciones de
medio mundo y camuflar sus avariciosas
demandas bajo el disfraz de la
propiedad intelectual; e ineficaz, en
tanto que la propia redacción de las
disposición evidencia el profundo desconocimiento
del legislador sobre el
funcionamiento de internet. Para dejar
claro este último punto, las encantadoras
chicas de Hacktivistas publicaron hace unos meses el Manual Anticensura
con la colaboración de Traficantes
de Sueños
y el periódico en
que escribo estas líneas.

La comunidad internauta tenía muy
clara la ilegalidad de la disposición,
pero el 15M, en su afán por superarlo
todo, transformó la lucha de
los freaks, geeks y hackers en una
guerra global contra la censura. El
15M añadió al informe forense de
la Ley Sinde una nueva patología:
indignante.

Especialmente, tras la detención del
presidente de la SGAE, Teddy Bautista
,
y sabiendo que el Ministerio
de Cultura es responsable de la
supervisión de las cuentas de la
entidad de gestión, la Disposición
Final Segunda resulta más insultante
que nunca y, por tanto, su abolición
es imperativa.

En un sistema democrático, la Ley es
la expresión de la voluntad general, y
esta voluntad ya se ha manifestado
claramente en las calles y en internet.
El veredicto ha sido unísono:
queremos mantener la neutralidad
de la red, queremos acceso libre a la
cultura
y rechazamos las injerencias
de los intereses empresariales en las
decisiones políticas.

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- [Manual de Desobediencia a la Ley Sinde->14742]

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comentarios

2

  • |
    anónima
    |
    26/09/2011 - 11:04am
    Tras leer tus comentarios, me he quedado perplejo!!! Se supone que los consumidores tenemos que sentirnos en deuda con las discográficas??? Parece que sean unas ONG, que solo buscan fomentar nuevos músicos de manera altruista!!! Cada cual tiene y mantiene su negocio para ganar dinero, eso esta fuera de toda duda, si las discográficas gastan mucho dinero en promocionar a sus artistas, es un problema suyo, ya que esa es su responsabilidad, si no les resulta rentable, que inviertan menos. Y en cuanto a los canones de venta de las grandes superfies y tiendas, para todo es igual, música, ropa, muebles,material deportivo etc... Así funciona el negocio.... Y ojo que no estoy defendiendo la pirateria, pero desde luego la Ley Sinde o el canon digital, son una completa aberración, las cosas no se pueden hacer de cualquier manera. Como se suele decir, no se pueden matar moscas a cañonazos
  • |
    anónima
    |
    13/07/2011 - 12:38pm
    <p class="spip">Una falta de actitud critica ante ciertas “verdades” establecidas sobre la “satanizada” industria discográfica no dejan ver el autentico bosque de la piratería digital. Me gustaría contribuir a esclarecer un poco el debate sobre la Ley Sinde desde la perspectiva de los trabajadores de esta industria y para ello me parece interesante describir un poco en qué consiste esto de vender música.</p> <p class="spip">Cuando un completo desconocido con aptitudes musicales es contratado por una compañía discográfica esta se encarga de pagar hasta el último euro de los gastos necesarias para grabar, diseñar, fabricar, publicar, distribuir y promocionar su álbum, cuando no de sufragar hasta sus más elementales gastos personales además de remunerar al nuevo artista bien con un royalty por las ventas que vaya a tener o bien con un anticipo a fondo perdido. En la mayor parte de los casos estos nuevos artistas no producen más que perdidas hasta que su imagen se ha consolidado, si es que finalmente no devienen en un completo fracaso como suele ocurrir con un altísimo porcentaje (entre un 30% y un 40%) de los nuevos lanzamientos. En esta cadena de valor añadido intervienen, como fácilmente se puede imaginar, mucha mano de obra formada por cientos de profesionales: músicos, ingenieros, diseñadores gráficos, publicistas, fabricantes, y un largo etc., que viven directamente del mundo del disco, además del propio personal de la compañía que somos en primera instancia quienes más hemos salido perjudicados con la perdida de nuestros puestos de trabajo. Hasta aquí espero que haya quedado claro quien empieza poniendo la pasta, quien recibiéndola y a quiénes se les roba cuando se piratea.</p> <p class="spip">Pero hablemos ahora del precio, la gran excusa con la que se pretende justificar toda la piratería. El dinero que paga el consumidor final no lo fija la industria, sino que se ve afectado por dos hechos fundamentales: El margen del distribuidor (FNAC, Corte Ingles, Media Market, Carrefour, etc) que oscila entre un 50% y unl 65% más el 18% de IVA, es decir que los distribuidores y el propio Estado son lo que finalmente se llevan la gran tajada del disco sin asumir riesgo alguno. Y si el precio es caro, concepto este bastante subjetivo por cierto, la industria discográfica como se ve solo es responsable de una mínima parte del mismo. Resulta pues particularmente indignante que se critique como abusivo pagar 18€ por un disco y no se cuestione soltar, por ejemplo, 40€ por noventa minutos de concierto.</p> <p class="spip">Pero aquí no ha terminado la cosa, porque entretanto el completo desconocido se ha hecho con un manager y, tanto si se ha convertido en éxito como si solo es uno del montón, empieza a hacer sus bolos-actuaciones-giras a unos precios más que abultados de los que ni un solo euro va a parar a la industria del disco.</p> <p class="spip">Los artistas como se hacen realmente millonarios es con sus bolos y no con la venta de discos. Acaso nunca os habéis preguntado ¿Porque son solo una pequeña minoría los artistas beligerantes con la piratería y algunos otros incluso se permiten frivolizar con ella? Es obvio, no les preocupa porque sus bolos no se ven afectados por el pillaje. Por tanto no conviene mezclar todo y ponerlo todo en el mismo saco.</p> <p class="spip">Una última reflexión, sí la piratería existe no es por la solidaridad generosa de unos cuantos, sino porque realmente es un enorme negocio para las operadoras telefónicas que les permite llenar de contenido la creciente implantación de sus servicios de ADSL, ¿Qué sería de las mismas sino se pudieran descargar impunemente todo tipo de contenido audiovisual?</p> <p class="spip">Por cierto puestos a demonizar y a utilizar los mismos argumentos falaces porque no hablar de la industria del libro: 4% de IVA, cadena de valor añadido “cero patatero”, precio de una novedad: de 18€ a 25€ ¿alguien da más?</p>
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