ANÁLISIS | ¿ES POSIBLE UNA REVOLUCIÓN GLOBAL?
El comienzo de nuestra historia

El autor, referente de la autonomía francesa
sesentayochista, analiza las conexiones entre las
revoluciones árabes y los movimientos europeos.

14/06/11 · 7:00
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Desde el movimiento estudiantil
griego, que
precedió un año al principio
de la crisis desencadenada
por el riesgo de quiebra
del país entero, desde la revolución
tunecina y las convulsiones desde
Siria a Yemen, los medios de comunicación
mundiales, y en particular
los del establishment septentrional,
han tomado la costumbre de mirar
al Sur para algo más que las vacaciones
de lujo al sol de la miseria.

Ciertamente, el poco éxito de
las primeras tentativas de ocupar
plazas en Francia muestran que
no es posible una transposición al
pie de la letra. Francia no se ve
amenazada por un riesgo de quiebra
inminente y, sobre todo, está
entrando en las grandes maniobras
de las próximas presidenciales,
que tienen un efecto anestesiante
en toda la vida política. Por
suerte, actualmente Francia está
reducida a su mínima expresión
en el ectoplasma europeo del que
dependemos todos.

En el siglo XIX en Europa se preguntaban:
“¿Qué noticias hay de
París?”. Hoy aprendemos el nombre
de capitales de países de la orilla
sur y este del Mediterráneo
. Lo
que sucede allí es nuestra propia
historia. Pero, en tanto no avancemos
en la orilla norte en asuntos
fundamentales como las libertades
del ciberciudadano frente a proyectos
liberticidas como el ACTA, como
los auténticos espacios de libertades
sociales, creando protecciones
para precarios y jóvenes, adelantando
soluciones radicales en el
ámbito ecológico, estaremos bloqueando
las posibilidades de transformación
profunda del mundo
árabe. España constituye una señal
de la dirección que debemos tomar
si queremos convertir la alternancia
ya ritual en algo más que una
farsa cada vez más amarga, que
conduce al caos.

Después de la explosión del
mundo árabe, la amplitud y la simultaneidad
del movimiento español
ha dado la razón a los que llevan
años constatando la profundización
de las desigualdades entre
las generaciones, entre los contratados
con derechos y los precarios,
entre los pobres y los riquísimos.
La temperatura sube inexorablemente
en la caldera del volcán.

Las burbujas financieras estallan
en una lava fluida, y los volcanes de
tipo hawaiano no son los más peligrosos:
desde la crisis mexicana de
1985, ha habido cada tres o cuatro
años una miniexplosión financiera
.
Los volcanes sociales y políticos, en
cambio, son más viscosos. Se acumulan
lentamente, pocos los perciben,
y explotan de manera imprevisible,
como el Vesubio. Estudiantes
ingleses que de repente abuchean a
la monarquía, una oleada imprevisible
en Italia (onda anómala), los
indignados españoles, etc.

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Sara Prestianni

Lo que resulta increíble es que
las instituciones no tengan respuestas.
Que se limiten a proponer
incansablemente las mismas combinaciones
y soluciones. El exceso
de deudas rima con hacer más precarios
a los jóvenes y proteger los
patrimonios financieros, que se
han convertido en un estabilizador
de ingresos para las viejas clases
medias. La moral sería imposible;
las primas a los traders son necesarias,
aunque hagan estragos inmensos
en la legitimidad, ya endeble,
del poder.

Nadie puede prever lo que hará
el cisne negro de la política europea,
pero el movimiento español
del 15M es una de las señales de
que hemos abandonado definitivamente
el ciclo político Kondratief
1975-2008 de fase B para entrar en
una fase A en la que todo vuelve a
ser posible
y nada es sólidamente
previsible. Que aproveche, señores
gobernantes de provincia en
Europa y en el Mediterráneo. La
wiki política os saluda.

El destello optimista en el carácter
contagioso de esta revolución
en el mundo árabe es la profunda
homogeneidad productiva
del “precariado” con el “cibertariado”
y el “cognitariado”. No me
sorprendería en absoluto que
asombrara al mundo con un transinternacionalismo.

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