TERCER SECTOR // LA OPORTUNIDAD DE LA NUEVA LEGISLACIÓN
Renovarse o sucumbir

Aunque la situación de las radios libres varía en cada comunidad autónoma
(según el número de radios, su coordinación y el signo político del Gobierno),
el nuevo contexto regulador conllevará una transformación de todas ellas.

03/04/06 · 20:44
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RADIOS LIBRES. Este tipo de emisoras “surgen ante la necesidad y el derecho de toda persona individual o colectiva a
expresar libremente sus opiniones y criticar y ofrecer alternativas” (Manifiesto de Villaverde).

Según la Unión de Radios
Culturales de Madrid, los
medios libres y comunitarios
afrontan numerosos
retos. Para garantizar su existencia
necesitan superar las trabas legislativas,
presionando de cara a la Ley
Audiovisual, a los Planes Técnicos
y a las legislaciones y reparto
de frecuencias de las Comunidades
Autónomas (CC AA).
En este sentido se ha realizado
avances en Cataluña, Aragón y
Madrid, pero en el resto de territorios
apenas se está trabajando por
lo que los cambios legislativos
pueden ponerles en peligro.

Otro handicap es la actual fragmentación
y el aislamiento de los
proyectos, dificultando el avanzar
hacia un movimiento organizado y
coordinado. Para esto, el reto es
sacar el debate de las denominaciones
y conceptos del estancamiento
actual: los términos no deben
ser usados para distanciarse
ni como excusa para no participar
en iniciativas colectivas. La gran
diversidad de experiencias y modelos
de gestión es una realidad,
por lo que se puede trabajar desde
lo que une. En ese sentido se está
avanzando en los espacios de coordinación
en los distintos territorios:
experiencias como la URCM que
ha conseguido aglutinar a la diversidad
de radios en Madrid, la
Federación Aragonesa de Radios
Libres y los intentos de poner en
marcha la Rede Galega de radios
libres y comunitarias son iniciativas
a tomar en consideración.
Poco se ha avanzado desde el Primer
Encuentro Estatal de Radios
Libres (1983, Villaverde, Madrid),
donde surgió un intento de Coordinadora
de Radios Libres y un documento,
el Manifiesto de Villaverde,
que definía las grandes líneas
que definen las radios como
participativas, al servicio de la comunidad,
con un carácter no profesional
(no lucrativo), y de funcionamiento
autogestionario y
autónomo (independiente).

Hoy, aunque algunos medios
plantean reticencias a las iniciativas
realizadas, o prefieren trabajar
individualmente, se debe destacar
la creciente inquietud y el interés
que muestran los diversos proyectos
por romper su aislamiento. La
tendencia es hacia el encuentro,
afianzándose los contactos: jornadas
de Leganés en 2003, encuentro
celebrado en Gijón en 2004 y, en
octubre pasado, las primeras Jornadas
internacionales de Redes
Comunitarias (ver DIAGONAL nº
15) donde se creó la Red Estatal de
Medios Comunitarios, con la participación
de numerosas radios y algunos
proyectos audiovisuales como
la TV o Internet.

Articular medios potentes

Salvo algunas experiencias muy
localizadas, por lo general la incidencia
de los medios alternativos
es muy reducida. Apenas tienen
cobertura, falta calidad en
los contenidos y no consiguen
llegar mucho más allá del propio
círculo de militantes. Como medios
de comunicación deben conseguir
tener mayor incidencia y
capacidad transformadora de la
sociedad.

Para superar la precariedad y
las enormes carencias de organización
y de recursos (económicos
y humanos) de los medios alternativos,
éstos han de dotarse de modelos
sostenibles y aumentar la
participación de personas y colectivos
para asegurar su viabilidad.
Además, han de avanzar en la cooperación
entre proyectos, el potencial
colectivo de conocimientos y
de producción de contenidos de
los medios alternativos es enorme
pero está totalmente infrautilizado.
Por ejemplo, la puesta en común
de una selección de programación
de las diferentes radios libres
y comunitarias, que es técnicamente
posible, supone una capacidad
de producción mayor.

Un trabajo en red a todos los niveles,
con otros medios alternativos
(Internet, prensa), con los movimientos
sociales, comprometiéndose
con otras luchas y recogiendo
las demandas que surgen desde la
ciudadanía. Esto, permitiría visibilizar
la problemática del Tercer Sector
Audiovisual y el debate respecto
al derecho a la comunicación: las
demandas de los medios libres y comunitarios
son desconocidas por
otros movimientos sociales.

Propiedad intelectual y copyleft

La Ley de Propiedad
Intelectual no exime
del pago en concepto
de derechos a las
emisoras sin ánimo
de lucro (aunque tengan
escasa cobertura
o emitan por Internet),
tan sólo prevé reducciones
en las tarifas.
La mayor parte de la
música, incluso alternativa
o de sellos
independientes (salvo
la autoproducida)
está registrada con
copyright y las entidades
de gestión cuentan
con acuerdos
internacionales que
les permiten reclamar
el pago por el uso de
su «repertorio» de
obras. Por lo que,
aunque en la programación
de la radio no
suenen los grandes
éxitos, éstas han de
pagar por derechos de
autor. La SGAE ha
interpuesto denuncias
a todo tipo de emisoras,
por pequeñas que
fueran, propiciando
que accedieran al
pago de una tasa
mensual (50 euros
mínimo) para evitarse
juicios. En las últimas
semanas, dicha entidad
de gestión ha
reclamado indemnizaciones
en concepto
de atrasos que oscilan
entre los 800 y
31.000 euros.
Pero las emisoras
libres no están abordando
la problemática
de la propiedad intelectual.
Pocas apuestan
por difundir contenidos
libres como eje
de su parrilla de emisión
y no ven en las
licencias copyleft, que
propician contenidos
libres, una alternativa.

El debate sobre la regulación

Aunque la futura ley
general audiovisual
recoge por primera vez
la existencia de
medios ciudadanos
(«servicios de difusión
comunitarios» y «servicios
de difusión de
proximidad»), para la
Red Estatal de Medios
Comunitarios, dicha
reglamentación margina
los derechos de la
ciudadanía. Expresar y
difundir ideas son
derechos fundamentales,
que quedan cercenados
al fijar restricciones
en la cobertura
y el acceso a las licencias
de radios y televisiones
promovidas
desde entidades sin
ánimo de lucro, lo que
las condena a una
afonía y marginalidad
que cuestiona
su viabilidad. Además,
el plan técnico
de FM plantea fuertes
restricciones de
cobertura (apenas
2,5 km de cobertura)
lo que es una clara
discriminación.
Por ello, dicha red
exige que se garantice
la existencia de emisoras
comunitarias y
de proximidad destinando
para éstas un
mínimo de licencias o
un porcentaje del
espectro radioeléctrico.
Así como la eliminación
de restricciones
como la limitación
a un solo canal comunitario
(artículo 12) y
el escaso espacio
radioeléctrico destinado
a los servicios de
proximidad (horario de
emisión, licencias
temporales). Y que no
se legisle sin considerar
la opinión de los
colectivos afectados.

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