ANÁLISIS: LA ACTUALIZACIÓN DE UN MODELO CACIQUIL DE PODER
Lobbies a la española

Hacer ganar dinero a
unos pocos a cuenta de
los intereses de la
mayoría. Ése es el
objetivo de los grupos de
presión, adaptados a la
idiosincrasia local.

04/10/07 · 0:00
Edición impresa

Las influencias han encontrado
una forma de sistematizarse.
La inspiración,
americana. Las formas,
ibéricas de siempre. Es el lobby a la
española, que trabaja a toda máquina
en sus ocupaciones habituales:
hacer ganar dinero a unos pocos a
cuenta de los intereses de todos.

Los lobbies españoles no son sino
la actualización de una forma
caciquil de poder que consistía en
tener contactos y hacer pasillos, algo
tan ibérico. Los lobbies se enquistan
en casi todos los sectores
en los que una regulación puede
dar pie a un suculento negocio. Por
supuesto que los vemos en las grandes
infraestructuras hidrológicas.
Pero también están en la energía
eólica, detrás del urbanismo, hasta
agazapados en los bosques.
España es un país bastante más
boscoso de lo que parece, si a los
datos oficiales nos atenemos. Hay
dos grandes entes que controlan
fundamentalmente los bosques españoles.

Los públicos, que no son
los mayoritarios, se gestionan básicamente
por medio de una ciclópea
empresa semiestatal llamada
Tragsa. En ella, según se detalla en
Conspiraciones tóxicas, hay consejeros
de curioso pluriempleo. Esta
multinacional -porque invierte parte
de sus pingües beneficios fuera
de España- gestiona la mayor parte
de la inversión pública en el mantenimiento
y mejora de los bosques
españoles. Para gran disgusto de
otro gigante, ADEFO. Ésta es la patronal
del bosque. Que la hay.
La mayor parte de la superficie
forestal española tiene dueño particular.
Los dueños de bosques se
agrupan en torno a ADEFO, lo que
es legítimo, práctico y loable. Su
web, para quien tenga la curiosidad
de acercarse, asegura beatíficas intenciones.
Lo bueno es ver quién
está en la junta directiva de esta patronal
del bosque, el ‘lobbing’ de los
bosques. Un vistazo al Registro
Mercantil cruzando nombres y nos
encontraremos a constructoras como
ACS o FCC, empresas químicas...
Sorprendente.

Ahora hay en juego un curioso
negocio a cuenta de los bosques, al
que se ha puesto la etiqueta de ‘bio’.
Están los ‘biocombustibles’ -que, si
combustionan ya serán menos
‘bio’- y luego la ‘biomasa’, que no
es sino usar la tala de los bosques
para producir energía. Los biólogos
ponen en duda la rentabilidad ‘bio’
de esta práctica, porque la madera
de las cortas es sedimento que no
se queda en el bosque, fundamental
para regenerar su capa fértil y
evitar la erosión, la verdadera pesadilla
para nuestro medio ambiente
en su lucha contra la desertización.
Además no se limita la emisión de
CO2, porque no deja de ser combustible
a quemar. Por ahí queda el no
menor fleco de los cupos de quema
‘bio’ que las cementeras y otras
eléctricas tienen que practicar
anualmente para cumplir con la
ley. ¿A que ahora sorprende menos
que las constructoras y las químicas
estén por el bosque merodeando?
Ni qué decir tiene que todo
este asunto de la biomasa es principal
en el orden de preocupaciones
de la beatífica ADEFO.

La democracia, sólo 30 años por
aquí, no ha frenado la eficacia de
tener una buena influencia. La atomización
del poder a los municipios
ha hecho de los pequeños ayuntamientos
cercanos a las ciudades un
caladero excepcional para los nuevos
lobbies que se trabajan el rentable
sector urbanístico. En Madrid
se ha visto cómo un director general
de Urbanismo, Enrique Porto,
alegremente aprobaba los planes
urbanísticos en los que había trabajado
su estudio privado. Y tuvo que
dimitir. Pero nadie ha aclarado bien
la habilidad de otro insigne arquitecto,
Leopoldo Arnáiz, cuyo estudio
ha realizado decenas de planes
urbanísticos en las cercanías de
Madrid, en los lugares por donde
luego pasan fastuosas autovías. Y
no muy lejos de los escenarios del
grotesco ‘tamayazo’ que llevó al poder
a Aguirre en 2003. Sí, decididamente,
el lobbing pinta feroz.

+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

separador

Tienda El Salto