Saltar es perder el miedo a lo no conocido, confiar en los sueños compartidos. Diagonal salta, y es mano tendida a una comunidad amplia.
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Ni el camino de baldosas amarillas es lineal, ni llega a Oz. Es nuestro caminar el que lo traza y en el que nos hemos sentido parte de la amplia comunidad que construía(mos) Diagonal. A lo largo de ese recorrido lleno de encrucijadas, Diagonal nos ha ayudado a comprender y afrontar la incertidumbre en que vivimos.
Dar un salto no significa haber estado parada antes. Ni siquiera haber tenido que coger carrerilla para llegar a algún otro lugar desde el que avanzar, decididamente, hacia un futuro que ya estaba contenido en el pasado y en el presente de todas nuestras acciones. Oz es y no es, Oz era y puede ser.
Saltar, hoy, quizá signifique asumir una responsabilidad histórica. Diversas voces críticas insistimos en que el mundo se está moviendo aceleradamente. Que el colapso ecológico y el consiguiente decrecimiento material son ya un hecho, no una opción. Que, a pesar de las ilusorias promesas de recuperación, la crisis no va a pasar, porque es civilizatoria. Que la violencia se recrudece y ahonda en los cuerpos de las mujeres como primer campo de expresión. Que estamos en transición del mundo que conocíamos hacia… ¿dónde?
Insistimos en que la labor urgente no es mover el mundo, sino hacernos cargo de la transición. Intentar conducirla hacia otros mundos posibles de buenos convivires, de mejor con menos y mejor diferente; mundos donde black lives matter y donde no haya ni una menos.
Saltar es perder el miedo a lo no conocido, confiar en los sueños compartidos. Diagonal salta, y es mano tendida a una comunidad amplia, un impulso para que saltemos ya y juntxs.
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