El 5 de noviembre se
realizó en Madrid la
Revuelta Obscena II
(pornolab.org), una noche
de porno alternativo donde
el público pudo volver a ver
la performance de Diana
Junvet y su poemario sobre
el ‘pornoterrorismo’ (pornoterrorismo.
blogspot.com).
Fue algo excitante ver la presentación
de un simulacro
muy real en el que, entre
otras cosas, se evidencia la
sexualidad como construcción
social y cultural.
Porque el cuerpo difícilmente
deja de ser
un envoltorio/producto
de la asimilación
de los códigos
culturales de género,
trabajos escénicos como
el de la Junvet tienen gran
valor y, lo que es mejor, están
ampliando circuitos teatrales
propios que unen ‘posporno’
y prácticas queer.
En noviembre de 2005 se
organizó en Buenos Aires el
I Festival de la Escena
Queer, un evento que se repite
para que decenas de artistas
expongan la diversidad
del cuerpo y evidencien
las magnitudes que tienen
los márgenes de la pauta heteronormativa.
En este contexto, merece
la pena hablar del trabajo de
Sonia Gómez (soniagomez.

com), verdadera domadora
del cuerpo que apareció
hace tiempo en Barcelona
y no deja indiferente, o
de D’Artagnan and The
three muscle queers, un grupo
no profesional de tres
artistas queer que llevan un
año paseándose por festivales
con tres performances
(myspace.com/threemusclequeers).
Tampoco se pueden
perder las noches golfas
de travestismo en DT
Espacio escénico en Madrid,
como el Limas Morgan, un
musical poco convencional
de David Mur y de
Alberto Sánchez.

Da la impresión
de que cada vez más
artistas trabajan el rechazo
a atribuciones permanentes
de género y de sexo. Quizás
en un futuro más gente haga
suyo en la escena el lema
de Luis Alfaro, teatrero de
origen mexicano y afincado
en EE UU: “Me atrevo a
mostrar el bulto en mi entrepierna
porque yo soy
aquel pensamiento”.