La obra de G_ºnter Wallraff
El viaje de Wallraff al interior del capitalismo

La trayectoria de Günter Wallraff es en sí
misma un discurso sobre el mundo del
trabajo en el medio capitalista.

10/12/10 · 23:55
Edición impresa

Pocos de los que visitan el
Museo Thyssen-Bornemisza y
contemplan los cuadros de sus
limpias y ordenadas salas saben
que la colección que se alberga
allí es el resultado último de un
proceso de explotación de seres
humanos en mugrientas y peligrosas
fábricas donde las condiciones
de trabajo son terribles.
Günter Wallraff, quien sigue
a Bertolt Brecht en su idea
de que el crimen tiene un nombre
,
una dirección y una apariencia
física, escribió, entre
otras cosas, sobre lo que ocurría
en los complejos industriales
Thyssen en Abajo del todo
(1985), traducida al castellano
con el título de Cabeza de turco.

Pocos de los que leen los periódicos
cada mañana, señalados
en las sociedades del llamado
mundo occidental como el
cuarto poder, advierten que
más allá de las posiciones ideológicas
que cada uno mantiene,
una gran mayoría manipula,
engaña, tergiversa y oculta
aquello que, supuestamente, es
su objeto: la realidad, y su forma
informativa; los hechos, en
función de sus intereses empresariales
o políticos. Como
Wallraff considera imprescindible
que la realidad y la verdad
coincidan pone al descubierto
la naturaleza tendenciosa de la
que están hechas las noticias
en
Sobre el arte de los grandes titulares
(1977) un reportaje sobre
su investigación del periódico
ultraderechista alemán
Bild, incluido en el volumen El
periodista indeseable
(1978).
Pocos de los que se sientan
en los cómodos sofás de
Starbucks, compran en Lidl, o
utilizan los servicios de otras
compañías (comparables aquí
con El Corte Inglés o Carrefour)
conocen las formas en
que se manifiesta la violencia
patronal y sus resultados para
los consumidores. Wallraff no
ha tenido que irse de Europa
para encontrar las reglas de la
corrupción que alimentan la
maquinaria de la explotación
laboral, la extorsión y el lucro
.
Lo cuenta en Con los perdedores
del mejor de los mundos

(2009), su último libro.

El grupo 61 de Dortmund

Desde comienzos de los años
‘60, cuando escribió sus primeros
reportajes, Günter Wallraff
(1941) eligió la vía de la narración
y no la de la elaboración
de novelas, escogió construir
un discurso sobre el mundo del
trabajo bajo el capitalismo en
lugar de crear un dispositivo de
ficción que representara ese
mundo. Y todo ello a pesar de
haber desarrollado gran parte
de su actividad dentro del
Grupo 61 de Dortmund integrado
por escritores como Max
von der Grün, Bruno Gluchowski
o Angelika Mechtel
,
quienes reconstruyeron el
mundo del trabajo y su problemática
en una treintena de novelas
que continuaba, con la
distancia histórica que los separa,
la línea seguida por el escritor
proletario Willi Bredel en
los años ‘30. Pero, más aún,
aunque haya subtitulado buena
parte de sus libros como reportajes,
nunca optó por conformar
su escritura a partir del
modelo periodístico. Wallraff
ha tenido siempre presente que
el campo de batalla no es la novela,
cuya autonomía y sometimiento
a una fábula arbitrariamente
pensada por el autor
desplaza la atención de la historia
contada al estilo y a los
asuntos derivados de una especulación
creativa. El conflicto
está en la enunciación de la realidad
y es por ello que su escritura
funciona como reactivo

al introducirse en ella. Wallraff
usa la ficción del personaje en
una situación real. La ficción
es aquí un medio y no un fin, al
contrario de como ha acabado
sucediendo con la novela. Sus
personajes no existen en la vida
cotidiana pero actúan en
ella con una identidad creada a
medida de las necesidades de
la investigación. Su invisibilidad
legal, su capacidad de
transformación, su consciencia
le permite mostrar los lugares,
conversaciones, órdenes
y trabajos que nunca se
ven ni las novelas representan.

Y, además, hace emerger la
verdadera naturaleza de las relaciones
sociales en el medio
laboral
, más allá de la feliz propaganda de la empresa, de la
publicidad suntuosa de los comercios
o de la tranquilidad
del empleo público.
Esta forma de escribir contra
la vida cotidiana comienza
inmediatamente a producir
múltiples efectos. El primero
y el más importante: aparece
en la narración la escena reprimida
en las sociedades del
bienestar (la violencia del trabajo),
la materia de la que está
hecha el consenso: una
suerte de servidumbre obligatoriamente
voluntaria,
al mismo
tiempo que descubre las
ocultas relaciones de poder
que siguen rigiendo en el trabajo.
Un segundo efecto: este
fin, el “desenmascarar a la sociedad”,
el de revelar su verdadero
rostro, el de denunciar
los procesos de deshumanización
y violencia sistémica, justifica
este medio, el uso de la
ficción
. El tercer efecto tiene
que ver con el hecho de que la
fuente de información ya no
es la imaginación solamente,
como en el caso de la novela,
sino el cuerpo del propio escritor
funcionando como registro
de la experiencia (lo
que pasa tiene olor, conlleva
depresión, angustia, ansiedad).
Y un cuarto efecto: el
tiempo de la narración es fijado
al presente
: su historia es
de aquí, es de ahora, no quiere
ser eterna y universal. Este
materialismo de la temporalidad
es lo que convierte sus libros
en documentos.
Aún no se ha podido cumplir
el deseo del novelista Heinrich
Böll
de que surgieran una decena
de Wallraff, pero –al menos–
todavía uno sigue escribiendo.

Su último libro: 'Con los perdedores del mejor de los mundos'

Ocho reportajes incluye Con los perdedores del mejor de
los mundos
(Anagrama, 2010) el último libro del escritor
Günter Wallraff, reportajes que indagan en las relaciones
de poder en el mundo capitalista del trabajo. El racismo;
la exclusión social de la pobreza; las situaciones laborales
que convierten a una persona en un estafador en los call
centers; la precariedad en las condiciones de trabajo; la
violencia que se esconde tras las grandes marcas; sus
conocidos lemas y los lugares de prestigio social; y las
nuevas formas de agresión y terrorismo patronal son algunos
de los asuntos que se narran en este libro, siguiendo
en parte el modelo de investigación que hizo famoso al
autor de Cabeza de turco: construir identidades con los
que vivir las situaciones que se quieren estudiar. En este
libro se revela la delicada trama de instituciones, protagonistas
e intereses que conforman nuestra vida cotidiana.
Después de más de treinta libros y reportajes publicados,
Wallraff sigue confiando en su modelo para poder hacer
hablar a la realidad. Sus experimentos controlados constituyen
aún una forma útil de lucha política.

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