El que fuera pívot de Estudiantes
o Real Madrid vive la “partida de
ajedrez constante” que representa
entrenar en las categorías inferiores
de la selección española.
- ORENGA fue segundo de Aíto durante los Juegos Olímpicos de Pekín, en los que la selección obtuvo la plata / Fundación Estudiantes
DIAGONAL: ¿Cuáles son las
diferencias entre entrenar a
jugadores en etapa de formación
y hacerlo con una selección
senior?
J. A. ORENGA: Cuando entrenas
en categorías de formación
lo que estás intentando
es crear jugadores: cómo
mejorarles, tener lectura táctica
del juego... Cuando estás
en una selección senior, más
en la nuestra, lo que buscas
es competir para ganar. El
secreto está en ver el grupo
que tienes y la mejor forma
de usar a cada jugador.
D.: ¿Cómo se trabaja con un
estratega de la talla de Aíto?
J.A.O.: Aíto tiene una filosofía
de juego muy fuerte, y
la lleva aplicando durante
toda su carrera. No se adapta
al equipo, sino que hace
que el equipo se adapte a él.
Ha demostrado que funciona,
y no es un modelo inmediato,
pero sí que tiene una
filosofía de progreso en la
construcción del grupo que
se ha podido ver en sus resultados
con el Joventut de
los últimos tres años.
D.: Y ¿cuál es el baloncesto
que le gusta a Orenga?
J.A.O.: A mí me gusta convencer
de las ideas, no imponerlas.
El entrenador que
dice “esto se hace así porque
lo digo yo” no me convence.
Me gusta el baloncesto en el
que se defiende con unas
normas estructuradas, pero
el jugador es capaz de tomar
la iniciativa en beneficio del
grupo, como puede hacer
Carlos Jiménez. En ataque,
también dentro de un esquema,
los jugadores tienen que
aprender a leer cada situación.
Que no sean robots,
que tengan iniciativa. Los jugadores
tienen que saber
que el baloncesto es un juego
de errores y aciertos, y
que el error forma parte de
esto, y deben saber distinguir
también entre el error y
el fallo. Puedes tirar en una
buena posición y fallar, forma
parte del juego. Pero
puedes tomar una mala decisión,
tirar sin nadie al rebote
o en mala posición, y
eso sí que es un error. Si enseñamos
a los jugadores a
no cometer errores, los fallos
no importan tanto.
D.: De aquellos ‘míticos’, como
Norris en el Barça, Martín
y posteriormente Sabonis
en el Madrid, Pinone en
Estudiantes... ¿quién te ha
parecido más completo ?
J.A.O.: No tengo ninguna
duda. El mejor jugador que
hubo en Europa fue Sabonis;
por tamaño, 2,21, por
corpulencia, por coordinación
y por la cabeza que tenía.
Luego Audie Norris
destacó porque era listo y
rápido, y otro jugador del
que aprendimos muchos fue
Pinone. Era un ejemplo de
superación y trabajo, por
encima de sus cualidades.
Deseaba enseñar a los jóvenes
y a mí me sirvió de mucho,
para aprender a encarar
el aro, para no depender
siempre del base, para moverme
por la zona... Pero sin
duda el más determinante
fue Sabonis. Yo tuve una
relación en ataque-defensa
muy intensa con él. Trabajaba
sobre sus debilidades,
como el desplazamiento
lateral, intentaba robarle
balones o atacarle con el tiro
de media distancia, pero
si estaba al 100% era muy
difícil hacerle fallar.
«EL NUESTRO FUE UN PERÍODO MUY ESPECIAL DE LA HISTORIA DE ESTUDIANTES»
_ D.: El año pasado Estudiantes
vivió una importante
crisis institucional.
Mucha gente os implicasteis
en aquel conflicto,
algo poco habitual en el
mundo del deporte...
J.A.O.: Cuando estás
siete u ocho años en un
club ya no es sólo tu trabajo,
sino casi como tu
familia, y la identificación
es muy fuerte. En Estudiantes,
gente como
Nacho Azofra, Alberto
Herreros, César Arránz o
Pablo Martínez salían
desde abajo, desde la
cantera. Llevaban allí
toda la vida y su sentimiento
de pertenencia
era máximo. Con respecto
a lo ocurrido el año
pasado, creo que es difícil
que la masa social se
involucre mucho, porque
hay muchos problemas
sociales como para poner
la situación de un club
como prioridad. Pero hay
momentos en los que hay
que dar un paso adelante
para poder solucionar las
cosas. Si realmente crees
en ello, merece la pena.
Estudiantes a lo largo de
su historia siempre ha
tenido altos y bajos. Lo
que pasa es que es un
club que se acostumbró
durante un tiempo a vivir
arriba. Cuando llegué
como jugador, el primer
año luchamos por no descender,
a partir del segundo
año conseguimos
enlazar siete semifinales
de Liga seguidas, una
Copa del Rey, una semifinal
de Copa, la Final Four
de Estambul... A partir de
ahí llegó otra buena
época, con una nueva
Copa del Rey, con una
final de Liga... Pero digamos
que fue un período
muy especial de la historia
y la trayectoria de
Estudiantes. Tradicionalmente
se ha tenido
paciencia, pero ahora vivimos
momentos en los
que parece que no hay
sitio para tenerla y esperar
a que lleguen de
nuevo jóvenes con los
que poder, ocasionalmente,
estar arriba. Esas
urgencias evitan dar tiempo
a los jugadores que
vienen de la cantera, y así
es difícil que salgan grandes
jugadores como ocurría
antes en Estudiantes.
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