APUNTES SOBRE UN REPRESENTANTE DEL TEATRO PÁNICO
El Universo Copi

¿Aló? ¿Me escuchan? Si no se han muerto pueden seguir
leyendo. Olvídense del teclista de Héroes del Silencio. Vamos
a hablar de Copi el escritor, el dibujante, el actor y
director de teatro. La excusa, el montaje de ‘Loretta Strong’
que el teatro Espada de Madera trae este mes a Madrid.

18/09/08 · 0:00
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‘LORETTA STRONG’. Copi representó su obra en 1974, una “Barbarella travesti” que habla por teléfono desde su nave / Fotos: Jorge Damonte.

Después de una incursión
en julio pasado,
el 11 de septiembre
el teatro
Espada de Madera reestrenó
Loretta Strong, que se puede
ver en Madrid (en francés,
con subtítulos en español)
hasta el 21 de septiembre.
Antonio Díaz-Florián dirige
un soliloquio de alta calidad,
y no ceja en arriesgar ante
las propuestas del texto. La
obra, escrita directamente en
francés (como todas menos
una), es la historia de Loretta
Strong, que siembra oro en la
isla de Betelgueuse. No sabemos
su sexo, pero lleva un
vestido blanco, como de novia,
“hace de mujer”, y habla
por teléfono todo el tiempo.

Entre el surrealismo y el
teatro del absurdo, esta reinona
destronada por sus paranoias
delirantes, en las que
hombres mono y plutonianos
quieren robar su oro (“Il faut
qu’on s’organise!!”), es fecundada
por ratas y parirá monstruos.
Maurici Macián interpreta
a Loretta; “un respiro
de popper resulta insignificante
a su lado”, podría decir
alguien después de verla. Es
un trabajo actoral que roza el
cielo. Esta obra es el espacio
sideral que Copi retuvo por
escrito, desafiando todos los
sistemas de categorización,
con una minuciosa sensibilidad
por las formas.

Tachado por algunos de
“autor menor, sexista desde
su homosexualidad, panfletario
y perteneciente a una
época superada”, sus obras
son una caja de hallazgos,
una coctelera explosiva hecha
de humor corrosivo.
“Sus obras nacen del underground
pero reclaman
otra escena y otros públicos”,
escribía Daniel Link en
Página 12 (03/07/02), “sabemos
que, en el universo de
Copi, Dios es (o puede ser) un
transexual”. Cabe destacar
un pedazo de diálogo de Cachafaz,
la “tragedia bárbara
en dos actos y en verso” que
Copi escribió en el 81 sin llegar
a publicar en vida (se editó
y representó por primera
vez en París, en 1993): “¿Puto?
Pero no exageremos, soy
un poco amanerada, tengo
chic y tengo garbo, ¡pero es
porque tengo tango!”.

De Argentina a Francia

Cuando Copi llegó a París en
1962 quería estudiar teatro
pero durante un año vivió de
los giros que su padre le mandaba
todos los meses, y no pisó
una sala, “ni siquiera como
espectador”. Admirador
de Beckett, poco amigo de las
obras de Ionesco, y lector empedernido
de Alicia en el país
de las maravillas, Copi llegó
a afirmar: “En Buenos Aires
me pasaba la vida en el teatro
o leyendo teatro, y sentía
esa especie de magia que se
desprende de todo lo teatral.
Ahora no la siento más, el teatro
me aburre un poco”.
Quizás ahora le hubiera pasado
lo mismo.

Así que después de haber
sido caricaturista en Argentina,
Copi empezó a dibujar
acuarelas en París para venderlas
en el Pont des Arts y
en los cafés. Era “le jeune argentin”
y sus trabajos encantaron
a la mujer del dueño de
la revista Twenty, donde fue
colaborador permanente.
Después del cierre de la publicación,
dibujaría para Le
Nouvel Observateur. Durante
10 años (1964-74), triunfaron
sus tiras semanales. Nunca
quiso teorizar sobre el humor
ni interpretar a sus personajes
de la “mujer sentada”,
ni al “pollo o pato”. La
tira, sin título, se reprodujo
en España, Italia, Dinamarca
y EE UU. “La mujer
sentada únicamente puede
convenir a un país donde el
kilo de tomates hace ocho
meses que vale lo mismo, a
un país que tiene edificios
viejos de tres o cuatro siglos”,
declaró en la revista
Primera Plana (09/01/1965).

Cuando cumplió 28 años
en París, asistió al primer
ensayo de Tiempo de una
soñadora, su cuarta pieza
teatral, que había escrito
meses antes y que se representaría
en el teatro Lutèce.
Copi ya formaba parte del
Grupo Pánico.
Arrabal, Jodorowsky, Topor
y Gironella lo habían
creado en París como reacción
al surrealismo (aunque
después haya muchos elementos
comunes) y crítica al
autoritarismo. Además de
Copi, se sumaron Gerónimo
Savary, Víctor García y Jorge
Lavelli (director de casi todas
las obras de Copi). El
grupo adoptó lo monstruoso
como núcleo estético y se
dedicó a hacer acciones teatrales
freak, creadas a partir
de los recuerdos personales.
Podían durar horas o días, y
se basaban en la improvisación
a partir de un esquema
argumental. La investigadora
argentina Carmen Crouzeilles
las ha llamado ‘Efímeros
Pánicos’ para desligarlas
de un fenómeno artístico contemporáneo,
los happenings.

“El happening me hace sudar
frío. Es como si alguien entrara
aquí y meara en la botella.
Es odioso y vacío de historia”,
decía Copi.
Sin duda, los trabajos de
Copi en el escenario fueron
obras compartidas. Fue el escándalo
de los géneros. Y hoy
siguen volando las cápsulas
espaciales con pollos sentados
en váteres psicodélicos.

UNA VIDA LIBÉRRIMA
_ Copi es el seudónimo
de Raúl Natalio
Damonte Botana,
dibujante y dramaturgo
nacido en
Buenos Aires el 20 de
noviembre de 1939.
Su abuelo fue fundador
y propietario del
diario Crítica y su
abuela, una anarquista
feminista conocida
por su producción dramática.
Exiliado con su
familia a Montevideo y
a Nueva York, en 1962
se instaló en París,
donde se integró en el
Grupo Pánico, para
experimentar una idea
de «peste teatral». Su
teatro refleja un trabajo
formal en el espacio
y en los gestos, y el
uso lingüístico de elementos
surrealistas. Si
sus obras pasaron
algo desapercibidas
entre la crítica bienpensante,
fue célebre
su tira en Le Nouvel
Observateur (ver imagen).
Copi murió de
sida en París, el 14 de
diciembre de 1987.

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