Elkano Browning Cream (EBC) es el fruto de la conjunción de tres
músicos de tres partes diferentes del mundo y con tres trayectorias
musicales diferentes cuyo nexo común es el groove.
Para hacer Elkano Browning
Cream 2, el grupo ha tenido que
salvar diferentes obstáculos, el
primero, la distancia geográfica,
al que se suma la participación
de cada miembro en otros proyectos
musicales, y por si fuera
poco, su distribuidora en el Estado
quebró hace poco. Su música
está por encima de todo esto
y la química entre ellos es tal
que los acaba convirtiendo en
problemas menores.
Es el propio Mikel quien nos
resume la historia de la banda:
“Matt tiene su propio proyecto
en una onda más de songwriter
y cantautor folk-blues, llevamos
colaborando desde hace unos
años. En la gira de uno de sus
discos se nos unió Franck Mantegari
de Paris a la batería, que
estuvo años tocando con Alpha
Blondy y lo dejó para irse a
EE UU en busca de aventuras.
Cuando nos juntamos en el escenario
surgió tal magia que todo
ello derivó en EBC, algo más
rítmico y más groovie que lo que
estábamos haciendo en ese momento”.
Lo que no cuenta Mikel
es que lleva años combinando
su faceta de productor con la de
colaborador en multitud de proyectos,
más recientemente al lado
del grupo norteamericano
The Waifs, por ejemplo.
Este segundo disco sigue la
misma onda que el primero, “su
línea conceptual es la misma,
son álbumes muy eclécticos en
los que nos abrimos a muchas
influencias, pero con el denominador
común del ritmo, del
groove. Matt y Franck han trabajado
con muchos artistas africanos
y tienen un concepto rítmico
muy elaborado y sofisticado.
Éste es el denominador común
que une todos los estilos,
por ejemplo, hay desde hip hop,
drum’n’bass, jazz o latin jazz,
que son etiquetas que están a un
centímetro unas de las otras.
Conceptualmente reivindicamos
el eclecticismo y lo unimos
mediante el groove” comenta
Mikel, quien es el encargado de
coordinar el proyecto.
El propio formato del grupo
también le da un toque especial
a ese sonido de sabor añejo con
gusto por la mezcla. “Quizá el
tratamiento que damos con batería,
guitarra y Hammond es
poco habitual en los grupos hoy
en día, pero se dio bastante en
los ‘60 y ‘70 en los discos de la
Blue Note. Ahora parece que
hay un resurgimiento de este
formato”, prosigue Mikel. “Es
un sonido magnético, y ha perdurado
precisamente por eso.
Hace más de 30 años que el
Hammond B3 no se fabrica porque
no es rentable, es un instrumento
muy complicado técnicamente
y hoy en día, con todo
lo digital, no es rentable”. Y es
precisamente ahí, en la eterna
dicotomía analógico-digital y la
reivindicación de lo primero por
parte de muchos grupos de estilo
similar, a donde nos lleva la
conversación: “En el fondo, lo
que reivindicamos es el buen
sonido, ya cómo lo obtengas…
El hecho de que ponga en los
créditos del disco que se ha grabado
analógicamente no es garantía
de que vaya a sonar bien. Ese último proceso, además, es
algo muy complicado y más caro
que la grabación digital”.
Volviendo al disco, éste se
abre con unos irrintzis (gritos)
de Mikel Laboa, fallecido hace
poco más de un año: “Conocí a
Laboa prácticamente desde que
nací y, aparte de ser un gran
amigo, fue un gran artista, librepensador
y librecreador.
Pensé en alguna manera de hacerle
un pequeño homenaje, y
una forma era insertar este peculiar
lenguaje que utilizaba.
Escuchando toda su discografía
llegué al tema Orreaga, que
es donde están esos irrintzis, y
fue algo mágico porque encajaban
perfectamente, parece como
si los hubiese cantado para
esto. Al enseñárselo al resto,
enseguida comprendieron la
energía que transmite con esos
gritos, es casi una declaración
de principios de lo que luego se
escucha en el disco”.
Hablar del directo es algo que
se impone cuando se trata de ese
ritmo que se cuela por cada rincón
del cuerpo y se hace difícil
mantenerse quieto, y es aquí
donde entra Matt a explicar cómo
lo sienten: “Nuestro directo
es un tipo de seducción: vamos
poco apoco tirando una cosa por
aquí, una sorpresa por allá, y terminamos
poniendo a todo el público
a bailar.
El disco está más
producido y elaborado a nivel
instrumental, y a la hora de llevarlo
al directo lo hacemos con
una fuerza contenida que intentamos
utilizar para seducir. Nos
sentimos bien tocando en todo
tipo de sitios porque cada uno
tiene su encanto. En una sala estás
cara a cara, y si están sentados
es más un reto, porque si
concentras tu energía sobre una
persona acabará bailando. El comentario
común en sitios como
teatros es que es una pena no poder
bailar. Y tiene su encanto dejar
a la gente con ganas”.
comentarios
0