Un tupido velo en Hollywood

Entre intentos de escurrir el bulto y películas involuntariamente gays, el tratamiento de las relaciones homosexuales en el cine ha sido cuanto menos bizarro. Repasamos algunos de sus hitos.

16/12/11 · 15:07
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Gays entre líneas

La aplicación del Código Hays en EE UU y su empeño por desterrar la homosexualidad del cine hizo del subtexto un arma y de la lectura entre líneas un arte. Uno de los casos más famosos es el de Ben Hur: el guionista Gore Vidal imaginó que los protagonistas habían sido amantes en el pasado; tras su reencuentro, Messala quería volver. Todos en la película sabían del trasfondo menos Charlton Heston, pero las ardientes miradas de Stephen Boyd lo dejaban bien claro. ¿Más ejemplos? Rebelde sin causa, Espartaco, La gata sobre el tejado de zinc.

Castos besos

La pujanza del movimiento LGTB ha logrado que la homosexualidad deje de ser tabú en el cine pero, aun así, en muchos casos Hollywood no se atreve más que a tratar estas relaciones con pinzas. Véanse, si no, los castos besos que se da Alejandro Magno con su amante Hefestion en el biopic del mismo nombre de Oliver Stone. El tratamiento recatado se agudiza cuando se trata de relaciones lesbianas, que se quedan en amor fraternal en películas como Tomates verdes fritos o en intensas insinuaciones en Las horas.

Parejas de hecho

Los fans vieron lo que sus creadores se negaban a aceptar: Batman y Robin eran pareja. Por mucho que se enrollase a Batman con Catwoman, estaba claro que entre los dos enmascarados había temita. Esta pareja es una de las más conocidas de la slash fiction, género dedicado a recrear relaciones homosexuales entre personajes de ficción, elaborado generalmente por fans. La slash fiction, que nació a raíz de las sospechas sobre la relación entre Spock y el capitán Kirk de Star Treck, cuenta también con una versión lesbiana, el femslash.

Gays sin intención

Nunca fue la intención de sus autores, pero audiencias avispadas las acaban leyendo como gays. La reina de este género es Top Gun, en la que parece inevitable sospechar que a Tom Cruise le pone más Val Kilmer que Kelly McGillis. Otro ejemplo es El señor de los anillos, en la que se trataba de disfrazar la pasión de Sam por Frodo como una relación de amistad. Aunque en la película casasen al primero con una mujer que recordaba a Malena Gracia, sus miradas lascivas y la insistencia en llamarle “mi amo” no dejaban lugar a dudas.

Machotes muy gays

Mención aparte merecen aquellas películas cuya insistencia en glorificar una masculinidad triunfante apenas oculta una fascinación homoerótica. Una de las cumbres es 300: machotes espartanos dan para el pelo a unos afeminados persas, pero la recreación de cuerpos masculinos sudorosos es cuanto menos sospechosa. Y ya que estamos, ¿podríamos considerar el destape como un subgénero gay? ¿Acaso su insistencia en el desenfreno (hetero)sexual no es más que un intento de negar lo obvio? ¿Podrían ser Pajares y Esteso una pareja gay?

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