LITERATURA
El trabajo de escribir sobre el trabajo

La literatura española no tiene al trabajomanual entre sus temas preferidos,
pero hay unos cuantos ejemplos en prosa como honrosas excepciones.

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- "Reivindico esa otra mano invisible: la laboral"

04/11/11 · 13:43
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En una entrevista reciente, realizada
con motivo del lanzamiento
de su último libro, comentaba
Isaac Rosa que en las novelas
actuales rara vez se sabe en qué
trabajan los personajes, de tal
manera que uno puede terminar
una obra y no saber en qué trabaja
el protagonista, salvo que
se trate de profesiones que dan
juego literariamente, como la de
policía o periodista. Además,
añadía, la incidencia del trabajo
en la vida de esos personajes es
nula, cuando, en la vida real ocurre
todo lo contrario.

Pero ¿ha sido siempre así en
la novela española? Lo cierto es
que haciendo un análisis rápido
nos damos cuenta de que
salvo en aquellos momentos en
que la novela se ha vuelto más
realista o, por distintos motivos,
incluidos los ideológicos, ha
vuelto sus ojos a las clases trabajadoras,
rara vez se ha preocupado
por incluir el trabajo y
su problemática como una parte
sustancial de la obra.

Curiosamente, los comienzos
de la novela española sí prestaron
atención a esa problemática.
Así, El lazarillo de Tormes narra
la vida de un pícaro que salta de
oficio en oficio, mientras pulula
por distintos entornos de las clases
bajas y medias donde el trabajo
y el ansia de medrar en él es
algo fundamental. Esto es aplicable
a otras obras de temática picaresca
de la época, como El
Buscón
, de Quevedo, o El
Guzmán de Alfarache
, de Mateo
Alemán, en las que los distintos
empleos y su papel en el conjunto
social son ampliamente tratados.

No encontramos tanta presencia
del mundo laboral en
otra obra clave como es La
Celestina
. Si bien, eso no ha sido
óbice para que algunas tesis
eso sí, de entre las muchas que
existen hayan querido ver en
esta obra una parábola de la
ruptura con el pasado vasallístico
y feudal y el comienzo de
una nueva etapa productiva.

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Escena de la adaptación de {La Celestina} de Gerardo Vera. En esta obra símbolo de un cambio de época, la actitud de la servidumbre hacia sus amos cambia sustancialmente por la entrada del factor salarial.

Mucho trabajo en el Quijote

Ya en El Quijote, Cervantes sí
vuelve a conceder importancia
al trabajo de sus personajes,
aunque sea de forma parcial. Y
son varios los personajes cuya
profesión conocemos y a los que
incluso encontramos realizando
sus labores, como es el caso de
Aldonza Lorenzo, que es descubierta
por Sancho mientras cuida
a sus cerdos. El interés del genio manchego
por acercarse a la
realidad española del momento
–y no sólo usarla como trasfondo
poco importante para una
historia inverosímil– parece estar
detrás de este reflejo fiel de
trabajos y labores.

En todo caso, la presencia de
oficios y menesteres en las obras
del Siglo de Oro, si exceptuamos
a la ya mencionada obra picaresca
de Quevedo, El Buscón, es
minoritaria. Las novelas de caballería
buscan la evasión del
lector llevándole a mundos fantásticos
con héroes nobles que
no trabajan. Mientras que otras
obras se centran más en el aspecto
amoroso o incluso en problemas
religiosos y morales.

En el siglo XVIII, el auge de
las ideas ilustradas provoca un
predominio del ensayo sobre lo
narrativo. Entre la poca producción
de ficción en prosa sigue
destacando la picaresca, con autores
como Torres y Villarroel,
en la que de nuevo el paso de un
oficio a otro es parte fundamental
de la trama.

Se ha visto en La
Celestina
una parábola
de la ruptura con lo
feudal y el inicio de una
nueva etapa productiva

Tendremos que esperar al siglo
XIX para que los novelistas,
quizás alentados por el auge industrial
y la aparición del proletariado,
vuelvan sus ojos hacia
las clases trabajadoras y sus problemas.
Así, después de los últimos
coletazos de la Ilustración y
de unas décadas de Romanticismo
en las que la acción se
volvió a trasladar a países remotos
o inexistentes, obras como Miau, con el famoso cesante de
Galdós, o Sutileza y La puchera
de José María de Pereda, centradas
en las vidas de los pescadores
cántabros, pusieron a los trabajadores
y sus problemas en el
centro de la trama. Otro ejemplo
de esta tendencia de la época es
La Tribuna, una obra de Pardo
Bazán que narra la dura vida en
una fábrica de tabaco.

Borrón y cuenta nueva

Después del realismo, sin embargo,
y precisamente como reacción frente
a los excesos de ese
movimiento que había desembocado
en el naturalismo vuelve
a decaer el interés por reflejar
fielmente la realidad y, por lo
tanto, la presencia de los trabajadores
y sus problemas en la novela.
La única excepción reseñable
a comienzo del siglo XX es
Baroja, cuyos personajes siempre
están muy marcados por el
entorno y por la forma de sobrevivir
en él. Desde el contrabandista
Zalacaín hasta el estudiante
de medicina que protagoniza
El árbol de la ciencia, sus personajes
siempre desarrollarán un
peculiar sentido de la existencia
muy marcado por el empleo que
les ha tocado desarrollar.
Aunque, es cierto, ya no se trata
de ese reflejo fiel de ciertos trabajos
que había supuesto el realismo.
Para ello, habría que esperar
a la llegada, después de la
guerra civil, de la “novela social”.

Con una técnica cercana a
aquel realismo que tanto peso
había dado al trabajo, novelistas
como Camilo José Cela con La
Colmena
, Miguel Delibes con
Las ratas o El Camino, Ignacio
Aldecoa en casi toda su producción
o el entonces multipremiado
José Suárez Carreño con Las
últimas horas
(un cuadro del
mundo nocturno y delictivo de la
ciudad) desarrollaron esa “novela
social”, un modo de escribir
que tomaba del realismo su interés
por el mundo circundante,
en especial, por los personajes
de clase baja o media y sus problemas,
incluidos los laborales.

La apertura de España al
extranjero y la posterior
llegada de la Democracia
trajo con ella una novela
más cosmopolita

Frente al auge de aquella temática,
y de nuevo como reacción
a sus excesos y preponderancia,
la apertura de España al
extranjero y la posterior llegada
de la Democracia trajo consigo
una novela más cosmopolita,
con héroes cuyo trabajo
desconocíamos o que trabajaban
como policías o investigadores
privados. En todo caso,
obras generalmente de evasión
en las que ni las clases trabajadoras
ni, por lo tanto, su lucha
por el empleo eran un asunto
primordial de la obra.

La crisis económica actual y
su enorme problemática, unida
al aumento de la inmigración en
años anteriores, puede servir, en
todo caso, de acicate para que algunos
novelistas vuelvan de nuevo
sus ojos a la realidad con la
que conviven y se decidan a contarla.
De ser así, el trabajo y sus
problemas, volverán a estar, sin
duda, entre los temas centrales
de la novela, como lo están ahora
mismo en casi todas las conversaciones
de la ciudadanía.

TOP FIVE, POR SEMPRONIO

Cinco temas sobre el trabajo

Chain gang / Sam Cooke
El malogrado Sam Cooke popularizó un tema sobre el trabajo esclavo de presidiarios (mayormente de color, negro) en el sur de Estados Unidos. En los '90, varios Estados de la Unión recuperaron la práctica que da título a esta canción de protopop.

Dieciséis toneladas (Sixteen tons) / José Guardiola
Antes de que Josep Guardiola pusiera de moda el look de cobrador del autobús (mangas de camisa), el viejo José Guardiola adaptó a medias un tema de Tennesse Ernie Ford sobre el duro trabajo en la mina.

Work song / Nina Simone
Relacionada con el tema de Sam Cooke, esta canción de Nina Simone cuenta la historia de un preso en una «chain gang». No obstante, toma su título de las «work songs» compuestas durante la esclavitud africana en Estados Unidos.

Career oportunities / The Clash
Si los Beatles decían en A hard day's night que trabajar es una mierda pero que es la forma de comprarle cosas a la novia (sic) The Clash hicieron en una canción un inventario de puestos de trabajo que nunca aceptarían por detestables.

Harder, Better, Faster, Stronger / Daft Punk
Esta canción del dúo francés de música electrónica Daft Punk sólo usa 16 palabras, pero la voz del robot que las va mezclando evoca la claustrofobia de una sociedad articulada en torno al trabajo mecánico. Ahí es nada.

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Escena de la adaptación de {La Celestina} de Gerardo Vera. En esta obra símbolo de un cambio de época, la actitud de la servidumbre hacia sus amos cambia sustancialmente por la entrada del factor salarial.
Escena de la adaptación de {La Celestina} de Gerardo Vera. En esta obra símbolo de un cambio de época, la actitud de la servidumbre hacia sus amos cambia sustancialmente por la entrada del factor salarial.
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