CIERRE Y PRECINTO DE L'ATELIER
¿Todavía hay teatros incómodos en Barcelona? ¡Maldita sea!

“La noche del 4 de julio dos funcionarios del Ayuntamiento, junto al jefe de la Guardia
urbana y cuatro policías, llegaban a L’Atelier una hora antes de que comenzara un montaje
teatral y sin previo aviso interrumpían la actividad para precintar aquel rincón de la
Rambla del Raval que era tan frecuentado por artistas. Los espectadores y los artistas eran
desalojados, quedándose dentro objetos, escenografías y material teatral”.

13/06/06 · 20:29
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PUERTA ABIERTA. Entrada del teatro ahora cerrado y precintado por las autoridades.

Natalia, trapecista
y miembro de la
asociación cultural
Meztli, estaba
haciendo unos talleres
de circo en L’Atelier cuando
fue desalojado y precintado
por la policía. Un mes después,
la actividad escénica
sigue un barbecho impuesto.
“Los artistas han respetado
la identidad de estos
antiguos lavaderos y han
adaptado las actividades a
sus características particulares.
El Ayuntamiento de
Barcelona, lejos de valorar
el respeto que se ha tenido
por el espacio, ha cerrado
l’Atelier, por supuestas
irregularidades e incumplimiento
de las normativas
establecidas para locales
públicos”, afirma.

La trapecista cuenta que
el 27 de agosto hicieron una
charla informativa en el
Antic Teatre de Barcelona y
algunos colectivos de teatro,
grupos de música y entidades
culturales se han solidarizado,
“especialmente
el propio Antic Teatre que
nos ha prestado su espacio.
Pero no tenemos recursos,
por eso solicitamos la ayuda
y apoyo de artistas y colectivos”.

“Hasta ahora el trato con
el ayuntamiento nos deja
entender que tenemos muy
pocas opciones porque
nuestro problema es una
cuestión de infraestructura
económica y eso no es fácil
cuando eres un colectivo independiente
y siempre te
manejas con recursos humanos
y nada más”, confiesa
Natalia.

Las gentes de la escena
más alternativa y social de
Barcelona afirman sufrir
una serie de limitaciones estructurales,
“al no ser oficiales
no nos facilitan un reconocimiento;
porque lo que
se hace en L’Atelier no es
ningún delito, sino que se
están haciendo propuestas
en la medida de las posibilidades
y se ofrecen otro tipo
de alternativas”. El conflicto
en este caso es una dinámica
de coerción en la que las
pequeñas economías precarias
se quedan en la calle
mientras “las compañías se
ven obligadas a desarrollar
sus trabajos a través de la
burocracia”.

Para Natalia “los teatros
convencionales son inaccesibles
y poco interesantes, si
no es por alguna casualidad
u oferta del momento”. “Se
mantienen en un margen
bastante elitista con respecto
a su política de precios y a
su programación de empresa-
continúa- Espacios con
buenas infraestructuras están
dedicados en exclusiva
a compañías oficiales y generalmente
comerciales.”

Alternativa real

Pocos profesionales del teatro
se han acercado a apoyar
este proyecto que parece
fluctuar al margen de los
ritmos convencionales de la
oficialidad artística. Para
otros espacios artísticos como
l’Antic Teatre, grupos
musicales como el Colectivo
Anatómico y compañías
como Semolina Tomic,
“L’Atelier ha sido una alternativa
real de plataforma
para artistas independientes
y lo ha llevado adelante
con una gestión precaria
pero sumamente comprometida
con la gente del barrio
y de Barcelona en general,
abierto siempre a
propuestas jóvenes y de
creadores diversos de todas
partes del mundo, ha sido
para muchos un rincón
muy particular que alberga
en su extraña arquitectura
mil posibilidades como centro
cultural, a-cultural, y, a
la vez, autogestionado”.

Las 2.240 funciones y los
659.520 espectadores que
registra el Centro de Documentación
Teatral durante
el primer trimestre de 2005
en 30 teatros de Barcelona
esconden una actividad teatral
mucho más activa y
menos engordada. Estos
teatros han tenido una ocupación
del 52,35%, mientras
que otros espacios fuera
de circuito y autogestionados
han estado reventados
de personas. Aunque
no hayan recaudado
13.656.900,73 euros en tres
meses, ni tengan subvención.

Paradojas

Mario Gas empezaba el último
anuario de la SGAE
diciendo: “por eso es necesario
abrir un espacio de
confrontación de lenguajes
y de maneras de manifestar
el arte escénico que incluya
la música, la danza y
experiencias que no siempre
suelen entrar en los teatros
públicos, como el teatro
de producción propia y
las producciones de autores
españoles, además de
fomentar el intercambio
con otras maneras de entender
el teatro con compañías
de fuera de nuestras
fronteras”. Viva la paradoja.
¡Maldita sea!

EL RAVAL Y PARÍS

En 1997, una pareja de artistas
se instalaron en el local de la
Rambla del Raval número 49,
usándolo como vivienda y como
taller artístico. A este espacio,
antiguo lavadero hoy considerado
patrimonio histórico y cultural,
lo llamaron L'Atelier y así
comenzaron los trabajos de
remodelación para su uso particular
y para otros artistas. Pronto
se sumaron al proyecto muchos
"teatreros" de la escena contemporánea
barcelonesa que presentan
allí sus trabajos, junto a músicos,
escritores y artistas plásticos.
L'Atelier, además de taller, era un
espacio de promoción de la cultura
dentro del barrio, que organizaba
espectáculos, exposiciones,
proyecciones y conciertos a precios
populares. Favorecía el acceso
cotidiano y activo al hecho
escénico y brindaba la oportunidad
a grupos, compañías y artistas
que sólo encuentran piedras
en los circuitos oficiales y palos
en las dependencias administrativas.
Siempre nos quedará el Thé_¢tre
de l'Atelier de Paris, un bonito
lugar en la plaza Charles
Dullin. Aunque eso se llama conformismo
cultural.

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