“El teatro debe hacerse cargo de los problemas de su tiempo”

Presentamos algunas reflexiones sobre el potencial
transformador del teatro y la performance a través
de la mirada de Patricia Artés, activista, directora
teatral y actriz de la compañía chilena Teatro Público.

- De nuevas independencias y resistencias teatrales

- “Nunca hemos firmado un manifiesto”

- La reescritura del teatro en Chile

08/02/12 · 7:40
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Teatro chileno

¿Dónde se ubica la compañía
Teatro Público en el panorama
chileno actual?

En el teatro chileno no comercial
hay, sintetizando, tres amplios
grupos. El primero contiene
las representaciones que se
suscriben a la esfera burguesa,
se preocupa de poner en juego
sus problemáticas de existencia
y –con mayor o menor eficacia–
profundiza en las formas
propias de la teatralidad hegemónica
y legitimada.

El segundo, el más amplio
según mi percepción, es el que
intenta hacerse cargo de la realidad
social en Chile. Digo “intenta”
porque a pesar de las
buenas intenciones estas prácticas
no logran romper con el
discurso escénico dominante y
han sido cooptadas por los fondos
concursables de Estado. Se
presenta como un “arte correcto”
que deambula entre la nula
y la excesiva preocupación por
la forma, y que aborda situaciones
relacionadas con la miseria
o con lo marginal, generando
peligrosamente una especie de
estetización de la pobreza que
se aleja del problema político y
de la urgencia de modificar esa
condición. Utiliza un discurso
ambiguo, disfrazando de político
cualquier tema social que muchas
veces se acerca a lamoralina
social cristiana.

El tercer grupo, donde sitúo
las prácticas de Teatro Público,
se configura por colectivos teatrales
que conciben la práctica
escénica como un ejercicio político.
Después de un largo período
de hegemonía teatral en
la que la palabra ‘política’ se relacionaba
con el panfleto, se levanta
un quehacer teatral que
la reivindica. Aparece con otra
manera de abordar los procesos
de creación más democrática
y colectiva, se preocupa de
instalar problemas políticos
que desmantelen las relaciones
de dominación buscando
procedimientos artísticos
efectivos para alcanzar ese objetivo,
preocupándose también
de los públicos que recibirán
las propuestas, orientado a fortalecer
un tejido social que
permita descentralizar y
deselitizar la actividad teatral.

Participáis en la organización
del encuentro de artistas por
una Asamblea constituyente,
nueva Constitución...

Nuestra participación radica en
la urgente necesidad que pensamos
y sentimos de cambiar
las políticas que hacen que los
pueblos de Chile vivamos en
una agobiante precariedad.

El teatro político se configura,
entonces, como arte en microtesis
e hipótesis sensibles
que cuestionan lo hegemónico
artístico y político. Interpela
desde su propia materialidad
la representación artística y
cultural burguesa. Su política
es, directamente, la del movimiento
social que integra.
Desde aquí, además de hacerse
cargo de su problema artístico-
político, desde su quehacer
específico, debiera proponer
actividades que se integren
en la vida social y política de
su tiempo, generar encuentros
con otras propuestas artísticas
y abrirlas a la comunidad,
plantear discusión sobre las
prácticas de arte político y políticas
culturales. Todo ello se
nos presenta prioritario cuando
el horizonte es rearticular el
tejido social para alcanzar un
objetivo político de vital importancia
para el Chile de hoy: una
Asamblea constituyente, una
nueva Constitución.

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Patricia Artes

Consideráis que el teatro tiene
que estar en el lugar del conflicto
social o representarlo...

Ambas cosas. Pienso que el teatro,
las acciones, los actos
performativos deben hacerse
cargo de los problemas de su
tiempo. Por un lado, las intervenciones
que se producen en
las mismas manifestaciones y
protestas intentan resignificar
“la marcha”. Esto se produce
sobre la nueva significación
que alcanza la calle. El espacio
público adquiere otras dimensiones
cuando suspende su
tiempo cotidiano y se recupera
como lugar común donde convergen
los deseos populares de
emancipación. Otras son las
acciones que se insertan en el
mismo cotidiano, pretendiendo
fisurar a través de la acción
artística-política la inmediatez
transitoria en que se ha convertido
el espacio público.

Por otro lado, las representaciones
teatrales, sea cual sea su
espacio de acción (salas de teatro,
plazas, calles, la cancha de
fútbol de un barrio), se plantean
desde un acuerdo, desde la comunión
de escena y espectadores,
desde la voluntad de acceder
al intercambio de saberes
mediante la acción y no el texto.
Esto, en las prácticas de teatro
político se proyecta en la
desmantelación de las relaciones
de poder y en la perspectiva
de la construcción de un
nuevo orden. En cualquier caso,
todas estas experiencias son
necesarias, puesto que imaginan
un nuevo mundo y se proponen
provocar una grieta en
el imaginario dominante.

¿La compañía Teatro Público
se plantea responder a los hechos más
inmediatos?

La elección de las obras tiene relación
directa con los problemas
políticos de fondo de la sociedad
chilena para contribuir al fortalecimiento
del movimiento popular.
Nuestro primer montaje,
Desdicha obrera, de Luis Emilio
Recabarren (2007), se genera a
partir de la necesidad de instalar
en un Chile neoliberal el
aparentemente resuelto
problema de las clases,
evidenciando su
vigencia a travésde
un ejercicio de
desplazamiento
de un texto de
1921 a 2007, no
para hacer un
rescate histórico
y nostálgico de la
figura de Recabarren
(un líder
del movimiento
obrero chileno revolucionario
a principios del
siglo XX), sino para mostrar
que la relación opresor/
oprimido –a pesar de las diferencias
con que ésta se presenta–
existe aún. El segundo montaje,
Mericrismas Peñi (2008),
surge de la necesidad de materializar
teatralmente nuestramirada
sobre el conflicto del
Estado chileno con el pueblo
mapuche, además de hacer patente
una herida que no se presenta
sólo como deuda histórica,
sino que está viva y se manifiesta
de manera brutal en cada represión
a la legítima demanda
de autonomía y recuperación de
territorio mapuche. Al tercer
montaje, Celebración (2010), llegamos
por la necesidad de generar
una opinión sobre los festejos
de los 200 años de independencia
de la Corona española. El
trazado no fue construir la otra
historia deChile, sino desmantelar
la linealidad con que se presenta
e instalar al movimiento
popular como sujeto histórico. //

Cómo sobrevivir
en el Chile del
liberalismo radical

«En dos ocasiones la compañía Teatro
Público ha tenido financiación estatal,
que --por cierto-- se genera mediante
mecanismos muy excluyentes. Tenemos
una posición crítica frente a las políticas
culturales de este Gobierno y de los
anteriores, y la manera de administrar
los recursos no son la excepción. Pero
esos recursos son de todos los que vivimos
en el territorio chileno y si contamos
con ellos eventualmente no los
rechazamos. Ahora bien, la mayoría de
nuestros montajes y presentaciones se
sustentan en el tejido social, generando
lazos, además de encontrarnos desde
la base social con otros grupos que trabajan
en la desarticulación de un sistema
perverso», resume Patricia Artés.

Tags relacionados: Artes Escénicas
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comentarios

1

  • |
    anónima
    |
    08/02/2012 - 12:31pm
    <p class="spip">Gracias por publicar este tipo de contenidos que no veo en otros medios de comunicación españoles.</p> <p class="spip">Aprovecho para compartir tres links sobre teatro chileno:</p> <p class="spip">http://www.telon.cl/editorial.htm</p> <p class="spip">http://teatrochile.cl/</p> <p class="spip">http://www.teatrodechile.cl</p> <p class="spip">Saludos y felicidades por el periódico Ernesto</p>
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