“Ser músico de jazz en este país es ser un superviviente”

Repasamos el estado de salud del jazz: sus músicos, sellos, festivales
o estilos con una de las personas que más sabe de esto.
Sus 40 años en las ondas hablando de jazz lo respaldan, estamos
hablando de Juan Claudio Cifuentes, ‘Cifu’ para los amigos.

11/11/09 · 0:12
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Para empezar podíamos hacerlo
citando algunos nombres destacables
del jazz estatal actual...

Por grupos es algo muy relativo,
porque igual quien tiene un
grupo tiene una actuación cada
seis meses y entre medias se gana
la vida como puede con otras
formaciones. Destacaría cada
vez que se junta Jorge Pardo con
Carles Benavent y Tino Di Geraldo.

También está la pianista
Marta Sánchez, o el grupo Renaissance
en Catalunya, con un
repertorio original espléndido
dirigido por Ramón Quadrada.
Otros serían Javier Colina, Ximo
Tebar y Jorge Pardo, que además
empezó en los ‘70 y es uno
de los pilares. Hay bastante actividad,
aunque no tanta como debería
haber teniendo en cuenta
la calidad de los músicos que
hay gracias a las nuevas promociones
que salen de jóvenes de
conservatorios y escuelas especializadas.

Es muy gratificante
ver cómo gente joven se está dedicando
a algo tan positivo como
la música creativa.

Y por estilos, ¿qué destacarías?

Creo que nuestros músicos están
al día, aparte de ser la gran
mayoría compositores originales.
Me refiero a gente como
Chano Domínguez, Perico Sambeat,
Javier Colina, Antonio Serrano
o Abe Rábade. Este último
es un pianista maravilloso, que
compone que te mueres, dirige
grupos con un saber espléndido
y tiene una forma de componer
y de entender el jazz absolutamente
de hoy. También quedan
media docena de grupos que
practican ese jazz antiguo de
Nueva Orleans, Dixieland, que
es muy divertido y que también
tiene su capilla. Quitando eso, el
jazz que tocan nuestros músicos
es absolutamente actual.

¿Es difícil ser profesional del
jazz en la actualidad?


Ser músico de jazz en este país
es ser un superviviente, en el
sentido de ver todos los días
por dónde te va a caer el tema
y por dónde vas a poder ir.
Muchas veces la salvación es
que te llame un Alejandro Sanz
o una Chenoa para ir de gira, y
te vas con ellos a aburrirte hasta
hartarte, pero cuando vuelves
te has ganado una pasta
que no ganas con el jazz.

Es evidente que el músico de
jazz ha de ser un buen músico.
Tú no puedes ser músico de jazz
sin haber pasado por el conservatorio,
carrera de piano, de saxo,
etc., saber armonía, solfeo, y
una vez que no te peleas con el
instrumento te puedes meter en
una escuela e incluso buscar becas
para aprender más sobre armonía
jazzística, composición,
improvisación... vamos, lo que
es el idioma. Un músico de jazz
no puede competir en la escena
si no tiene una preparación envidiable.

La escena del jazz en directo es
tradicionalmente más reducida
que, por ejemplo, la del rock.
Comparado con las movidas de
estadios de grupos de rock pues
sí, pero ahora público para el jazz
hay, lo que pasa es que no es tan
numeroso, ni tampoco interesa
porque cuando intentaron que el
jazz llegara a los estadios en la
época de Woodstock o Wight casi
la fastidian para siempre. El
jazz no se puede masificar, es un
arte y se practica con ello una selección
natural. Si el jazz lo masificas,
pierde. No digo que con eso
haya que condenarlo a ser minoritario
porque puede ser una minoría
abultada. En resumen, el
panorama es muy bonito en el
sentido en que tenemos muy
buenos músicos y la parte oscura
de la medalla es que no hay ni
apoyo, ni ayuda, ni infraestructura
para que puedan tocar todos
como deberían poder tocar.

Existe un gran respeto con el
jazz que no se corresponde con
el tratamiento que recibe.
El jazz es algo que sigue siendo
para los responsables nacionales
o autonómicos de la cultura
algo que no entienden y que no
saben por dónde coger, luego dicen:
“¡Ah sí, el jazz!”. Es algo que
viste mucho pero de lo que no
tienen ni idea, y a la hora de apoyarlo
desde el punto de vista financiero
o de facilitar las cosas
te encuentras con eso.

¿Se nota el descenso general de
ventas de la industria musical?


Todavía se sigue vendiendo normal,
e incluso se siguen reeditando
cosas, porque es una cosa
de coleccionistas y bajarte cosas
de jazz de internet, para mí, y
creo que para los aficionados al
jazz en general, no tiene ninguna
gracia porque lo que nos gusta
es tener el disco, con el valor
que le da la portada original con
esa foto que viste en el catálogo,
o el disco que tuviste y perdiste.

El jazz es otra historia y seguirá
vendiéndose, lo que pasa es que
en las cantidades que ya se saben,
que no son tantas, aunque
haya discos millonarios como el
Kind of Blue de Miles Davis, pero
ésa es la gran excepción.

Respecto a la edición, ¿la llevan
sellos pequeños o es exclusiva
de multinacionales?


El jazz en este país funciona
sobre todo por los sellos pequeños,
con alguna excepción como
que un sello como Universal de
vez en cuando publique cosas de
músicos como Perico Sambeat.
Chano Domínguez ha estado
grabando para Nuba, Abe Rábade
también ha grabado para
ellos, o con un sello local en Galicia [Xingra]. Algunos de ellos, no
sólo son pequeños sino que además
son locales. El que más se
ha movido siempre ha sido el sello
catalán Fresh Sound, que a veces
ha apostado valientemente
por cosas por las que nadie apostaría
y le ha salido bien.

Comparando el momento actual
con el pasado, ¿ha habido
tiempos mejores?


No ha habido tiempos, antes no
había músicos de jazz en España,
quitando a Tete Montoliu y
Pedro Iturralde, de los que vivíamos.
De pronto en 1985 empieza
a salir toda una generación
de músicos y es cuando aparecen
Chano, Perico, Colina, Ramón
Cardo o Carlos Gonzálbez.

De pronto de la nada vemos aparecer
a un montón de gente. No
es que haya habido un pasado,
estamos viviendo el primer tiempo.
El pasado del jazz en España
se limita a orquestas que tocaban
foxtrot en los años ‘30 en las
boîtes de la Rambla de Barcelona,
que aporta poco porque es
anecdótico. En los años del franquismo
no se podía tocar jazz
porque estaba prohibido por lascivo.

No estamos viviendo un
buen momento, pero es el primer
momento, que está durando
desde el año 85, con lo cual
estamos en la primera generación
todavía, la segunda está formándose.
Este tiempo es el bueno
de momento y a ver si vienen
mejores porque esto promete.


El Estado de los
festivales y las
salas de conciertos


“Hay festivales asentados y son los
macrofestivales en este país, por ejemplo
en el de Donosti el jazz se ve diluido
cada vez más en otras músicas no
tan jazzistas o no jazzistas a secas y
para asistir a un buen concierto de
jazz igual te tienes antes que tragar
otras actuaciones que no te apetecen
en ese momento. El de Vitoria a menudo
también hace concesiones comerciales
que no todos aprobamos y en
cuanto al jazz que programa, tiene tendencia
a repetir los mismos artistas
con demasiada frecuencia. Las veces
que han venido a actuar Wynton Marsalis
o Pat Metheny ya no se cuentan.

El de Ezcaray, que ya lleva 14 años, es
uno que merece la pena, suele llevar a
gente de primerísimo nivel con un presupuesto
ridículo comparado con cualquier
de los anteriores. Con cuatro
duros consigue hacer encaje de bolillos
y además es gratuito, comenta Cifu.
“Respecto a las salas, lo de Madrid
es vergonzoso, un ejemplo de ello es
el cierre del club Bogui. No sé que
pasará, pero la preocupación es que
no hay sitios para tocar porque tenemos
unas autoridades y una Administración
a las que les gusta muy poco
el arte y la cultura, pero muy poco,
dudo mucho que sepan dónde está la
cultura o qué cultura hay que aplicar.
Estamos de pena”.

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comentarios

1

  • |
    La Verdad
    |
    16/03/2015 - 4:39pm
    Este tío jamas podrá sentarse junto a los verdaderos músicos de Jazz. Eso de que si no has estado en conservatorio no puedes ser un músico de Jazz, vaya falacia. Los músicos de Jazz de antes casi no tenían esa clase de "estudios" aunque cierto que no había tantos sitios asi, pero mirales, no lo necesitaron. Se curtieron en la calle, se curtieron aprendiendo por intuición, dándole horas al mundo del Jazz, no horas a una escuela de conservatorio.
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