Editorial: TusQuets
Precio: 12 €
128 páginas, 2007

Riechmann sigue con
su indagación poética
y su enunciación
crítica, pero en esta ocasión
logra fusionarlas con verdadero
acierto. Los poemas,
que muchas veces son puros
apuntes filosóficos en
prosa ("no hay tiempo para
los SOS, por eso escribimos
poemas en prosa"), caminan
alentados por esa voluntad
reflexiva, meditativa,
sencilla, pero siempre
con un horizonte rebelde y
anticapitalista, aunque positivo
y constructor, muy firme
delante de sí. Así, la denuncia
se torna más radical,
pues no se centra en situaciones
concretas, sino que
ataca valores, actitudes y
principios generales.

Esto es posible mediante
la palabra poética, “la poesía,
motor de vida”. Riechmann
consigue aunar dos
corrientes tradicionalmente
antagonistas: apuesta por
la poesía como búsqueda
de conocimiento mediante
un talante crítico. Lo hace
con un tono cálido, hondo,
abierto (“en poesía, uno
más uno es infinito”), pero
huyendo de la reflexión
aséptica (“es un tiempo de
luchas que es mi tiempo”).

Su actitud, vital y poética,
es “Resistir. Existir. Resistir.
Revelar. Resistir” y consigue
transmitir, a través de
sugerentes imágenes y precisión
léxica esa enérgica
intención de bucear en lo
más humano al tiempo que
rechaza lo antihumano: “En
el universo del tardocapitalismo,
lo maquinal es el
principio de muerte”.