LA CAPACIDAD DE DISFRUTAR DE LA MONTAÑA
Retos distintos, retos iguales

Escalada, bicicleta todoterreno,
espeleología, ¿deportes de
riesgo? No, elementos
inclusivos para personas con
discapacidad intelectual.

29/05/08 · 0:00
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FOTO DE FAMILIA. El CMAV quiere coronar este verano el Toubkal, en Marruecos / Fotos: Montaña Asprona Valladolid (CMAV)

Desde sus inicios,
hace ya casi tres
años, el Club de
Montaña Asprona
Valladolid (CMAV) ha cumplido
diferentes retos, coronando
cimas como Horcados
Rojos (Picos de Europa) o
Moncayo (Sistema Ibérico).
Pero, lejos de las alturas, ha
conseguido acercarse a su
objetivo: ser un elemento inclusivo
para personas con
discapacidad intelectual,
quienes tienen así la oportunidad
de compartir su tiempo
libre con otras personas.
Tras muchos años en los
que se han producido importantes
avances en la atención
a las personas con discapacidad
a nivel asistencial, sanitario,
educativo y de ocio, su
integración real está cada vez
más próxima. Pero aún queda
un largo camino por recorrer.

Hoy en día las personas
con discapacidad son respetadas,
pero aparecen como
un colectivo diferente.
La discapacidad es algo
que nos puede afectar en
nuestra vida. La pérdida de
alguna de las capacidades
que nos permite llevar una vida
autónoma puede darse
por un accidente de tráfico,
una enfermedad degenerativa…
“Ya es hora de que veamos
a las personas con discapacidad
como personas
con un gran número de capacidades”,
dice Irene González,
integrante del CMAV.
“Cuando salgo al monte con
el club, a los cinco minutos
no sé diferenciar quién tiene
discapacidad y quién no.
Además, creo que todos volvemos
más humanos”, explica
Higinio Arribas, Quico,
miembro también del club y
profesor de la Universidad de
Valladolid.

El CMAV pretende ser un
punto de encuentro sin diferencias
entre personas que
aman la naturaleza y actividades
como el montañismo,
la espeleología, la escalada...
Y es que han andado mucho
desde la ascensión al Urbión
(Soria) en 2005.

Nuevos retos por lograr

El club pucelano no se conforma
con lo ya conseguido.
A comienzos de este año se
ha dado de alta en la Federación
Española de Montaña,
siendo el primer club
donde más de la mitad de sus
socios tienen algún tipo de
discapacidad intelectual. Y
el sueño continúa. A finales
de este verano quieren coronar
el Toubkal (Marruecos),
de más de 4.000 metros, la
cima más alta del Atlas.
“Además de permanecer todos
juntos varios días lejos
de su rutina habitual”, reconoce
Pablo Sánchez, miembro
del CMAV. Aunque de
momento su mayor problema
sea la falta de financiación
económica que haga posible
esta nueva aventura.

“El CMAV es un servicio
más de ASPRONA, asociación
que trabaja en diferentes
ámbitos con personas
con discapacidad. Dentro
del club buscamos la máxima
participación de los socios
para que tengan la
oportunidad de elegir las actividades
y tomen decisiones
sobre aspectos relacionados
con la gestión del club”, comenta
David Fernández, coordinador
del CMAV y técnico
del servicio de ocio de
ASPRONA-Valladolid.
Conseguir que todos los socios
pasen a tomar un papel
más activo en la preparación
de las actividades parece estar
cada vez más cerca, otro
de los objetivos del club. Así,
Jesús Zurro, integrante del
CMAV, propondrá que se
realicen actividades de escalada:
“Al principio parece difícil,
pero luego subes rápido.

Aunque a algunos les da
miedo”, explica. José Conde
y Ricardo González querrán
que las cumbres cada vez sean
más difíciles, ante lo que
protestará Rocío Prieto:
“Cuando estoy haciendo alguna
actividad creo que me
voy a morir, pero en casa me
doy cuenta que no ha sido
para tanto y estoy deseando
volver a salir”. Otros, como
Felipe Gatón, se quedan con
los avances que ha provocado
el CMAV en su día a día:
“He conocido sitios nuevos,
mejorado en agilidad, además
de aprender cosas como
la escalada y la espeleología”.
Actividades más atractivas
y destinadas cada vez a un
público mayor, con este nuevo
objetivo pretende encarar
el próximo curso el CMAV.

“Ahora las personas que participan
son muy autónomas,
el año que viene en cada salida
realizaremos dos actividades,
para que personas
con menos autonomía puedan
iniciarse y realizar después,
si lo desean, actividades
más complejas”, explica
Fernández. De esta manera,
el CMAV pretende crecer en
número de participantes y
así conseguir, en sus posibilidades,
normalizar el ocio
de las personas con discapacidad.
“Pertenecer a un colectivo
como el de los montañeros
le da seriedad e identidad
al grupo. Además, el estar
asegurado por la Federación
nos da bastante
tranquilidad. Todo un paso
más hacia la integración”,
concluye Fernández.

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