“Quedamos bien en muchos sitios”

Bradien pueden presumir de hacer una música única, instrumental e inclasificable.
Afincados en Barcelona, charlamos con su cabeza más visible, Matías Rossi, para que nos adentre en su universo.

10/09/10 · 15:40
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Texto foto: Escena cotidiana en el bar Montse en la calle Arc de Sant Agustí.

Un despegue sin prisas ha dado
como resultado la edición
de tres trabajos, a cual de mayor
duración, en cinco años y
les ha llevado este año a festivales
como el Sónar (en breve
estarán en su edición de
Chicago), el Rojo Nova brasileño,
el Pop Arb o el Here I Stay
de Cerdeña. Su propuesta sonora
les aleja de cualquier etiqueta
y les mantiene a medio
camino de la electrónica a pequeña
escala y de la sutilidad
del pop instrumental.

¿Cuál es la historia de Bradien
hasta la actualidad?

La palabra más importante de
nuestra historia sería “casualidad”.
Yo empecé a ayudar a un
chico con su proyecto musical
a tocar la batería, él tenía un estudio,
yo tenía unas canciones
a las que no sabía dar salida y
empecé a grabar. Me sugirió
sacarlas con su pequeño sello,
y un colega que lo escuchó me
ofreció dar un concierto, monté
el grupo para llevarlas al directo,
de ahí surgió otro concierto
y las cosas se fueron encadenando.
Así en un ataque
de entusiasmo les escribí un
mail a Yo la Tengo, y al venir a
Barcelona nos invitaron a tocar
de teloneros. El grupo se terminó
de montar en ese momento.
Desde entonces va pasando
gente por el grupo hasta
ahora que somos tres fijos más
un Video Jockey.

Vuestro último trabajo (Linden)
es vuestra gran carta de
presentación, ¿Cómo llegáis a
él?

También es casualidad, pero es
verdad. Un miembro del grupo
estaba escuchando nuestra
música en el trabajo, apareció
un tipo que le pregunto por lo
que escuchaba, y resultó ser
Simon Walbrook, el productor
del Return of Dr. Octagon de
Kool Keith, que se interesó por
ello. Nos terminamos haciendo
amigos y según fuimos conociéndolo
empezamos a creer
en que las canciones podían tener
salida, el proceso fue muy
artesanal y duró un año, hasta
que el disco sonaba como quería.
No había prisa porque saliera,
y eso creo que es bueno
porque te limita menos. Hay
veces que la urgencia es interesante,
pero no era nuestro caso.

¿Cómo habéis visto la aceptación
de vuestra música?

Hay mucha gente a la que le
gusta y lo que hemos recibido
a través del disco ha sido muy
bueno. En la sociedad en la que
vivimos hay mucha gente más
preocupada por dónde está que
por lo que está haciendo. Para
mí lo más importante es lo que
se está haciendo, no dónde se
está con respecto a lo que se está
hace.

¿Cómo es Bradien sobre un
escenario?

El directo cambia continuamente.
Casi siempre actuamos
más de los tres que formamos
el grupo. La parte visual es muy
importante, nos lo curramos
casi como si fuera la letra de la
canción, buscamos algo que
tenga una sincronía grande,
como los conciertos que estamos
haciendo junto con un poeta
que se llama Eduard
Escoffet. En Bradien por un lado
la música está cerrada, pero
por otro, hay huecos para completar,
cuando tocamos nosotros
por ejemplo con las imágenes
o con los otros músicos.
Lo que hacemos es sumar y
completar el discurso de otra
manera.

La inclusión del Video Jockey
os da un punto muy visual...

Hay una educación bastante
alejada de la música instrumental,
creo que tiene que ver
con la educación y con la expresión
humana. La música
instrumental está totalmente
relegada, así que siempre se
necesita algo más. Nosotros
usamos las imágenes porque
como dijo alguien, yo hago mejor
las cosas si no me están
prestando atención exclusivamente
a mí.

¿Dónde crees que está el límite
en lo que a público se refiere?

Somos conscientes de la
música que hacemos, y lo bueno
y lo malo es lo mismo. Al no
tener un mercado definido lo
malo es que no tienes un horizonte
para dar un salto, pero lo
bueno es que quedamos bien
en muchos sitios. Somos muy
pop para lo electrónico y muy
electrónicos para lo pop.
Cuando tocamos con Eduard
Escoffet vamos a festivales de
poesía y por otro lado vamos a
festivales electrónicos. No tenemos
un grupo parecido al
que mirar y ver cuáles son los
pasos a seguir, lo que es algo
bueno. Una vez nos dijeron que
el no parecernos a nadie es un
milagro que debemos cuidar,
porque es algo muy difícil. No
veo un límite para nosotros, no
nos veo en ningún sitio en particular,
pero no veo que desencajemos
mucho en casi ningún
sitio. Donde menos a gusto nos
hemos podido sentir es donde
se valora más la forma y la imagen
que lo que se está haciendo,
pero no nos verás mucho
en esas situaciones.

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Texto foto: Escena cotidiana en el bar Montse en la calle Arc de Sant Agustí.
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