El precipicio del Estudiantes

El año se presentaba como una vuelta a los
orígenes del Estudiantes. Pero el equipo plantea
dudas que hacen peligrar su propia existencia.

19/03/12 · 9:05
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Pepu Hernández, ex entrenador del Estudiantes / FOTO: Fran Panadero

De mutuo acuerdo, Pepu
Hernández y el Club Estudiantes
decidieron hace unos días romper
su vinculación. El técnico,
un icono del equipo del Ramiro
de Maeztu, no había logrado
cumplir las expectativas que muchos
auguraban y los resultados
del equipo eran decepcionantes,
penúltimos en la clasificación,
con un balance de seis victorias
y 16 derrotas
.

La llegada de Pepu, junto al regreso
de otros jugadores salidos
de la cantera del Estudiantes, como
Carlos Jiménez y Rodrigo de
la Fuente
, hacía pensar que el
equipo de baloncesto madrileño
viviría una nueva etapa de recuperación
de su añorada personalidad:
combinación de jugadores
veteranos, un par de jugadores
extranjeros efectivos y oportunidades
para su siempre prolífica
cantera
. Pero lejos de recuperar
el estilo y las formas deseadas, el
equipo se disolvió en un mar de
dudas e imprecisiones que parecía
tener desorientados a los jugadores,
y las incorporaciones
foráneas, más que aportar, resultaron
ser un auténtico fraude.

Pepu se encontró un Estudiantes muy
diferente al que había
dejado seis años antes
, cuando
tras una brillante etapa en el
banquillo había cogido las riendas
de la Selección Española de
Baloncesto que logró un
Mundial en Japón en 2006
y la
plata en el Eurobasket celebrado
en nuestro país en 2007.

Lo comentaba a sus más cercanos,
le resultaba difícil reconocer
al club donde se había
formado como jugador y en el
que había entrenado durante
20 años. Estudiantes, como
otros clubes de cantera, vive en
la incertidumbre de acoplarse
a un baloncesto profesional
donde es difícil sobrevivir con
los propios réditos de su proceso
de formación. Globalizado
el mercado, los equipos se nutren
de jugadores de fuera y la
economía prima sobre el tiempo,
algo con lo que es muy difícil
competir si los presupuestos,
como es el caso, son raquíticos.
Pero es que además el
Club Estudiantes está involucrado
en un proceso de descentralización
de su antiguo núcleo,
el Ramiro de Maeztu y el
Magariños, y este año ha tenido
que entrenarse en precarias
condiciones en Coslada y atender
a compromisos de marketing
cada vez más externos
que
tenían desorientados a los propios
jugadores en lo referido al
club al que representaban. Sin
ver a los cerca de mil chicos y
chicas que se entrenan en las
instalaciones del Ramiro es difícil
saber dónde ha llegado
uno y para quiénes se juega. Si
Pepu sabía manejarse en algún
contexto era precisamente en
el de sentirse en una casa que
reconocería con los ojos cerrados,
pero que actualmente no
tiene nada que ver con aquella
en la que él estaba.

Un nuevo entrenador

Estudiantes vivió una situación
parecida hace tres años, cuando
se encontró al borde del
abismo que suponía el descenso,
pero ha recaído con mayor
gravedad que entonces. En
buena medida porque la desilusión
ha sido enorme. Pero
el problema de un club de cantera
como Estudiantes, que se
ha mantenido en la élite junto
a Joventut y Real Madrid desde
la creación de la liga profesional
de baloncesto, es que la
posibilidad de que el primer
equipo baje a la liga LEB (algo
así como la segunda división
del baloncesto) podría suponer
la desaparición de toda la
estructura
. Los patrocinadores,
los ingresos de televisión y
la proyección de la marca sobre
otras actividades económicas
son los que sustentan económicamente
un proyecto de
cantera tan amplio como el
que representa Estudiantes.

Para intentar evitarlo se ha
traído a un entrenador de fuera
con experiencia en este tipo de
causas, Trifón Poch. El técnico
ha vivido situaciones parecidas
en anteriores plazas –Girona,
Alicante o Granada– y representa
un elemento externo al
que es posible encomendarse
cuando hay dudas razonables
sobre la capacidad de gestión
de esta crisis por parte de los
que administran –más allá del
banquillo– los asuntos del club.
Por lo pronto, Poch en su presentación
hizo una declaración
que es toda una proclama de
intenciones: “He estado muchas
veces con el traje de bombero
puesto y haciendo un trabajo
en las partes finales de
temporada. La situación no es
tan especial. Hay jornadas suficientes,
queda poco más de
un tercio de la Liga y hay tiempo
de sobra para sumar las victorias
necesarias y salir de la
situación.
Tenemos que ser positivos
y estar convencidos de
nuestras capacidades”. Motivos
suficientes para que muchos
se agarren a la esperanza
de una salvación imprescindible
cuando se vive al borde del
precipicio.

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Tags relacionados: Número 170 Deportes
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Pepu Hernández, ex entrenador del Estudiantes / FOTO: Fran Panadero
Pepu Hernández, ex entrenador del Estudiantes / FOTO: Fran Panadero
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