Performance y vida de una anarquista

En noviembre, el festival Acción!MAD ha juntado por séptimo año consecutivo a distintas generaciones de artistas, con especial atención al trabajo de las mujeres. Entre ellas, la maestra feminista Esther Ferrer.

04/12/09 · 0:00
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LAURA CORCUERA / Haga una prueba. Elija uno de 
estos temas: el espacio como
materia prima, el tiempo (aunque 
sea lo mismo que el espacio, 
la otra cara de la moneda), la 
presencia, el sonido o la piel. 
Conceptualice y busque una 
idea honesta e inteligente para 
presentarla de forma visual y sonora. 
Una vez elegida la MEjor 
idea, llévela a la práctica en 
aquel lugar donde usted sienta 
que es más oportuno, o no.

Utilice los objetos que necesite, además de su cuerpo (si lo necesita,  claro). Quite toda floritura, concéntrese en la idea, en lo que quiere decir, porque usted quiere decir algo, ¿no? ¿Por qué quiere decir eso y lo hace así? Éste es el trabajo que Esther Ferrer realiza en cursos como el que ha impartido durante el Acción!Mad, donde también ha presentado su acción "El arte de la performance. Teoría y práctica".
 
“Esto es un arte que no se enseña, si no que se practiCA”. La artista insiste en una cosa: “Que haya tantas teorías como ‘performers’. Que tras una acción la gente se pregunte: Pero, ¿esto qué es?”. Ustedes forman parte de la norma, nadie sabe lo que es la performance.

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En la obra de Esther Ferrer (en la imagen) hay tres elementos siempre presentes: el tiempo, el espacio y la presencia. DAVID FERNÁNDEZ

Esther Ferrer (San Sebastián,
1937) es una de las madres de la performance 
en el Estado español. Su 
trabajo performático (y performativo) 
comenzó con el grupo
ZAJ, formado por Juan Hidalgo 
y Ramón Barce en 1964, grupo 
cuyas formas artísticas estaban 
directamente influenciadas por 
el músico experimental John Cage, y por la propuesta dadaísta 
y el pensamiento de Marcel 
Duchamp. El grupo ZAJ, con 
Esther Ferrer y Walter Marchetti, 
entre otros artistas, presentó 
sus acciones por todo el mundo 
hasta 1996, fecha en que se disuelve. 
La actividad de Ferrer ha 
sido incesante también de forma 
individual. A principios de los
‘60 la artista creó con el pintor 
José Antonio Sistiaga el primer 
Taller de Libre Expresión musical 
a partir de la pedaGOgía de 
Freinet. Después, en la misma 
España fascista, crearía una escuela 
experimental en Elorrio 
(Vizcaya) que el poder franquista 
boicoteó. Desde los ‘70, con 
París como campamento base, 
sus instalaciones plásticas, montajes 
fotográficos, cuadros de
números primos y performances
son reconocidos en todo el
mundo. Participa en los festivales
internacionales de arte, como
la biENal de Venecia, y en 
2008 recibe el Premio nacional 
de Artes Plásticas. 

He intercalado esta breve reseña 
biográfica al uso para quienes 
no hayan oído ni visto nada 
de esta artista y maestra. 
Hay tres elementos presentes en 
toda su obra: el tiempo, EL espacio 
y la presencia. Esther Ferrer 
vive en su tiempo imaginario y 
se preocupa por que la gente se 
dé cuenta del tiempo. Que 
PErcibamos tiempos mezclados 
por capas: los tiempos psicológicos 
de la performer y de la audiencia, 
el tiempo interior de la 
acción, y el tiempo cronológico 
convencional que se impone 
“como una obligación”.

Variaciones y declinaciones

En el mundo del arte hay muchas 
obras hechas "sous contrainte", 
dice la artista, bajo una 
norma que una misma se puede 
autoimponer, pero el accidente 
llega en la performance. “Es la 
obra más abierta que existe, es 
como la paella, se puede meter 
todo lo que quieras, que seguirá 
siendo una paella. Por lo tanto 
se puede integrar perfectamente 
el accidente en la performance. 
A veces las performances cambian 
incluso de sentido”, explica. 
Obra abierta por excelencia, 
integradora de todas las formas 
de expresión, la manera de “declinar” 
los elementos en la performance 
es diferente a las variaciones 
de una misma cosa que 
se pueden hacer en la fotografía, 
la danza o el teatro. 
Esther Ferrer habla con las 
calles, presenta flujos de percepciones 
que tienen ligeras variaciones 
y mantienen una coherencia 
matemática. En su experimentación 
artística se pregunta 
si las palabras vehiculan más 
por su contenido o por el mero hecho de decirlas. Ella escribe y 
dibuja sus performances, y se 
percibe el rigor con el que trabaja 
para presentar –desde el humor 
y el absurdo– acciones que 
cuestionan el status quo de las 
estructuras sociales, políticas, 
económicas y culturales. 
La interactividad está de moda 
en la performance, dicen. 
Como el sadomasoquismo, como 
los muestraRIOs de apps y catálogos 
de ikea. Alguien en alguna 
universidad hará una interpretación. 
Ferrer dice que no 
puede ser que la gente esté haciendo 
hoy las performances 
que se hacían hace 42 años. "Ha pasado medio siglo 
y el mundo ha cambiado”.

La performance (o Arte de Acción) no formó un movimiento artístico propio, sino que fluyó entre los movimientos de artes visuales y escénicas de mediados del siglo XX. Ferrer no la reconoce como un género, sino como una práctica artística independiente. No se trabaja desde la teatralidad, ni desde la ficción, ni siquiera el público es condición sine qua non. “El arte de la performance es el más democrático. Todo el mundo puede hacerla. No se necesita una técnica, ni haber pasado por la escuela de Bellas Artes, ni ser especialista en nada. Sólo tener ganas de hacerlo”, cuenta. “El arte de la performance es anarquista”.

Pues sí, como la anarquía: ni dios, ni dueño, ni nación. Como dice Ferrer, “la performance es la vida y si no es la vida no es nada”. Está por ver cómo evoluciona este arte en el mundo avanzado de la realidad virtual, del 2.0., de las nanotecnologías, de la ingeniería genética, del biopoder y de la crisis del capitalismo.

Pero algo debe quedar claro antes de terminar: la acción no puede DIStribuirse por redes sociales ni por internet. CoMO el teatro, sólo puede
transmitirse en directo, en un aquí y un ahora. Lo demás serán huellas y documentos que deja la acción.... Para terminar con el enigma, les digo que en este texto hay una performance. Búsquenla.

LCGG ¿Por qué me interesa el Arte de Acción?

NIEVES CORREA (Codirectora de Acción!MAD: accionmad.org)

Como artista me siento cómoda en ese medio de expresión multidimensional en el que el tiempo, el espacio y el cuerpo configuran una obra, siempre diferente, por más que se repita su partitura.

Como organizadora de un festival me interesa su polimorfa anatomía; el siempre sorprendente trabajo de mis colegas, cómo utilizan los recursos formales, y los intereses vitales que cada performance revela.

El Arte de Acción es una disciplina híbrida, sin reglas definidas, con bordes difusos en los que se mezclan los géneros y los elementos de la vida cotidiana, de la cultura popular en el más amplio sentido de la palabra. No hay definición posible o quizás 'la indefinición' sea su característica más importante, porque 'nada humano le es ajeno' e incorpora a su lenguaje cualquier recurso.

En sus orígenes, a principios del siglo XX, se apropió del ruido y del absurdo. Su nacimiento está íntimamente ligado al horror y la barbarie de la Primera Guerra Mundial. En los años '60, en los que se establece como disciplina autónoma, incorporó a su lenguaje la incipiente tecnología de la comunicación e hizo suyas todas las convulsiones que sacudieron el pensamiento occidental.

Hoy el Arte de Acción sigue vivo, tan vivo como nosotros, y su influencia en el resto de los géneros -la música, la danza, el teatro, las artes visuales, incluso la literatura y el cine- está siendo cada vez más importante, precisamente por su carácter integrador.

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En la obra de Esther Ferrer (en la imagen) hay tres elementos siempre presentes: el tiempo, el espacio y la presencia. DAVID FERNÁNDEZ
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