Después del IX Festival Escena Contemporánea,
recién galardonado con el Premio Max a las
nuevas tendencias, reflexionamos sobre la
potencia de los procesos creativos que atraviesan
el cuerpo desde la danza.
- ANATOMÍA POÉTICA. La trilogía de Elena Córdoba (ambas imágenes)
explora desde el movimiento el universo que hay de la piel hacia dentro.
Pensar (en) la danza.
Elaborar y
enriquecer un
pensamiento-investigación
en y de la danza.
Profundizar en su creación
y recepción (disfrute)
como un complejo de artes
del cuerpo, y por tanto,
desprender las etiquetas y
jergas acomodaticias que
eluden o simplifican este
mismo pensar o lo reducen
a enunciados de estilo. Dar
prioridad y tiempo a los
procesos artísticos, como
investigación-pensamiento
en (de) danza, por encima
de los plazos y los resultados
mercantiles de “producción”.
Estas fueron algunas
de las reflexiones de
un coloquio que celebró el
9º Festival Escena Contemporánea.
En el mismo
se reunió a la bailarina Zeinep
Günsur, la filósofa
Bojana Kunst y la investigadora
Christine Greiner,
tres experiencias diferentes
de relación de la danza
y el pensamiento: en Turquía
(la lucha constante
del cuerpo danzante y las
doctrinas religiosas y los
regímenes militares), Eslovenia
(la iniciativa independiente
en paralelo a las
instituciones), Brasil (la
eclosión de la danza contemporánea
y su investigación
como “arte del cuerpo”,
desde mediados de los
‘80, después de una dictadura
militar).
En coherencia con estos
parámetros, el acontecimiento
artístico del Festival
ha sido el dar a la
contemplación pública el
rico y emocionante tríptico
Anatomía poética, de la
pionera madrileña Elena
Córdoba, que exige una
muestra más prolongada.
Es una estancia artística y
científica que regala al espectador
la observación
del nacimiento y fulgor del
movimiento, poniendo en
primer plano la mirada y
el llanto, el abandono y el
hálito en la respiración, el
complejo cinético de hombros,
brazos y manos.
Contemplado en su conjunto,
paso a paso, el tríptico
reúne como un gran
caleidoscopio los mínimos
y expresivos gestos, acciones
y acrobacias de las
bailarinas, junto a imágenes
en vídeo y fotografía
de la anatomía clásica, de
los torsos y rostros de las
artistas y algunos compañeros
de su proceso, en
una leve, arrobadora y
contenida atmósfera hecha
de silencios, luces y
Bach. Una buena señal de
futuro: la tercera pieza del
tríptico, Todo lo que se
mueve está vivo, se ha creado
con apoyo del Proyecto
ETC, de Cuarta Pared,
local también de su breve
exhibición.
En esta línea de pensamiento
y danza, el festival
reunió también dos ricos
trabajos híbridos de experiencias
de memoria histórica
y mestizaje, Doo, del
portugués Miguel Pereira
y el mozambiqueño Bernardo
Fernando, y Loin,
del francés de origen argelino
Rachid Ouramdane
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