Saltos, escaladas y movimientos espectaculares que hacen
del recorrido de una ciudad una disciplina creativa y
deportiva. Con el cuerpo y el entorno urbano como únicas
herramientas, el ‘parkour’ se ha convertido en una
alternativa no sólo de ocio, sino de uso del espacio.
- TALLERES DE PARKOUR.
Asociaciones como la francesa
Yamakasi enseñan a los jóvenes / Markbarkawayv / flickr.com
El parkour, también
llamado ‘arte del
desplazamiento’,
es una disciplina
que consiste en desplazarse
por el medio urbano superando
los obstáculos que se
presenten en tu recorrido
(vallas, muros, vacío...) de la
forma más fluida y eficiente
posible, y con las únicas posibilidades
del cuerpo humano.
Un deporte desarrollado
a partir de una cualidad humana
que nos acompaña
desde la prehistoria, la capacidad
de adaptar y desarrollar
nuestros movimientos
acorde a las necesidades: subir
árboles, correr, huir de
un peligro... Esta disciplina
requiere de una gran preparación
física para realizar los
distintos movimientos (saltos,
pasavallas, escalada,
etc.), pero principalmente
son necesarias cualidades
mentales como la capacidad
de concentración, el autoconocimiento
o la de superar
los propios miedos.
Los orígenes del parkour
se ubican en el seno del ejército
francés durante la guerra
de independencia de
Vietnam, a partir de una disciplina
desarrollada para
evitar obstáculos en la selva.
A principios de los ‘90, en
Lisses, barriada de la periferia
parisina, el nieto de uno
de aquellos soldados y sus
amigos aplicaron las enseñanzas
del método al medio
urbano. Comenzó así una
actividad que se extendería
por todo el mundo.
La práctica de este deporte,
así como de otros muchos,
convive con una filosofía
que muchas veces se convierte
en un estilo de vida.
Sus practicantes lo perciben
como un arte, una forma de
expresión, una filosofía de la
autosuperación, una actitud
a contracorriente o un simple
deporte. Otra cuestión
que debemos tener en cuenta
es la ética que debe de
acompañar a todo buen traceur,
o trazador, como se denomina
a quien practica este
deporte. Sus principios son
nunca molestar a la gente o
al entorno, nunca poner en
peligro su propia vida, y nunca
competir contra otras personas.
Saltos espectaculares desde
una azotea a otra, escalada
de edificios, piruetas en
muros, carreras por superficies
inverosímiles... Un desafío
constante a las leyes de
la gravedad. Con mucha
probabilidad quizás sea éste
el deporte más económico
que existe: ropa cómoda,
unas buenas zapatillas y toda
la ciudad para jugar.
Resulta muy significativo
que fuese
en un suburbio,
en una banlieu,
donde surgió el parkour
como una alternativa no sólo
de ocio o juego sino al
propio uso del espacio. Un
paseo por la calle se convierte
en la posibilidad de inventar
nuevos recorridos y
retos, dando la vuelta a las
carencias urbanísticas al utilizar
el espacio público como
equipamiento deportivo.
Yamakasi es el grupo más
famoso de parkour, y el que
más ampliamente ha difundido
su práctica, debido a su
participación en la película
de Luc Besson Yamakasi.
Los samurais del siglo XXI.
Además, con el paso de los
años Yamakasi se ha constituido
en una asociación, que
entre otras actividades se ha
dedicado a crear una federación
de parkour y a promoverlo
activamente entrenando
a jóvenes de los barrios.
La dimensión pedagógica
que transmiten mediante la
enseñanza de este deporte ha
sido muy bien acogida en las
barriadas (autosuperación y
autoestima, autodisciplina,
no competición...). Un hecho
tan reconocido que ha llevado
incluso a que Yamakasi
estén dando talleres y cursos
de parkour para gente joven
en las cárceles francesas.
La gente de Yamakasi, entre
risas, suele comentar que
representan a la banlieu en
positivo. Son un grupo multiétnico
que explicita la convivencia
en los barrios de
gente de culturas y procedencias
diversas, fomentan
el asociacionismo, el deporte,
hábitos de vida saludables
y tienen sensibilidad
con los conflictos sociales de
los barrios. Unos personajes
literalmente de película.
El parkour comienza a extenderse
lentamente por toda
la geografía europea, y es
sencillo acceder a sus acrobacias
y carreras gracias a
las nuevas tecnologías; se
ponen a nuestra disposición
desde Internet, páginas web,
foros, documentales y, cómo
no, en el conocido Youtube.
Esta disciplina es una
muestra más de la expresión
de subculturas marcadamente
urbanas, que emergen
desde las calles y plazas
de nuestras ciudades. Si se
populariza el parkour no estará
exento de polémica, de
una manera similar al graffiti
o el skate. Usos diferenciados
de la ciudad, concepciones
diferentes del ocio e
incluso del deporte... que
parecen haber llegado para
quedarse. Saludemos y aprendamos
de todo lo bueno
que tiene que enseñarnos
la llegada del ‘arte del desplazamiento’.
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