Con esta nueva colección
de canciones,
tan luminosas
como un día de playa,
los de Loja vuelven a hacer
gala de esa habilidad para
componer extraordinarias gemas
pop en castellano que les
ha asegurado un lugar privilegiado
dentro del panorama
musical español. Por otra parte,
pese a no ser éste un álbum
que pretenda romper de manera
radical con sus dos trabajos
anteriores, sí se percibe
una cierta evolución con respecto
a Viaje de estudios
(2004) y Hostal Pimodan
(2005-06). Cronolánea, palabro
que fusiona cronología y
miscelánea, es una especie de
hibridación adulta entre la
premura postadolescente de
su debut, de sonido más planetero
y producción más urgente,
y el carácter más reflexivo
que emanaba de su magnífico
segundo disco, con el
que lograron quitarse el sambenito
de ‘nuevos Planetas’
gracias a unos temas mucho
más pulidos y condimentados
en el estudio.

Pese a tomar su nombre de
una de las canciones de
NOFX, uno de los grandes
tótems del punk yanqui, la
esencia del sonido de Lori
Meyers es eminentemente
pop. No hay más que dejarse
llevar por la concisa perfección
de sus imaginativas melodías,
dotadas de esa aparente
sencillez
tan difícil de conseguir,
y por la sabia combinación
de las distintas armonías
vocales que suelen practicar
en sus canciones, para
darse cuenta de que lo que
hacen Lori Meyers es POP
con mayúsculas.

A pesar de su insultante juventud,
la banda siempre ha
tenido las ideas claras y ha
sabido elegir a los productores,
hasta el momento siempre
internacionales, que mejor
se adaptaran a las exigencias
del sonido que buscaban
en ese momento. Es innegable
que la labor de Ken
Comer, baterista de Uncle
Tupelo y Wilco, que toma el
relevo de Thom
Monahan, ha sabido dar
unidad sonora a los diferentes
cortes de un disco
donde podemos percibir
ecos country que remiten a
la actual banda comandada
por Jeff Tweedy. Sin duda,
esta revitalización de la propuesta
sónica del grupo se ha
debido a la incorporación de
dos nuevos integrantes y al
debut como voz solista del
guitarrista Alejandro, que
canta tres temas (El secreto
mejor guardado, Saudade y
Un mundo por delante) aportando
así una mayor pluralidad
vocal al disco sin restar
cohesión al conjunto.
En definitiva, Cronolánea
es un disco que nos permite
gozar de una banda que fagocita
infinitos referentes musicales
(Beatles, Beach Boys,
Juan y Junior, Teenage Fanclub,
Dinosaur Jr. y The
Flying Burrito Brothers, entre
otros) para convertirlos en algo
nuevo y personal. La influencia
de Los Brincos y, sobre
todo, de Los Ángeles parece
ineludible al hablar de
Lori Meyers. Sin embargo,
creo que ninguna de estas dos
bandas ha compuesto canciones
tan buenas como las de
Lori Meyers, el único grupo
del país capaz de hacer un paparapapapa
(óigase el excelente
single Luces de neón)
sin hacer el ridículo.