V Muestra marrana
Otro porno es necesario

Coorganizadora de la Muestra Marrana, esta artista del pornoterrirsmo escribe para DIAGONAL una crónica y valoración del encuentro internacional de arte y postpornografía realizado a finales de noviembre en Barcelona.

13/12/12 · 15:54
Encuentro con Annie Sprinkle en la muestra marrana de 2011 / SIMONA PAMPALONA (simonapamp.com)

Durante tres fríos días de preinvierno el centro de producción artística Hangar (Barcelona) volvió a calentarse con gemidos y feminismo. Sí, esa es una forma de describir lo que supone la postpornografía, una forma de entender la sexualidad como herramienta de construcción de identidades libres, como arma liberadora del sistema heteropatriarcal aburrido y opresor, y como forma de creación de nuevos imaginarios.

La Muestra Marrana tuvo lugar por quinto año consecutivo, superando una vez más las expectativas de quienes la organizamos, compañeras como Lucía Egaña, Claudia Ossandón y Patricia Heras (fallecida en 2011). Estos años de trabajo tienen la intención de dejar claro que no solo “otro porno es posible”, sino que además es necesario.

En un lugar como Catalunya, donde las instituciones culturales se encuentran al servicio del poder y de la corrupción y donde encontrar contenidos políticos dentro del arte y la cultura es una partida perdida de antemano (sobre todo si el feminismo está involucrado en ellos), se hace el único evento de esta temática que reivindica la autogestión de proyectos, cuerpos e intereses como herramienta básica para un posible desarrollo. Porque si no tejemos redes que hagan posible ese “hacer independiente” estaremos abocadas al fracaso, a la tristeza y a la falta de libertad y autoconocimiento.

Producciones 'Hazlo Tú Misma'

Por esto mismo la relevancia de las producciones DIY (Do It Yourself / Hazlo Tú Misma) es una de las piezas clave de la muestra, que en esta edición presentó una selección de vídeos llegados a través de la convocatoria desde múltiples lugares del mundo, especialmente desde Latinoamérica.

Las personas que organizamos el evento tratamos de tocar áreas relativas a la sexualidad que son tabú, pecado, “patológicas”, o que directamente están ignoradas y silenciadas socialmente. En esta edición, por ejemplo, tocamos los sorprendentes mundos de la sexualidad de los bonobos, de las personas ancianas, de las obesas y de las transexuales FtM, así como la representación de la figura de la monja y la religión católica dentro de la pornografía.

El director Michele Capozzi presentó su documental Pornology New York (2005), sobre el movimiento pornográfico underground del Nueva York de los '60 y '70, y suscitó un intenso y polémico debate entre la audiencia.

Por anteriores ediciones han pasado otras figuras relevantes para el movimiento postporno: desde su iniciadora en los '90, Annie Sprinkle, que alumbró la muestra de 2011, pasando por Bruce Labruce, Barbara Degenevieve, Richard Kern, Virginie Despentes, Krista Beinstein, hasta las producciones autóctonas de María Llopis, PostOp, La Quimera Rosa y VideoArmsIdea.

Haciendo un esfuerzo tecnológico y precario por traspasar los muros de Hangar, el colectivo Minipimer.tv volvió a retransmitir por streaming los tres días de proyecciones, charlas y ponencias. Esto permitió que muchas de las personas que enviaron sus trabajos estuvieran virtualmente presentes. A través de internet también hicimos vídeo-conferencias con Del Lagrace Volcano, James Darling y Constanzx Álvarez.

La importancia de la postpornografía

La V Muestra Marrana pone de relieve la importancia de la postpornografía y de eventos que le den un lugar dentro de la lucha feminista. Incluso podríamos decir que es parte de la acción directa del feminismo, pues no es un evento de tres días que luego pasa al olvido, sino un artefacto que incita a la producción de materiales que muestran sin tapujos estereotipados los cuerpos abyectos de la estética contemporánea, así como sus prácticas disidentes y contrasexuales.

Este encuentro deja también al descubierto cuán peligrosa puede ser la ignorancia de alternativas a la heterosexualidad y al binarismo de género impuestos. Y algo muy importante: demuestra la eficacia de esa disidencia sexual y de género para luchar contra la normatividad.

Ninguna revolución social o cultural puede darse si, en lugar de lanzarnos a la lucha desde cuerpos y pensamientos liberados, lo hacemos desde las cárceles de nuestros propios prejuicios, limitaciones y vergüenzas.

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