FILMOTECA
Obsesión por una justicia

Se recupera en DVD ‘Max y los chatarreros’, un drama que explora los efectos posibles de la reacción conservadora al sesentayochismo.

13/06/12 · 2:17
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Aunque acabó siendo conocido por sus estudios de conflictos sentimentales, los primeros años de trayectoria profesional del guionista y director Claude Sautet (Nelly y el señor Arnaud) estuvieron muy vinculados a la ficción criminal. Su Max y los chatarreros (Avalon, 1971) tiene algo de bisagra, al tratarse de un drama con policía (y con conflicto romántico) más que de un filme policíaco. Rodado en plena resaca del 68, se estrenó en un momento de plenitud del cine negro francés, que incluía propuestas en ocasiones muy alejadas de los códigos del noir clásico. Los vientos comerciales soplaban en favor de propuestas más orientadas a la acción, y no tardaría en estallar la fascinación por el justicierismo. Quizá el substrato perdurable del realismo poético francés de preguerra (con un cierto cariz social), o la influencia de autores como José Giovanni (un antiguo condenado a muerte convertido en escritor y cineasta de éxito), dificultaron que los realizadores galos asumiesen acríticamente esa espectacularización de la violencia.

Giovanni filmaría poco tiempo después un alegato contra la pena capital como Dos hombres en la ciudad. Más ambigua que esta, Max y los chatarreros defiende un cierto realismo pausado, en las antípodas de la action movie pero también diferente al laconismo hiperestilizado de Melville.

La película parece imitar la personalidad esquiva y las maneras distantes de su perturbado protagonista

La narración se desarrolla con una cierta morosidad, entre diálogos prosaicos y tomas lejanas sin voces audibles que enfatizan el talante enigmático y voyeurístico del protagonista. En general, la película parece imitar la personalidad esquiva y las maneras distantes de ese inspector de policía que, frustrado por los fracasos de sus operaciones, teledirige a un pequeño grupo de pícaros suburbiales para asegurarse su detención in fraganti. Su procedimiento tiene algo de mefistofélico: fingiendo ser un pequeño banquero, manipula psicológicamente a una prostituta emparejada con uno de los miembros de la banda.Lily es el rostro más amable de estos buscavidas que, lejos de ser circunspectos gangsters de cotidianidad cruel, ríen, beben, juegan... y se sacuden su resignación para fantasear con un futuro de riqueza. Porque, a través de unos encuentros de creciente tensión sentimental, Max azuza la avaricia de la meretriz: “hay que ganar todo el dinero posible”, le dice, antes de inocularle la idea de atracar una pequeña sucursal. Incluso comenta jocosamente el robo al banco de un supuesto compañero de gremio, afirmando que “le da igual, está asegurado”. Y la fiebre del oro se transmite como un virus, impulsando a los chatarreros a armarse y organizarse ante la estupefacción del comisario de la banlieue, que aceptaba sus pequeños hurtos con un vago paternalismo.

Un cuento moral

Lejos de mitificar la figura del insider rebelde que rompe con unos protocolos presuntamente obsoletos, el realizador caracteriza a su antihéroe como un hombre perturbado. No queda claro si estamos ante una desviación del sentido de la justicia, ante un conflicto de clase (Max es un antiguo juez y terrateniente que escoge para su experimento a carne de cañón del extrarradio) o ante un simple caso de orgullo herido, porque la película retrata y sugiere mucha más dudas que certezas. Sin ensayar una condena estridente de las malas prácticas institucionales, con aparente tristeza, Sautet parece proponer un cuento moral sobre los efectos posibles de las políticas de mano dura: en Max y los chatarreros todos se lamentan, pierden, incluso mueren, por el empeño desconcertante del protagonista. El desenlace, quizá demasiado artificioso, aleja el resultado de la crítica sistémica para centrar el debate en las acciones de un individuo obsesionado y de su permisivo superior. Pero eso no desvirtúa una propuesta muy apreciable, nada maniquea en la definición de personajes, raramente humana.

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