Reincidentes ataca de nuevo. Con ‘El comercio del dolor’ hablan de quienes comercian políticamente
con el dolor de las víctimas y justifican cientos de miles de muertos en Afganistán o en Iraq por 3.000
muertos en Nueva York. Siempre han sido un grupo que ha sabido llamar a las cosas por su nombre.
Hay quienes les han acusado de ‘vendidos’, pero lo cierto es que siguen siendo los mismos de hace
casi 20 años. Charlamos con su batería, Manuel, sobre su nuevo disco y otros temas de actualidad.
DIAGONAL: Después de un
disco doble y un acústico,
ahora regresáis con un nuevo
álbum de estudio más acorde
a lo que nos tenéis acostumbrados.
¿Qué novedades ofrece
El comercio del dolor?
REINCIDENTES: Con este
nuevo disco volvemos a la
normalidad en cuanto a sonido,
recuperamos el sonido
estándar de Reincidentes
aunque con algunos matices.
Queríamos hacer algo así,
ahora que todo el mundo
ofrece digipack, dvd... No
queríamos meter paja con la
excusa de combatir la piratería,
pues a la hora de la verdad
sólo vale para subir el
precio, así que optamos por
el formato clásico: un disco
de verdadero rock and roll.
D.: Las letras continúan con
la habitual temática social,
¿es complicado componer
sobre los mismos temas de
forma diferente?
R.: No cabe duda, por muchas
causas que haya que denunciar
o que apoyar, se te
va reduciendo el campo.
Cuando ya has hecho dos
canciones sobre la violencia
de género, como Ay Dolores
o Carmen, una tercera revisión
al problema sería tan innecesaria
como difícil, pero
siempre hay muchas cosas
que alabar, denigrar o reivindicar.
En este disco damos
mas cabida a cuestiones personales,
como en la canción
Ya no estamos todos, que
trata sobre un tema que personalmente
me interesa mucho
como es la recuperación
de la memoria histórica. Una
serie de crímenes masivos
durante años sobre los que se
ha corrido un manto de silencio
obligado por intereses políticos
y, sin embargo, la canción
no tiene un carácter militante,
la letra no es un mitin,
tiene un punto de vista
más íntimo.
D.: “Rock and roll” parece toda
una declaración de intenciones,
¿os sentís más cómodos
con términos como
‘rock’, ‘punk’, etc.?
R.: Para mí eso de las etiquetas
es un invento de los periodistas
para facilitar su trabajo.
Quizá sonoramente seamos
más punk-rock, pero no
me asocio con su estética ni
con la mentalidad de muchos
grupos que dicen que no hay
futuro y que el mundo es una
mierda. Nuestras letras pretenden
incitar a pensar sobre
lo que nos rodea, ya sean
cuestiones sociales, políticas
o personales.
D.: Aparte de musicalmente,
¿estáis implicados en algún
nivel más político o social?
R.: Dedicarse profesionalmente
a la música requiere
mucho tiempo y esfuerzo.
Ahora ya muchos tenemos
hijos y no es como cuando
estábamos en la universidad
o en la fábrica, que nos implicábamos
día a día en movimientos
y actividades. Por
ejemplo, la insumisión nos
tocó muy de cerca, a mí particularmente
me condenaron
a la cárcel, y nuestro guitarrista
Barea fue el portavoz
del sindicato de la fábrica
donde trabajaba. Pasan
los años y es complicado
mantener esa militancia,
pero seguimos aportando
nuestro granito de arena de
la forma que mejor sabemos
hacer, sobre el escenario.
Ideológicamente podemos
llegar a muchos estratos de
la sociedad, son muchos los
chavales jóvenes que nos paran
y nos dicen “gracias por
ayudarnos a pensar”.
D.: Entonces, ¿qué queda de
esos Reincidentes con saxofón
que cantaban Andaluces
levantaos en casas okupadas
y ahora llenan festivales,
hacen giras por América,
graban sus discos en Londres
y los masterizan en Los
Ángeles?
R.: Queda prácticamente lo
mismo, excepto el saxofonista,
obviamente, que además
era de los que menos aportaba
ideológicamente al grupo.
Nosotros seguimos siendo
los mismos, ahora casi no tocamos
en okupas porque cada
vez hay menos, pero solemos
hacer uno o dos conciertos
cada año, si no es en una
okupa, es en algún acto organizado
por los colectivos, especialmente
en Euskadi, que
es donde el movimiento sigue
más fuerte.
D.: ¿Qué tal vuestra experiencia
por América Latina?
R.: No sé como nos las apañamos,
pero siempre que vamos
allí palmamos dinero.
Hemos tocado tres veces en
México, dos en Chile, cuatro
en Argentina, una en Puerto
Rico y otra en Cuba, y en ninguna
hemos salido a la par,
siempre hemos tenido que
poner nosotros dinero propio
por actuar, en todos. Si la
gente supiera lo que realmente
cuesta montar un concierto,
no se hablaría tanto.
D.: Siendo de Sevilla, ¿cómo
vivisteis la persecución a la
que se vieron sometidos vuestros
paisanos Narco [tres hermandades
sevillanas pidieron
cárcel para los autores]?
R.: Narco son como nuestros
hermanos, tenemos
muchos vínculos en común.
Nos sentimos muy identificados
con ellos y nos gusta
su música. Lo que les pasó
con el tema de Matanza cofrade
no tenía nombre, pero
Sevilla es así, y aunque gane
el PSOE siempre será
una ciudad muy conservadora
que crea muros infranqueables,
como demuestra
el dominio que tienen las
hermandades y cofradías.
D.: Cambiando de tema,
¿qué te parece que el político
mejor valorado de este país
sea el ministro de defensa
José Bono?
R.: Creo que con Bono, Ibarra
y demás, el PSOE tiene el
enemigo en casa, parece que
trabajan para el enemigo.
Nunca seré votante del
PSOE, pero después de los
ocho años de oscurantismo
que hemos vivido durante el
‘aznarato’, con esa represión
tan vil a la que se ha sometido
a los artistas o a los informativos,
creo que Zapatero ha tomado
alguna decisión valiente
como profundizar en las
medidas de autogobierno de
Euskadi, Catalunya o quien
lo pida. Es de sentido común,
como su interés por recuperar
la memoria histórica.
Dentro de 30 o 40 años, igual
que en el bienio del 33 al 35
se habló de bienio negro, el
Gobierno de Aznar será bautizado
por los historiadores
con un término similar, que
refleje la regresión que hemos
vivido durante los últimos
ocho años.
D.: ¿Y de Chaves qué nos
puedes decir, ya que es el que
os toca más de cerca?
R.: Chaves es un caudillo, tiene
sus lazos clienterales tan
bien tendidos que no va a
perder unas elecciones nunca.
Andalucía pocas riquezas
tiene, hay pesca, campo y turismo,
todo depende del Estado
y en ese ambiente él sabe
manejarse muy bien.
D.: Y ya para terminar, ¿tiene
sentido atacar a la
Sociedad General de Autores
(SGAE) perteneciendo a
ella?
R.: En la letra de Vaya mafia
les llamábamos mafiosos,
y lo son, pero esto va
por ley. Si tú montas un bar
tienes que pagar todos los
meses 100 euros a Autores
por poner música, en los
conciertos el 10% de la taquilla
se lo llevan ellos también,
igual que de cada disco
que vendes. Eso genera
mucho dinero por ley, y mejor
que nos llevemos un poco
nosotros a que se lo lleven
todo Luis Cobos, Ramoncín
y compañía.
UN PASO MÁS
Reincidentes vuelve a la carga
con un disco en la misma línea
que ha marcado gran parte de su
carrera. Pocas novedades para un
grupo que se encuentra a gusto
en su terreno y que no defrauda a
sus seguidores. Más de lo mismo,
es decir, guitarreo contundente
apoyado por la voz rasgada de
Fernando, que es ya marca de la
casa. En este disco se dejan notar
las colaboraciones de Kutxi de
Marea en la balada Romance de
las piedras y los Boikot en la
cañera Todo no da igual, que dan
ese gustillo a festivales de los
que son habituales.
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