ENTREVISTA A NOUR
“Nos interesa que quien nos escuche tenga una mentalidad abierta”

Yacine Belahcene es el cantante
de Nour, grupo que fusiona ritmos
orientales y occidentales.
Charlamos con él a propósito de
su segundo trabajo, ‘En Blanc’.

11/12/08 · 0:00
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FUSIÓN. La mezcla de ritmos de Nour emana de la variedad de orígenes culturales de sus miembros.

DIAGONAL: Con
En Blanc afianzáis
vuestro sonido y
abandonáis de alguna
manera la línea del
Papier Mullat. ¿A qué se debe
este giro?

YACINE BELAHCENE: Ahora
hemos querido aprovechar
la banda; de hecho, sin ellos
no habríamos podido hacer
este disco ni lograr este resultado.
Uno de los elementos
importantes en En Blanc es
que hemos recuperado la sonoridad
más acústica, cogiendo
elementos más tradicionales
como la Tambura búlgara
o percusiones tradicionales
del Magreb. Nos hemos encontrado
con estos elementos,
que van de lo moderno a lo
tradicional.

D: ¿Cómo ha pasado Nour de
ser un proyecto (más bien)
personal a ser una auténtica
banda?

Y. B.: Yo vengo de bandas y
me gusta tener un grupo porque
tengo mis limitaciones y
creo que en estos proyectos,
cuanta más gente seamos,
mejor, sobre todo por el resultado.
Cuando empecé tenía
muy claro que quería formar
una banda, porque a la hora
de llevarlo al directo es muy
importante que se vea a un
grupo y poder disfrutar de la
conexión entre los músicos.

D: ¿Cómo está siendo la acogida
del grupo y de los discos?

Y. B.: Papier Mullat era un disco
que necesitábamos hacer,
y tras Cheb Balowski hubo un
cambio considerable. Tenía
muchas ganas de entrar en el
campo electrónico, y en el primer
disco lo probamos.
Siempre pienso que nunca hago
el disco de mi vida, porque
creo que lo más importante es
el proceso, el momento en el
que te pones y te tiras el tiempo
que sea haciendo las canciones,
la inspiración. Luego
el resultado será muy importante,
pero no será el definitivo.
En Blanc está teniendo
mucha más respuesta que el
primer disco, pero eso no
quiere decir que ahí se vaya a
quedar. Elegí el oficio de la
música sobre todo porque no
sé nada y lo que me encanta
es aprender, cada vez más.

D: El ritmo no está mal: en dos
años llevas dos discos.

Y. B.: No puedo estar quieto.
Este disco ya está y ahora estoy
pensando en otras cosas.
Tenemos la suerte de estar
con Kasba Music, que nos da
carta blanca a la hora de sacar
un disco cuando queremos,
con una filosofía abierta y en
el circuito que nos interesa.
Nos interesa que la gente que
nos escuche tenga una mentalidad
abierta. Es ése el tipo
de música que hacemos, al fin
y al cabo.

D: Claro, la mezcla de culturas
no sólo se refleja musicalmente,
sino también en las
lenguas que utilizas (catalán,
árabe, francés y castellano).

Y. B.: La música y las letras reflejan
mi esquizofrenia personal
cultural: mi padre era argelino
y mi madre catalana.
He estado de un lado a otro, y
esto influye inevitablemente
en todo lo que hago; y es algo
que no sólo me pasa a mí, cada
vez le pasa a más gente.
Este disco no está sólo pensado
para la gente de aquí, sino
también para los nuevos catalanes
o españoles, que tienen
dos realidades. Los que no tenemos
ninguna patria concreta
tenemos razón de existir:
mi ideología es la de no creer
en banderas ni en fronteras, y
por eso hago música, entre
otras cosas. Me ha dado la posibilidad
de viajar y de saltar
barreras que de otro modo no
habría podido traspasar todas
estas sensaciones se trasladan
a la música de Nour con temas
sobre migración, viajes,
nostalgia y los sentimientos
del inmigrante.

D: Ya que lo comentas, ¿como
ves el tema de las migraciones
en Cataluña?

Y. B.: Yo creo que se está haciendo
bastante mal, y no sólo
aquí, porque si vas a Francia
ves que la cosa está igual o peor.
Realmente la estamos cagando,
no estamos siendo
equilibrados, y si no lo hacemos
bien ahora, pasará lo que
pasó en París en las banlieues,
que eran revueltas de la tercera
y cuarta generación que no
se sienten ni franceses ni argelinos
o marroquíes. Lo que
se tendría que trabajar es la
integración, fomentar el respeto
al pensamiento de cada
uno independientemente de
cómo rece, o cómo vea las cosas.
No decir “vamos a eliminar
esto porque no entra en
nuestros planteamientos”. Se
tendría que cambiar la filosofía,
creo más en el respeto de
decir “vamos a intentarlo”.
Debería haber una política de
integración y no de expulsión.

D: Con el grupo habéis viajado
a lugares poco comunes
como el Sáhara Occidental, o
Tánger. ¿Cómo ha sido la experiencia?

Y. B.: Son sitios en los que no
hay un circuito, pero en los
que cada vez se está abriendo
más. Allí podemos pegar
más, ya que no sólo entienden
las letras, sino que también
entienden la mezcla,
porque todos estos países
han sido colonias y forman
parte de la sociedad sin prejuicios.
Cuando ven que hay
guitarras eléctricas con violines
con escala árabe les entran
unas ganas de hacer pogo
que no veas. El mayor pogo
que he visto ha sido en
Tánger en una plaza con
3.000 personas, con un público
muy agradecido y una armonía
espectacular de gente
joven, gente mayor, mujeres
con y sin velo, y demás.

D: Para terminar, ¿qué esperas
de Nour?

Y. B.: Tengo claro que en esto
estamos muy cómodos y
en esta línea seguiremos
trabajando. Hablar de futuro
no entra en mis planes
porque vivo el presente. Lo
que hemos hecho es poco
por el momento y espero
que haya mucho más. Tengo
muchas ganas con Nour
y la banda y estamos en un
punto en el que queda aún
mucho por trabajar.

NUEVO PUNTO DE PARTIDA
_ El segundo trabajo de
Nour (que, por cierto,
significa 'luz' en
árabe) es un paso
adelante necesario
tras un primer disco
muy influido por la
necesidad de mezclar
electrónica con sonidos
árabes, en un
intento por parte de
Yacine de dejar atrás
su pasado al frente
de Cheb Balowski. La
experiencia fue tan
buena que no hizo
sino reforzar el proyecto
y convertirlo en
una banda consolidada.
De ella son básicamente
responsables
estos músicos
que resultarán familiares
a quien se
haya interesado por
el mestizaje barcelonés
en los últimos 15
años. Este segundo
disco lo han afrontado
como un nuevo
comienzo desde el
blanco. En esta ocasión
hay de nuevo
electrónica, pero
queda en un segundo
plano dejando el
protagonismo a la
instrumentación
tanto tradicional
como actual, que
encaja a la perfección
con las voces
de Yacine y Olalla.
En Blanc se convierte
así en una de las
propuestas más
sugerentes y originales
de una música
que, en muchas ocasiones,
acaba cayendo
en tópicos y necesita
reinvenciones de
este tipo.

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