Santiago Mitre es el director de ‘El estudiante’, una película sobre los medios de acceso al poder.
inforelacionada
La película de Santiago Mitre El
estudiante ganó el premio al mejor
largometraje en el Festival
Internacional de Cine de Gijón.
El film ha dinamizado en
Argentina el debate sobre la cosa
pública. El estudiante cuenta
la historia de un joven que se introduce
en los ámbitos de decisión
y de poder de su universidad
y que despliega una serie de
estrategias, casi siempre sucias
y opacas, para cumplir sus objetivos
inmediatos. El largo funciona
casi como un documento
emocional y sensitivo de la infancia
de las clases dirigentes
que gobiernan la crisis de las sociedades
llamadas avanzadas y
del futuro que les deparan, coherente
con los medios de los
que hacen uso.
El mensaje de El estudiante es
que se le puede dar todavía
una oportunidad a un sistema
basado en la confianza a los
líderes, ¿o todo habría de pasar
desde ya a las estructuras
horizontales, donde el riesgo
se minimiza y hay menos posibilidades
de suplantar la voluntad
popular?
No lo sé. La hipótesis de la película
es que hay una política vinculada
a lo ideológico, a lo programático,
que es la que construyen
las personas en las agrupaciones,
una política ideal, y
hay otra política, concreta, que
es la que se realiza y que en muchos
casos termina traicionando
a esa política ideal. La película
trabaja sobre todo en ese lugar,
en el lugar de la práctica política,
y es una especie de autopsia
sobre ella. Porque es algo
que yo me preguntaba: ¿qué es
lo que puede hacer que un joven
ingrese en la política y pueda tener
una carrera profesional en
ello? Hay algunas características
del modo en que algunos jóvenes
se involucran que son bastante
parecidas a cualquier profesión.
¿Qué es lo que lo logra?
¿Su formación ideológica, su
contenido, su integridad o su capacidad?
El personaje que describo
es un joven que no tiene
formación ideológica, que no
tiene un interés político previo y
que no tiene un interés social demasiado
nítido, que se da cuenta
de que está a la deriva. Pero
que también se da cuenta de que
puede intervenir de un modo
práctico y de un modo efectivo y
eso es lo que le hace ascender.
Parece que te seduce determinada manera
de hacer política,
‘política concreta’ la llamas tú.
¿Podemos esperar todavía redención
de esas dinámicas?
No espero redención de la forma
actual. Creo que estamos
en un momento donde la política
necesita ser replanteada.
Estamos en un momento de
transición fuerte, donde lo político
empieza a ser cuestionado,
y donde cuestionarlo no es una
cosa negativa, sino que invita a
entender que estamos en esa
transición y que hacen falta
otros planteamientos. Por eso
el film termina de ese modo, incidiendo
en que hace falta hacer
las cosas de otra manera.
En tu opinión, ¿en qué momento
está Argentina respecto a
asumir la tesis central del film?
¿Todavía confiando en la figura
providencial?
El peronismo está todavía hiperpresente
en la vida política
argentina y posiblemente hay
muchos que piensan que es el
único partido que puede gobernar.
No es lo que yo pienso, ni
lo que yo deseo, pero es cierto
que el peronismo es un partido
tan grande y con tantas líneas
que abarca toda la política, que
puede ser de izquierda, de derecha,
de centro. Es un movimiento
mutante además, que va
adaptándose al contexto del
mundo y también de la región.
Puede tener una política progresista
y otra nacionalista en el
mismo mes. Y eso es así y es un
fenómeno inexplicable. Es cierto
que tenemos un gobierno que
levanta determinadas banderas
que son muy positivas, sobre todo
las que tienen que ver con
una revitalización de la política,
con una vuelta a la discusión y a
la participación y también con
algunas medidas progresistas
que son buenas y que hacen que
sea un gobierno fuerte.
Después, hay un montón de cosas
que son criticables, que
podría criticarlas, pero bueno,
todavía... lo que tenemos es el
peronismo y no sé en qué momento
se producirá ese cambio.
¿Cómo ha sido recibida El estudiante
en las universidades
argentinas?
Pasan dos cosas, la película toma
la universidad para construir
un relato pero la universidad
no es lo que más le importa.
Lo que más le importa es hacer
un relato político. Algunos
sectores universitarios se sienten
interpelados y se contrarían
diciendo que se está hablando
mal de la universidad o de la
militancia universitaria y no es
así. La izquierda trosquista, que
es un movimiento muy fuerte
en la universidad argentina,
siente que se les está dejando
fuera porque aunque tienen un
papel importante piensan que
se está hablando sólo de las
agrupaciones que apoyan el oficialismo.
Al kirchnerismo le
molesta que se haga un largometraje
que critica la política
cuando, dicen, estamos en un
momento en Argentina de vuelta
de la política. Al final la cinta
incomoda a todo el mundo, pero
a pesar de eso es el film del
que más se ha escrito en los últimos
años. ¿Por qué? Porque
es amplia como para que cualquiera
la pueda tomar de oponente
o de bandera para discutir
o proponer ideas.
La película El estudiante termina en el
momento de mayor ficción,
cuando el protagonista asume
un comportamiento que no ha
formado parte de su personalidad.
¿Van las cosas a la contra
de los salvapatrias?
No sé a dónde van las cosas,
por eso la película termina ahí,
porque no conozco la respuesta
y si la conociese la hubiera
filmado. Pero creo que el final
es el momento de más discurso
de todo el film.
Al buscarle la redención a tus
personajes el mensaje pierde
fuerza.
El final no es redentor, es
abierto. Para el personaje
también es decir “yo ya tengo
la suficiente fuerza política
como para dejarte en jaque a
vos. Te puedo decir que no y
puedo negociar con otro en
otro despacho”. Esa es una
lectura y podría terminar también
así.
Esa lectura es terrible...
Es terrible pero es un final
abierto. El modo en que uno
se involucra en la política tiene
que tener estricta relación
con la ética personal. No se
puede hacer política sin ética,
sin valorar el vínculo humano,
que vos mismo dices que a veces
puede ser perjudicial. Y
ese personaje al final lo que
cuestiona es eso, para decir
“volvamos a hacer política de
un modo ético, de un modo en
que no nos importe tanto el
vínculo con las otras personas
que hacemos política como
con la ciudadanía”.
Recepción del film en Argentina
«El trosquismo usa El estudiante diciendo que "esta película describe las burocracias de profesores que se apropian de la universidad desde hace muchísimos años con una lógica despiadada en la que sólo les interesa mantener el poder"»,
explica Santiago Mitre. «Para eso, para hablar de la universidad, les sirve perfecto y la usan, proponen que hay que cambiar el sistema de elección de los rectores, que está completamente viciado y así la utilizan. Y tienen razón, pero sólo hablan de eso. Las agrupaciones kirchneristas dicen "se está hablando de la juventud y más allá de lo que cuenta la película lo importante es que la gente joven está volviendo a la política". Bien, sólo miran eso y la defienden».
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