FIESTAS
Náuseas de carnaval

Los tres días antes del comienzo de la cuaresma se llenan de gula,
excesos y despiporres, colóquense su disfraz de Ferrán Adriá y ¡al plato!

25/02/11 · 8:00
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La comida es un acto social
bien arraigado. Su ligazón con
los tiempos de celebración queda
patente en los carnavales.
Destaca su carácter excesivo, catártico
y hasta incontrolado.
Durante las carnestolendas,
danzas, amores, hazañas y chanzas
corren a cargo de los dioses
del vino y de la carne, cabezas
visibles del cortejo de máscaras.
El carácter festivo, gozoso y
hasta voluntario del festín o
banquete niega la naturaleza
patológica o pecaminosa que a
veces se le otorga. La gastronomía
de Carnaval consistirá en
platos abundantes y poco preparados:
judías, harina, sangre
y cerdo, todo ello con el único
objetivo de mantener viva el
ánima, darle cuerpo al vómito y
despedir una buena mesa. Los
refranes y entremeses dan buena
nota de ello y de cómo, la
forma de comer, tiene que ver
menos con el hambre y más con
una sagacidad canina que no
discrimina, atracándose para
poder continuar. En Carnaval
todo vale menos las posturas
anoréxicas o nerviosas, todo
vale, hasta la insolencia y la antropofagia.
No hay mejor médico
que el carnicero, afirma el
dicho, ni mejor remedio que un
buen vaso de vino. Y para
muestra, tres botones:

Comiendo en Hungría
P. NERUDA Y M. A. ASTURIAS

“Si quiere asar un buey entero,
haga cortar una rama fresca
y apropiada en forma de
asador. A los que maten el
buey debe recomendarles que
deben golpearlo en la cabeza,
sino degollarlo como a los corderos.
También recomiende al
carnicero que no le abra el
vientre más que lo justo para
sacarle intestinos, pulmones,
hígado y vejiga, pero ordénele
que deje en su interior los riñones”.
La receta hace notar que
dentro del buey conviene colocar
un cordero bien engrasado,
dentro del cordero un
ternerito, dentro del ternerito
un gallo capón bien gordo. La
mejor manera de constatar si
el buey está suficientemente
cocido consiste en retirar el
capón: si está bien dorado, el
buey está a punto.

Lo que soñó Sebastián
RODRIGO REY ROSA

“Decliné, porque no me gustaba
el lechón, y menos “preparado”,
o reventado como lo llaman
otros. Hacen un torniquete
en el sexo de un cerdito y le
dan de beber agua y boj en
abundancia, hasta que muere
de anuria, envenenado con sus
propias toxinas. La carne adquiere
un regusto de riñones al
vino, y hay quienes aseguran
que debe comerse antes de hacer
el amor. Yo he comprobado
sus propiedades diuréticas, y la
sed que ocasiona”.

El satiricón
PETRONIO

“De primero tuvimos un puerco
coronado con una copa. Iba rodeado
de salchichas, longanizas
y menudillos. El segundo plato
fue una tarta fría recubierta de
una exquisita miel caliente traída
de España. En su entorno había
garbanzos, altramuces, nueces
mondas a placer y una manzana
para cada uno. Como plato
fuerte me dieron un trozo de carne
de oso. Escintila tuvo la imprudencia
de probarlo y estuvo
a punto de vomitar hasta las tripas.
Se nos sirvió finalmente,
queso fresco, arrope, sendas caracolas,
trozos de tripas, higaditos
en plato, huevos cubiertos
con el píleo, nabos, mostaza y
una escudilla de mierda. Sin olvidar
las aceitunas maceradas.
En cuanto al jamón, no le hicimos
ni caso”.

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