CONFERENCIAS
Música y Arquitectura en Madrid: conclusiones teóricas

La relación entre arquitectura y música fue el motivo de unas jornadas que tuvieron lugar en La Casa Encendida. A pesar del ambicioso programa, los puntos de encuentro entre estas dos disciplinas brillaron por su ausencia.

24/03/10 · 14:30
Edición impresa

La Casa Encendida presentó su cuarto ciclo de conciertos los pasados días 17-21 de marzo, relacionados en esta ocasión con los “arquitectos de la música”, Iannis Xenakis (1922-2001), Edgard Varèse (1883-1965) y Pascal Dusapin (1955), quien aprovechó para hacer presentación mundial de su nueva composición: Quatuor VII “OpenTime”, interpretada por el Cuarteto Arditti.

La música necesita, en este momento crucial para ella, reencontrarse con su sustento natural, el sonido, y dejar de lado consideraciones historicistas sobre lo melódico, lo compositivo, los modos, y acercarse a la materia sonora. La “ilusión de la música” vio aumentadas sus fronteras en estos conciertos, desde su concepción y frágil límite del “ruido”, al plausible concierto burgués.

Pese a las conferencias, hubo pocas aclaraciones respecto a la relación entre ambas disciplinas: fue más bien un aperitivo teórico, un contenido propedéutico. La recepción pragmática de este tipo de eventos se aplica especialmente a músicos, los ganadores de esta interdisciplinareidad, ya que la arquitectura, como explicaba el espaciólogo Fernando Quesada, no está asumiendo conceptos como tono o timbre, aunque fueran aplicados por Le Corbusier u otros. En la visión de los espaciólogos, la relación sonido-espacio, semejante a la de música-arquitectura aunque más estricta, es un binomio válido en el arte de la edificación.



El compositor italiano Giacinto Scelsi (1905-1988) decía que se suele jugar con la verticalidad espacial y la horizontalidad de la música, pero que “se deja la dimensión más sorprendente del sonido: la profundidad” (piénsese en la tercera dimensión del cubo). Con esto se demuestra lo que apuntaban en una de las conferencias: que la partitura ha perdido referencia como elemento representativo de la música contemporánea. Siguiendo a Schopenhauer, la música ahora cristaliza en formas físico/arquitectónicas como elemento de lectura. Le Corbusier por su parte explicaba que “los problemas de [y los intersticios en los que se mueve] la arquitectura son los mismos que los de la música”. El valor de ambas es que tiene significado mientras tiene duración en el tiempo. La idea es ponerlas a funcionar juntas.

Y por otra parte, los espacios físicos, sus resonancias, son ahora más tenidos en cuenta que nunca para la “experiencia musical”, tanto de interpretación como receptiva. Búsquese una imagen de la espectacular Filarmónica de Hamburgo, que finalizará su construcción en 2012 para entender esta confluencia de las artes.

Tags relacionados: Número 122
+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

separador

Tienda El Salto