Ignacio Ramonet es director de ‘Le Monde Diplomatique’, cofundador de ATTAC y promotor del Foro Social Mundial. Durante más de 100 horas conversó con Castro, elaborando una biografía que está batiendo récord en ventas... ¡y en polémicas!
Texto de Helios Ameal
DIAGONAL: Fidel Castro:
monstruoso dictador para algunos
e icono revolucionario
para otros. ¿Intimida? ¿Le
preguntó ‘todo’ lo que quería
preguntar?
IGNACIO RAMONET: Evidentemente
se trata de uno de
los protagonistas más importantes
de la segunda mitad del
siglo XX, y no se puede ocupar
esas dos funciones sin
suscitar toda clase de controversias
y discusiones.
No puedo negar que nadie,
ningún periodista, por mucha
experiencia que tenga, pueda
evitar sentirse intimidado ante
la perspectiva de pasar -¡muchas!-
horas de conversación
con semejante personalidad.
Yo tenía, primero, esa angustia.
Segundo: tenía una preocupación,
digamos, de tipo
profesional: en qué medida iba
a ser capaz de plantear ‘preguntas
que molestan’... Por
eso había tomado precauciones:
le pedí a una serie de amigos
míos -algunos, simpatizantes
de Cuba; otros, muy críticos-
que me formulasen cuatro
o cinco preguntas cada
uno, con la promesa de que yo
se las haría a Fidel. Todos pueden
verificar en el libro que sus
preguntas fueron planteadas.
D.: Usted expresa el deseo de
que el libro sirva a los jóvenes
altermundistas para ‘recuperar’
una figura muy tergiversada.
I.R.: Fue mi motivación desde
el principio. Veía que una
nueva generación estaba ahora
planteándose problemas
que otras generaciones se habían
planteado antes. Era una
lástima que no se estudiara lo
que la Revolución Cubana ha
podido realizar. En particular,
porque se creó una pantalla
de hostilidad con respecto a
esta revolución, y hacia la personalidad
de Fidel. Me parecía
que había que romper esa
especie de “muralla de críticas” -muchas de ellas, por
cierto, puramente fundadas
en una concepción ideológica
de post-Guerra Fría. He podido
constatar que nuevas generaciones
que han leído el libro
han descubierto cosas
que ignoraban.
D.: Un gran sector de la izquierda
europea de su generación,
en su día ‘fidelistas’, critican
hoy al líder cubano por
“obsoleto”. Sin embargo, sorprende
ver lo ‘actualizadas’
que están las preocupaciones,
a nivel global, de Castro...
I.R.: Yo no imaginaba que él
estaba tan al corriente y que,
digamos, ‘militaba’ -¡la palabra
tiene sentido! (Risas)- tanto
a favor de un cambio ecológico.
¡Que fuera tan sensible a
lo que llamamos el “problema
del ‘cambio climático” y del
medio ambiente en general!
A través del libro se comprueba
hasta qué punto esto es,
ahora, para Fidel como una
obsesión personal que se traduce
en muchas iniciativas en
materia de protección del medio
ambiente, de adopción de
técnicas de producción no
agresivas, uso de energías renovables,
etc... Desde ese
punto de vista, también, Cuba
es hoy día un ‘laboratorio’.
D.: Muchos de esos “exfidelistas”
han llegado a dar una
pirueta extrema hasta posicionarse
en las filas de la ultraderecha
neoliberal.
I.R.: Sí, curiosamente, muchas
de estas personas fueron
‘fidelistas’ en un momento en
que había muchas más críticas
que formular a la
Revolución, pues ésta no dudaba
en utilizar métodos mucho
más radicales; sin embargo,
en ese momento no tenían
ningún tipo de reserva en apoyarla
plenamente. Y hoy en
día no sólo se han distanciado
sino que ¡se han pasado a las
filas del adversario más radical!
Aceptan, por ejemplo,
aliarse con la Fundación Nacional
Cubano-Americana
(FNCA), radicada en Florida y
que organiza actos de terrorismo
y una campaña permanente
contra Cuba; no dudan
en aliarse con organizaciones
y fundaciones norteamericanas
muy comprometidas con
la actual política de los EE UU.
D.: Un rasgo de Castro que
sorprenderá es su constante
tendencia a la autocrítica
feroz.
I.R.: Forma parte de una escuela
en la que la autocrítica
constituye una dimensión importante.
Hay veces en que le
he preguntado: “¿Cuáles son
los errores que usted considera
que ha cometido?”, y contesta:
“Bien, ¡no veo tantos
errores!”... Pero, en otros momentos,
él dice que, si hay algo
que ha funcionado mal, es
‘su’ responsabilidad total. No
rehuye su responsabilidad
con respecto, por ejemplo, a
lo que pasó con los homosexuales
al principio de la
Revolución. Él dice: “Bien, realmente
en aquel momento
no veíamos la cuestión de esta
manera; efectivamente,
hoy en día haríamos las cosas
de otra manera; nos equivocamos”...
En fin: reconoce este
error, como reconoce otros
a lo largo del libro. Lo que
quiero decir es que él no duda
en hablar de todos los temas.
Y lo que sí puedo asegurar es
que jamás, en ningún momento,
rechazó contestar a
ninguna pregunta. Quien
piense que Fidel puede comportarse
así desconoce totalmente
al personaje y su dimensión
intelectual. Nunca
quiso saber previamente qué
preguntas iba yo a formularle,
era una conversación totalmente
libre.
D.: Además, divulga la tan silenciada
tarea internacionalista
de la Revolución Cubana.
I.R.: Creo que es uno de los
aspectos más detestables de
esta campaña de censura hacia
todo lo que hace Cuba...
Hay cosas que deben ser criticadas,
yo mismo lo hago.
Cuba no es forzosamente un
paraíso, ¡y el propio Fidel lo
admite!; pero, ¡de ahí a describir
sistemáticamente todo
lo que ocurre como si fuese
un infierno!... Muchos medios
de comunicación ocultan
aspectos positivos muy
importantes y, entre ellos, la
acción humanitaria extraordinariamente
importante que
lleva adelante Cuba alrededor
del mundo, en particular
con respecto a su ayuda médica
internacional. Por una
parte, hay actualmente -y
mucha gente no lo sabe- en
todo el mundo ¡más de 45.000
médicos cubanos trabajando
en las regiones más pobres del
planeta! Gratuitamente, interviniendo
en lugares donde los
propios médicos nacionales
de esos países no quieren intervenir
porque los enfermos
no tienen con qué pagar la
consulta. Por otra parte, Cuba
ha puesto en pie un cuerpo expedicionario
que interviene
ahora cada vez que hay una
gran catástrofe mandando
centenares de médicos muy
experimentados. Y todo sin
rentabilidad política -al menos
inmediata-, sin ningún tipo
de interés. De esto nunca
se habla en nuestra prensa.
Creo que resulta triste.
ASPECTOS DESCONOCIDOS
D.: El libro aporta dos revelaciones.
El apoyo financiero por parte
del exilio ultraderechista de Miami
a las campañas electorales de
José Mª Aznar. Y el papel decisivo
de la Internacional Socialista en
el derrumbe de la URSS.
I.R.: Sí; aunque, francamente, no
recuerdo si él llega a decir que la
FNCA “financió” la campaña de
Aznar. Sí dice que “participó”, en
todo caso que “ayudó” a Aznar en
su campaña cuando viajó por
América Central, que Mas Canosa
le prestó su avión personal, etc.
Creo recordar que en esto, Fidel es
un poco más prudente; desde
luego, insiste en las relaciones
entre el señor Aznar y la FNCA. Lo
que sí creo que es una revelación
importante es la importancia que
tuvo el PSOE y sus dirigentes en la
Perestroika. Fidel cuenta cómo
Gorbachov le dice que Felipe González
le está aconsejando porque
“tiene la experiencia de la transición
española”; y cuenta cómo
Gorbachov le recomienda: “Deberías
recibir tú también a estos socialistas
para que te den consejos”.
LA POLÉMICA
_ El 3 de abril de 2006 el periodista
catalán Arcadi Espada inició en su
blog una campaña, 'destapando' el
supuesto fraude cometido por
Ramonet quien, según Espada, no
llegó siquiera a entrevistar a Castro,
pues éste habría muerto hacía
meses y, por tanto, las fotos en las
que aparecen ambos son un fotomontaje.
La 'prueba' aportada consiste
en que varias de las respuestas
del comandante coinciden total
o parcialmente con fragmentos de
discursos pretéritos, ya publicados.
Ramonet ha respondido que fue el
propio Castro quien le remitió a
determinados textos preexistentes
por sentir que expresaban de
manera inmejorable su opinión.
Debiera desde luego tenerse en
cuenta que el libro no es la transcripción
literal de una entrevista,
sino que utiliza más de 100 horas
de conversación como base para
elaborar, como su título indica, una
«biografía a dos voces».
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