Editorial: El viejo topo
Precio: 21 euros
330 páginas, 2007

Esta obra recorre las
reflexiones que la
noción de utopía ha
tenido a lo largo de la historia,
desde las reflexiones
arquitectónicas del romanticismo
sobre la construcción
de la ciudad ideal a los
escritos de los clásicos como
Moro o Campanella,
pasando por la literatura,
los relatos de ciencia ficción
y los textos de ensayo
más políticos. Un rastreo
que no es una enumeración
de obras, ni un análisis
de los textos, sino un
ejercicio de artesano que
trata de ir encajando las reflexiones
y sus formatos de
expresión con cada coyuntura
histórica. Conectando
los hilos que nos llevan de
unos ciclos utópicos a
otros, las herencias, los
guiños, las traiciones evidentes
que conllevan fidelidades
subterráneas.

Un escrito sobre los escritores
y su tiempo, sobre
la realidad contra la que se
rebelaron. Decía Jesús Ibáñez,
un utopista con los
pies en el barro, que “las
cosas no son como son, son
como pueden ser. Lo real
solo se puede construir
desde lo imaginario. Sólo
desde la utopía se puede
mover la realidad, para
mover la realidad hay que
situarse más allá de la realidad,
la utopía es el punto
de apoyo arquimédico”.

Está por ver la capacidad
de mover el mundo que tienen
obras como ésta, pero
desde luego son puntos de
apoyo arquimédico para
mover las neuronas y promover
el pensamiento, que
en determinadas circunstancias
no es poca cosa.