Elena Cabrera
Alma del sello Autoreverse
“En lo kamikaze nos parecemos más a un fanzine que a otros sellos independientes”

La música electropop no llena estadios. Grupos como Comando Suzie o El Giro Orgánico no siempre están en la tienda de discos más frecuentada, ni suenan en las radios de los taxis. ¿Cómo funciona un sello de este estilo?

, Madrid
15/05/13 · 16:16
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Los discos de Autoreverse no son de su propiedad, Autorever­se no se queda con el fonograma, el registro que permite la reproducción de determinados sonidos, ni revende los derechos, ni los negocia sin permiso de los autores que aparecen en los discos de este no sello. Elena Cabrera, impulsora de este proyecto, habla del juego de estar y no estar en el negocio de la música, y de cómo llegó un día en el que decidió dedicarse a la música como pasión y salirse del circuito comercial. Esta periodista, que ahora colabora en Eldia­rio.es, mantiene adelante un artefacto que tiene como sello su intención de mediar en lo que llama “el discurso histórico de la música”, en su caso desde la electrónica oscura o el electropop. Autoreverse ha editado los discos de Comando Suzie o el Giro Orgánico, y recientemente ha  lanzado Canciones como dios manda, un recopilatorio del que Cabrera habla al final de esta entrevista.

¿Cómo surge Autoreverse?

Es la historia del fracaso de conseguir habitar el mundo real. El momento actual es el de conseguir habitar un mundo imaginario que nos vamos inventando según lo vamos haciendo. Es la historia de intentar ser parte del mercado y darnos cuenta de que somos tan insignificantes que el mercado no está hecho para nosotros. Cuando digo nosotros hablo de un grupo de amigos con pasión por la música, sin ganas de hacer negocio con ello. Cuando estás por la música y no por el negocio pero estás en el mercado, las cosas no funcionan. De hecho Autoreverse comenzó como una empresa de cuatro amigos y finalmente ni es empresa ni somos amigos. Ahora mismo es una especie de proyecto doméstico que impulso con ayuda de las amigas que voy pringando. Últimamente estamos jugando a que somos más reales de lo que somos... a veces damos el pego, pero nos parecemos más a un fanzine de lo que nos parecemos a otros sellos independientes, supongo que por esta estructura inestable de kamikaze que no tiene las cosas muy claras.

“Es la historia de percibir que somos tan insignificantes que el mercado no está hecho para nosotros

¿Qué ves que os diferencia de otros sellos independientes? ¿Es tan personal como parece?

Hay varios requisitos para poder sacar un disco en nuestro sello. El primero es que los grupos entiendan lo que significa poner una licencia libre en sus discos.  La que estamos usando es atribución-compartir igual, para intentar jugar en la misma liga de gente que cree en lo mismo que nosotros. Normalmente son músicos que no vienen de ahí. Cuando los músicos entienden que la música no se la inventan ellos sino que ellos en realidad también están copiando, modificando y transformando, y que no pueden apropiarse de la música, normalmente entran en shock. Me he dado cuenta de que con Auto­reverse puedo abrir una brecha en la que, al menos ahora mismo, hay dos grupos que, si no estuvieran en Autoreverse, estarían jugando en ese mundo real y que van entendiendo que la cultura es transformación y no es apropiación. Cuando consigo que entiendan eso, que en realidad es fácil tal y como están las cosas, comprenden que el papel del músico puede ser otro. Mi idea es crear un sello con un estilo, que defienda un sonido, y por otro lado explicar a los músicos que no se va a ganar dinero con la música pero se puede hacer de una manera divertida. Una vez que has decidido no negociar con la música tienes una libertad mucho mayor.

La promoción se hace en esa misma línea, ¿no?

Le dedicamos un presupuesto mínimo. Dinero no hay. Cada coste estamos pagándolo nosotros. El costo grande es el tiempo. Autoreverse no es mi trabajo y ese costo de tiempo no lo puedo asumir y me da muy pocos resultados. La música electrónica oscura no tiene mucha receptividad en los medios musicales. La música debería correr por sí misma, pero antes había medios especializados, había varias web y revistas que han desaparecido. Mis discos están fuera del discurso musical. A los medios musicales les interesa ahora mismo mayoritariamente el folk, lo que tenga un poco de raíz americana o inglesa... el folky-pop es lo que les mola, y nosotros hacemos algo que no está en el hilo musical mayoritario. No es nada fácil.

¿Cómo está la escena de ese estilo? ¿Cómo es salir a salas?

Lo hacemos entre el grupo y yo, yo si puedo y, si no, el grupo. La regla es que cuando cueste dinero no se va. Porque no se puede pagar, ¿de dónde sale el dinero si estamos en paro o somos precarios? El problema es esa falta de estructuras. Antes se trataba la música de otra manera, se hablaba, se escribía de la música. Ahora ha pasado a otro nivel: tiene más que ver como industria como un negocio e interesa menos como vehículo cultural. Hay nichos en los que la gente lo apoya, pero cuando una música no tiene su nicho, sencillamente no interesa, como ocurre con Autoreverese. No te puedes mover, no sales de tu ciudad. Ni es un mercado ni es una industria, ni a nivel fan está funcionando. Esto es una cosa suicida, de desesperados.

¿Cómo defines la música electrónica oscura?

Creo que lo dijo Raúl, de Comando Suzie: “Música molona hecha con sintetizadores”. Por ejemplo, Astrud tuvo mucho éxito, y hacía algo parecido. Lo que pasa es que cuando un grupo viene de una tradición más pop le cuesta menos ser asimilado. Por ejemplo, la escena EBM [Electronic body music] que es súper importante para esta corriente, o el future pop, son etiquetas que aquí no se manejan.

¿A la hora de analizar lo que te mola de un grupo, te influye su posicionamiento político, por ejemplo, con el tema del amor romántico?

Varias cosas sobre esto. He tenido que decir que no a un disco porque no podía aceptar las letras. Eran todas canciones sobre las mujeres, sobre el amor, que reproducían la imagen de la mujer fatal, la imagen de la mujer adorada... cosas que quizá no me ofendían pero que me hacían sentir muy alejada. Una cosa es que no me quiera meter en las letras y otras que tengamos que perpetuar este tipo de pop donde las mujeres pisan con tacón alto sobre las narices de los hombres. Eso sí, cuando un grupo forma parte de esta estructura yo leo las letras pero no le cuestiono nada, porque yo no soy su jefa. Lo que sí hago es intentar incentivar que haya otras líneas temáticas. Ahora estamos con Canciones como dios manda, un recopilatorio con todos los grupos a los que, si Auto­reverse fuera un sello de verdad, me gustaría sacarle discos. Para este disco hay una canción de Comando Suzie sobre una de las huelgas generales. He ido escogiendo canciones que no tenían que ver con problemas sentimentales, que es prácticamente el tema hegemónico de todo el pop en español. Quería demostrar que no tienes por qué adscribir un género a un discurso, por ejemplo el tópico del folk es político o el electropop hedonista.

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