Puede que usted esté preparando su disfraz de director del FMI, de la novia de Frankenstein o de Carlos Fabra. Se vista de lo que se vista, incluso si opta por ir disfrazado de sí mismo, quizá piense que tiene un par de días para transgredir todas las normas, pero ¿es eso cierto?
Julián Ríos y el día de fiesta de las palabras
Náuseas de carnaval
Texto de Éscar Vall d'OS y Nekane Bengoa
Se dice que el carnaval tiene su
origen en celebraciones paganas
de la fertilidad anteriores a
la imposición del rígido orden
moral cristiano, ya sean las bacanales
griegas o las lupercales
y saturnales romanas en esto
que llaman Europa. Estas celebraciones
pasan a América y se
mezclan con ritos precolombinos
y africanos. Cuesta aceptarlo
tal y como se desarrolla
hoy el festival, al menos aquí:
una fiesta para disfrazar a los
críos o para darle una alegría al
cuerpo, y al día siguiente volver
a despertarse en lo real, pero
con resaca. La catarsis institucionalizada
no deja de ser una
válvula de escape controlada
para mantener el orden, igual
que las vacaciones.
- AMADOR SOMALO
Intoxicación y fornicio
No parece muy aventurado
sospechar que cuando se temió
por la pervivencia del monolítico
orden de lo respetable,
las gentes de bien prohibieron
celebraciones anteriores
a la imposición de su castísima
y desigual jerarquía;
fiestas en las que se producían
grandes concentraciones,
en las que intoxicación, fornicio,
descontrol y relativización
de lo establecido eran moneda
corriente. A cambio metieron esa cuña cursi y empalagosa de
san Valentín, en la que los
amantes se pagan simbólicamente
por los servicios prestados
a lo largo del año, aunque
al parecer la asociación de
Valentín con el amor es cosa
tardía inventada por los vendedores
de tarjetas de felicitación.
El carnaval como
parodia de lo establecido
no pasa de ser una
muestra condensada
de lo percibido a diario
El carnaval, como gran festival
en el que se parodia y se satiriza
lo establecido, no pasa de
ser una muestra megacondensada
de lo percibido en el día a
día, pero que no por ello se deja
de tolerar el resto del año.
Algo parecido sucedía en las
Saturnales romanas, fiesta decembrina
en la que los amos
varones y blancos invertían su
papel de machos alfa y servían
a sus mujeres, a sus hijos y
a sus esclavos. Después todo
volvía a su ser.
¿Sacrificio?
Parte importante del carnaval
es el sacrificio humano, ya sea
de manera civilizada, como en
el tinku boliviano, en el que se
resuelven pendencias mediante
el civilizado y noble arte
humano de darse de hostias
de común acuerdo, ya sea a la
manera salvaje y más extendida
de tajarse con tóxicos de
diversa calaña, esas sustancias
que nos hacen la vida más
variada y que nos han llevado
a crear la cultura, entre otras
cosas.
Se podría entroncar esta tendencia
con las bacanales griegas
y romanas, en las que las
mujeres bebían y salían en tromba
a reclamar su espacio honrando
con una desmembración
a quien se les pusiera por delante;
o con el hombre de mimbre
celta, una especie de ninot de
madera y paja que se rellenaba
con personas para luego pegarle
fuego; o con los sacrificios humanos
preincaicos e incaicos,
aderezados siempre con teona
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