La revolución pendiente de Guzmán Rubio

La novela 'Será Mañana', de Federico Guzmán Rubio, pone bajo la lupa al movimiento 15M.

08/03/13 · 3:22
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México, 1910. El ejército de Pancho Villa y el de Emiliano Zapata celebran la victoria de la revolución en algún lugar del norte árido y desértico. En medio de la celebración, un anarquista ruso se fija en una de las guerrilleras del ejército villista y la invita a beber con él. Ella es morena y tiene las caderas adornadas con dos pistolas. Con una de ellas ya disparó a su primer hombre, y los que vinieron después ni siquiera merecieron las balas. De esa noche nace Barrunte, el protagonista de la novela, que será objeto de una extraña profecía: le será otorgada la inmortalidad a cambio de que dedique su vida a hacer la revolución.

De esta forma, durante más de cien años, el protagonista luchará en la mayoría de las grandes insurrecciones del siglo XX, desde la Guerra Civil española a la Revolución Cubana, desde el levantamiento sandinista a la guerra de Angola. Combatirá junto a los montoneros argentinos, las Brigadas Rojas italianas, el OLP palestino. Será torturado, golpeado y humillado por todos aquellos que luchan para mantener el orden existente, por los que engrasan el sistema y limpian los charcos de sangre del suelo de las comisarías y de las fábricas.

Con las heridas de todas esas batallas aún sobre la piel, Barrunte llega a un Madrid gris como la crisis que lo asola, pero donde está comenzando a emerger un movimiento social de protesta que acampa en las plazas y organiza asambleas. Dispuesto a ayudar a que se produzca la insurrección que cree inminente, Barrunte comienza a elaborar un plan que incluye el levantamiento armado de la población y la realización de atentados. Sin embargo, sus planes pronto empiezan a fallar. Los parados que esperan frente a las oficinas del paro acogen con cinismo sus palabras, y en la calle nadie parece dispuesto a organizarse. Tampoco le va mucho mejor cuando llega a una asamblea de un centro social llamado La Cafetalera –en clara referencia a La Tabacalera–, donde las asambleas se desarrollan bajo la vigilancia de un guardia de seguridad.

Precisamente es en este punto donde el libro alcanza su to- no más crítico. Con un humor mordaz que roza la sátira, Será mañana pone sobre la mesa algunas de las principales carencias de los movimientos alternativos al sistema. Sin embargo, esto no debe entenderse como un intento de ridiculizar las luchas sociales, sino todo lo contrario: como un intento de darles el valor que se merecen. Puede que las próximas insurrecciones no se desarrollen del mismo modo que las pasadas, pero se seguirán produciendo, porque la dominación sólo puede ser derribada cuando se afilan las guillotinas y estallan los cristales. Con esa certeza pero también con la incertidumbre que producen los cambios, es con lo que Guzmán Rubio construye su novela, en la que reflexiona sobre los cambios en la forma de movilización, sobre las causas que impiden un levantamiento popular a pesar de la situación en la que nos encontramos, sobre la traición a los propios ideales y los costes de luchar por ellos. Como todas las buenas novelas, Será mañana tiene fragmentos oscuros en los que el lector es enfrentado con el dolor de los que lucharon y perdieron, pero tiene también fragmentos luminosos, como las batallas que se ganaron. Una novela bien construida, que oscila entre la melancolía y la sátira, entre la ternura y la crítica, entre la reivindicación y la polémica. Quizá por eso es tan necesaria como las reflexiones que plantea.

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'Será mañana'. Guzmán Rubio. Lengua de Trapo. 2012
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