ANA CORREA, ACTRIZ DE LA COMPAÑÍA PERUANA YUYACHKANI
“La memoria es algo indispensable”

La compañía teatral Yuyachkani voló desde Lima (Perú)
para participar en el III Encuentro internacional de
mujeres en el teatro de Alcalá de Guadaira (Sevilla) y en
el XII Encuentro de mujeres de Iberoamérica en las artes
escénicas de Cádiz. Hablamos con una de sus actrices.

26/12/08 · 0:00
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LA COMPAÑÍA YUYACHKANI participa en la lucha por los derechos y libertades
civiles en Perú / Kay Punku

DIAGONAL: El
mensaje de bienvenida
de vuestra
web dice:
“Estoy pensando, estoy recordando”.
¿Hoy más que
nunca hace falta un teatro
de la memoria, un teatro de
urgencia?

ANA CORREA: Yuyachkani
tiene 37 años de trabajo, su
nombre es quechua y significa
‘estoy recordando’. El tema
de la memoria siempre
nos ha parecido importantísimo.
Porque nosotras hemos
visto cómo en la historia
del Perú se han repetido
los errores y han continuado
abismos sociales increíbles.
La memoria es algo indispensable.
Cada 20 años logramos
captar, transmitir,
las experiencias vividas de
una generación a otra. Hay
personas que dicen que en realidad
el pasado está delante
tuyo, porque ya lo conoces.
Aun así hay sectores que dicen:
“Perdonen. Dejen eso.
Eso ya pasó”. Ponen por delante
el tema del rencor. Tienes
que poner por delante la
verdad y luego hacer justicia
y luego va a venir la
reparación. Yuyachkani lo
que hace es una reparación
simbólica con sus espectáculos,
en la que entran elementos
del rito de la sanación para
construir puentes de comunicación,
para establecer y renovar
la solidaridad de nuestro
país.

Tenemos que encontrar a
nuestros muertos, hay que
enterrarlos, hay que hacer
los ritos necesarios. Y los
responsables de esas muertes,
de esas masacres, no
pueden seguir ascendiendo.
En el Perú se ha dado que los
dos mayores responsables
de la mayor cantidad de
muertos, las Fuerzas Armadas
y Sendero Luminoso,
nunca han pedido perdón.

D.: Trabajáis el teatro de sala
y de calle. ¿Qué diferencias
notáis?

A.C.: Siempre hemos optado
por hacer un teatro pensado
en espacios abiertos. El grupo
también tiene una casa y
un espacio teatral, pero nuestro
público fundamental no
está en las salas teatrales.
Perú es un país con muy pocos
recursos y el público popular
no tiene acceso a las salas
teatrales. Por eso nos propusimos
hacer un teatro basado
en el trabajo del actor.
No en la escenografía ni en
las luces, ni en que haya butacas
para que la gente se
siente. Eso exigió una técnica
distinta en los actores y actrices.
Tuvimos que trabajar
nuestro cuerpo y nuestra voz,
prepararnos para una presencia
muy fuerte. El trabajo
con máscaras, el trabajo de
los zancos, el trabajo de vestuario
escenográfico, el tocar
instrumentos... Somos un
pueblo que canta y que baila
mucho. Y el grupo ha preparado
a muchos actores y actrices
para conquistar nuevos
espacios teatrales y llegar a
nuestro espectador.
Ahora, hay que diferenciar
entre hacer un teatro para un
público consumidor y hacer
un teatro-interlocución con individuos.

En los patios de los
colegios, en las entradas de las
iglesias, en los comedores populares
o en las comunidades
campesinas está el espectador
al que querremos llegar. No
dejamos la sala, pero sabemos
que la manera de llegar a un
público peruano más amplio
no es quedándote en las salas.
Es sacarlo fuera y construir un
nuevo espectador.

LAS ANTÍGONAS DE PERÚ
_ D.: Hicisteis una Antígona
propia y le disteis un
sentido propio al mito…

A.C.: La obra está dialogando
con la realidad
del país. De cómo los
peruanos pudimos
dejar que el Gobierno
de Fujimori pudiera llegar
a tales extremos de
dictadura, de corrupción,
de venta del país,
de grupos paramilitares.
¿Por qué lo permitimos?
Porque tuvimos
miedo, porque no fuimos
capaces de unirnos
a las Antígonas. Y
surgieron muchísimas
en el Perú: las que
lograron que se contara
su historia en la Comisión
para la Verdad.
Son las Antígonas las
que marchan hacia
delante para convocar a
los desaparecidos y
darle nombre a todos
los cuerpos de las fosas
comunes. Para exigir
que a esos cuerpos se
les haga la prueba de
ADN y devolverles la
identidad. Ahí hubo un
diálogo maravilloso con
el clásico. Se trata de
una proyección nueva
del mito, porque la obra
se estrena en los últimos
días del Gobierno
de Fujimori. Como un
llamado a decir: ¡Basta!
¿Cuántos crímenes
tengo que callar? Por
eso las Antígonas continúan
luchando.

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