La fealdad, germen de la belleza en Baudelaire

Cuando se cumplen 190 años del nacimiento de Charles Baudelaire
revisamos la dualidad entre lo bello y lo feo, presente en su obra.

27/04/11 · 8:00
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Animales en descomposición,
sentidos de “Spleen” y de desesperación,
mujeres de mala vida
y muerte: son sujetos que recorren
los poemas de Charles
Baudelaire (1821-1867). Sujetos
que son del mundo humano, de
la “masa vulgar” como describe
él mismo en “Elévation”. En este
poema el “morboso”, el infectado,
es la humanidad mientras
las “esferas estelares” son
del poeta. Baudelaire se considera
como el albatros, víctima
de la crueldad humana
. Torpe
cuando está andando con los humanos
y gracioso en el aire, en
el círculo de la creación etérea.
La maldición del poeta es su
bendición. La Fealdad de la humanidad
es la prueba de la superioridad
del poeta, que puede
alcanzar la Belleza.

Con su obra Les Fleurs du
Mal
, publicada por primera vez
en 1857, censurada por delito
de ultraje a la moral pública y a
las buenas costumbres y publicada
de nuevo en 1861, Baudelaire
intenta construir una perfecta
representación del caos de
París, de la humanidad bulliciosa,
de la agitación del espíritu
en el mal. Mantiene una ortodoxia
gramatical clásica mientras
las temáticas de sus líneas son
destinadas a otra finalidad, mucho
más moderna.

La modernidad

Baudelaire deja una mirada despectiva
sobre su tiempo cuando
dice, en uno de los proyectos de
prefacio de Les Fleurs du Mal:
“Francia atraviesa una fase de
vulgaridad. París, centro y resplandor
de la tontería universal”.
La modernidad es el fondo de su
poesía porque ilustra la Fealdad
del tiempo y del ser humano
.
Además, el poeta relaciona de
forma repetitiva el cuerpo con la
descomposición. “Le Monstre”,
un poema de Les Epaves, es una
declaración a una mujer. El autor
describe hiperbólicamente el
envejecimiento de su sujeto. El
cuerpo de la mujer parece ser el
de un cadáver, su “otoño” ya es
muerte. Pero el poeta la ama y lo
dice: “viejo monstruo, te amo!”.
En la Fealdad de esa mujer,
Baudelaire canta a la Belleza
. Él
puede ver más allá, puede encontrar
belleza en el infierno,
atracción en lo pútrido, porque
es el poeta quien tiene una comprensión
transcendental de la
realidad. La Fealdad es el germen
de la Belleza en el sentido
de la depreciación de lo bajo y
de la idealización de una luz empírea.
La Fealdad en la poesía de
Baudelaire es el primer paso para
alcanzar la Belleza suprema
que existe en las esferas artísticas.
Por eso, Baudelaire se considera
maldito y bendito. La
complejidad de sus obras se funda
en ese desgarro entre dos
mundos.

Forma clásica y fondo moderno
son los elementos que crean
la Belleza en la Fealdad. En efecto,
si los sujetos son muchas veces
angustiosos y macabros,
Baudelaire quiere mantener una
forma clásica. "Les Bijoux" en
Pièces condamnées, está compuesto
con alejandrinos y aliteraciones
mientras se trata de una
mujer desnuda y sensual, una
prostituta que ya es “mártir” porque
Baudelaire profetiza su futuro:
sangre inundando su “piel color
ámbar”
. La Belleza en la poesía
de Baudelaire nace en la
Fealdad tanto en la forma como
en el sentido profundo de un
mundo superior del poeta.


Yuxtaposición entre mirada e interior

Les Fleurs du Mal (Las Flores del Mal) fue publicada por primera vez en 1857 pero la obra fue censurada por delito de ultraje a la moral pública. Esta prohibición fue catastrófica para Baudelaire, porque destruyó el orden de la selección. El orden de los poemas fijaba la forma particular del libro y determinaba el sentido para el lector.
Este sentido era el de la turbación de París. La turbación del ser humano y la Belleza de la poesía como lenguaje superior. Baudelaire, en lugar de cambiar los seis poemas condenados, escribió 35 nuevas creaciones. Se nota en la obra una división entre una mirada del paseante brutalmente solicitada por la vulgaridad y un revoco interior. El movimiento de mirada-revoco crea una yuxtaposición de lo banal y lo fantástico. La segunda edición empieza con el poema “Bendición” y
acaba con la sección de poemas llamada “Muerte”. Así se crea una forma circular que ilustra la obsesión de Baudelaire por la situación del poeta y por la muerte.


Una conciencia diferente, mejor

Los Paraísos Artificiales es un ensayo con referencias a Confesiones de un Inglés comedor de Opio de Thomas de Quincey. Fue publicada por primera vez en 1860. Está dividida en dos partes: "El Poema del Hachís" y "Un Comedor de Opio". Es una visión poética: superior, diferente. Según el autor, la droga permite a los hombres
transcenderse para alcanzar un ideal. La droga y el artificio crean caminos hasta ideales, hasta paraísos. En efecto, el estilo es más una observación casi clínica de los efectos de la droga que una creación artística. Pero Baudelaire trasforma esta observación en un acceso a un ideal. En este sentido la obra puede ser considerada como poética. El autor considera que la “realidad verdadera”, su ideal, es un estado superior que puede ser alcanzado en estado de trance, en el que pueden entrar un poeta, un niño o una persona bajo los efectos de drogas.


Hastío de París, sus calles y sus gentes

El Spleen de París. Pequeños poemas en prosa es una selección de textos en prosa. Baudelaire dedicó el fin de su vida a esta obra, que fue publicada dos años después de su muerte. El subtítulo de la selección ilustra el conflicto entre prosa y poesía en la obra de Baudelaire. En esta obra, el encuentro de géneros no se para en la oposición entre prosa y verso: Baudelaire añade textos parecidos a ensayos, críticas o relatos cortos. Es evidente la repugnancia de Baudelaire por la masa parisina.
No se trata solamente de “flores” portadoras de un mal general. Esta vez, el libro es más centrado en la sensación de Spleen, visto como desesperación negra, del poeta en París. Provoca creación literaria y permite al lector alcanzar otro mundo: el ideal del poeta en su fuga de la tierra hacia las esferas artísticas.

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comentarios

4

  • |
    anónima
    |
    06/05/2011 - 11:15am
    <p class="spip">Le echaré un ojo a los links que dejas, ahora te contesto jeje :)</p> <p class="spip">Creo que el arte tiene un componente político muy importante, en el sentido de ruptura, de innovación, de golpear las mentes bienpensantes y abrir nuevas caminos de expresión y comunicación, no solo de denuncia.</p> <p class="spip">Creo que hay que separar la obra artística de la vida del artísta, mira nadie es perfecto...</p> <p class="spip">Rimabaud... sí acabó el pobre como traficante de esclavos en Áfrcia (eso se cuenta al menos), pero una temporada en el infierno es rompedor, brutal, ahora se estudía en los liceos, ahora... pero tuvo que ser redescubierto por los surrealistas en los años 30 y pasar otros 20 años para que fuera considerado literatura y no la obra de un perturbado, me explico? (mira el conde de lautremont y sus cantos...)</p> <p class="spip">Henry Miller, hace literatura experimental y habla de sexo, cosa que pocos escritores habían hecho hasta eso momento (míralo en su contexto histórico y social porfa no con ojos del siglo XXI)</p> <p class="spip">Bukowsky, es un tipo q cuenta historias y que da voz a grupos sociales marginales, marginales sí pero que también existen, te cuenta que el sueño americano no existe, y habla de la vida, quizá no de la vida de todo el mundo pero habla de la vida, sí de pedos y polvos guarros, échale un ojo al cartero, probablemente su mejor novela. Estoy de acuerdo que no es dostoyesky precisamente pero... sinceramente tiene que haber de todo, no todo va a ser Joyce.</p> <p class="spip">Kerouac sí te mola (y ginsberg y su aullido? rompedor y ademas políticamente compromentido), jajaja, bueno muchos te dirían lo q tú me dices de bukowsky, solo q escribe un poco mejor, :) pero como era un beatnik... un beatnik q no aguantaba a los hippies greñudos por cierto.</p> <p class="spip">Resumiendo, creo que los autores de los que hemos hablado (incluyendo Baudelaire ;)) no eran reaccionarios, por lo menos en su arte (no hablamos de Celine, ¿verdad?) que es lo que a mí me interesa, la vida de la peña pues hombre, los justico que no soy fanático de nada.</p> <p class="spip">No creo que haga falta para ser como Fitzgerald para escribir cosas que nos hagan pensar y reflexionar un poco, que nos muestren el otro lado del espejo, yo hablo de literatura (que puede tener o no componente político al uso, tipo Orwell ;), pero que suele tener una mirada crítica hacía la sociedad o mostrarnos otras formas de ver la vida, que por cierto hay muchas)</p> <p class="spip">Saludo,</p> <p class="spip">Pableras</p>
  • |
    anónima
    |
    01/05/2011 - 1:34am
    <p class="spip">pableras:</p> <p class="spip">Echa un ojo a esto: http://www.baudelaire.galeon.com/cortes.htm</p> <p class="spip">y si tienes paciencia a esto:</p> <p class="spip">http://books.google.es/books?id=LszZm4Mo8ikC&pg=PA685&lpg=PA685&dq=baudelaire+reaccionario&source=bl&ots=SHmG0kdfiE&sig=w1qAvy41RCEy9Pdy_BXsUXQETNY&hl=es&ei=TZG8TcLZDcTF8QPzsujPBQ&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=3&ved=0CCYQ6AEwAg#v=onepage&q=baudelaire%20reaccionario&f=false</p> <p class="spip">y entenderás por dónde van los tiros.</p> <p class="spip">Y ya que te pones, veamos: Rimbaud renunció muy joven a la poesía y acabó sus días entregado al colonialismo más rastrero traficando con marfil africano. Verlaine como un noble arruinado y loco. Ambos fueron reivindicados por las vanguardias -especialmente el surrealismo- por su irracionalismo (como irrupción del subconsicente en la poesía), no por un solo gesto político de ninguna clase.</p> <p class="spip">Henry Miller no es políticamente relevante porque sólo es un gringo divirtiéndose en la postguerra parisina que según Hemingway -un sádico stalinista- era una fiesta, aunque sí puede verse imprescindible entre las fuentes de la moderna literatura del yo junto a una pija moderna como Anaïs Nin, que es mucho más rompedora en ese contexto siquiera por su experiencia histórica de la feminidad en una época en la que el feminismo era todavía impensable: básicamente porque habla de sexo transgresor, algo que a día de hoy es totalmente irrelevante pero no en su momento.</p> <p class="spip">Bukowsky ni siquiera es eso, de hecho, y pese al mito comercial, desde el único punto de vista desde el que se le puede considerar políticamente es desde esa percepción un poco infantil de que contar anécdotas de polvos guarros y borracheras cutres en los suburbios en prosa llana y coloquial tiene valor no sé si testimonial o qué, pero desde una perspectiva más informada y si quieres radical la mayoría de los críticos consideran el llamado realismo sucio una estrategia y una etiqueta editorial, crítica y mercantil vacía de cualquier contenido o valor político. No existe caso de un escritor más nulo y más mitificado. Eso sí, si eres un adolescente macarra con ínfulas artísticas y cae en tus manos, además de tener el mismo efecto que una revista porno para cualquier chaval con las hormonas ardiendo, te da la perspectiva de que la literatura puede ser otra cosa que un coñazo antiguo e incomprensible. Ése es su gran valor, pero ningún otro, de hecho es infinitamente más pobre, literariamente hablando, que Kerouac o cualquier beat o que el propio Henry Miller y no digamos ya Scott Fitzgerald, que es mucho más político en su denuncia de la corrupción que precedió y sucedió al crack del ’29.</p> <p class="spip">Kerouac es otro cantar, otro momento y otra trayectoria.</p> <p class="spip">Gil de Biedma es un pijo de familia noble que trabaja para la entonces muy poderosa, monopolística y nacional Tabacalera y se define en múltiples ocasiones como burgués ("el burguesito en rebeldía", "la mala conciencia burguesa", por cierto un tópico de la época). No le dejaron afiliarse al PCE por homosexual pero ocultó esa condición en su entorno nobiliario familiar -tio de Esperanza Aguirre, sin ir más lejos- y laboral, sólo lo expresó abiertamente en su intimidad y desde luego nunca movió ni medio dedo por los derechos de los gays porque entre otras cosas por aquel entonces eso se consideraba una enfermedad mental grave tanto por los fascistas como por los comunistas y por otro lado a él no le hacía falta y lo mismo podía permitirse el discotequeo que el turismo sexual (lee el Diario del artista hacia 1956), lo que estética y literariamente y en el plano de la expresión de la intimidad no le resta ninguna vigencia ni ningún valor como uno de los grandes poetas del siglo XX.</p> <p class="spip">En literatura y cualquier ciencia social conviene distinguir entre la historia y la mitificación y entre la estética y la política.</p> <p class="spip">Fascistas entre éstos no había ninguno. Fascista era por ejemplo Ernesto Giménez Caballero que sin embargo años antes de la guerra escribió el primer libro en prosa de la vanguardia surrealista literaria española (http://hispanismo.org/biografias/8997-ernesto-jimenez-caballero.html) cuya lectura por cierto te recomiendo, y fascista era Marinetti, en cuya estética se basó un tal Maiakovsky, poeta oficial de la Revolución Soviética e inspirador del Constructivismo ruso, estética oficial del Stalinismo junto con el realismo social basado en los escritos sobre el realismo de Marx, cuyo gusto estético era tan burgués y reaccionario como el de cualquier maruja anciana que coleccionara estampitas de vírgenes y santos.</p> <p class="spip">Burgueses eran Gil de Biedma y otros como Chejov, que era un médico educado en los códigos de la burguesía rusa. Pero ser burgués no es ningún insulto ni siquiera político desde hace décadas, sólo pertenecer a una clase social, y no añade ni resta nada al momento de coger un papel un papel en blanco y tratar de crear literatura.</p> <p class="spip">Un saludo.</p>
  • |
    anónima
    |
    29/04/2011 - 2:00pm
    Pues si Baudelaire es un reaccionario... entonces todos lo somos, también Rimbaud y Verlaine y Maupassant y Chejov, y Henry Miller y Bukowsky .. Gil de Biedma, Kerouac todos fascistas burgeses no? venga ya! Me parece que alguien que escribe a mediados del s. XIX un poema que se llama Lesbos, y odas al vino y al hachís y habla de cosas de las que poco o nada se había hablado hasta entonces no es precisamente un reaccionario, mucho estudio sesudo o mucha... tontería
  • |
    anónima
    |
    27/04/2011 - 2:46pm
    <p class="spip">Hay otra lectura de Baudelaire más extendida actualmente. Baudelaire en el mundo de la Revolución industrial y las exposiciones universales es un reaccionario que no comprende la modernidad, por eso mantiene las formas clásicas y los tonos declamatorios de la estética del Antiguo Régimen e invoca mundos ideales y una percepción distinta -las "correspondencias"- donde el poeta proyecta y mantiene una posición sacerdotal. Lo único moderno en Baudelaire sería la incorporación de una iconografía de lo feo y lo subirbano y de sentimientos considerados indignos de la poesía y socialmente inmorales, como el spleen- comúnmente llamado tedio o la exaltación de lo bizarro. El escándalo consiguiente nace de algo tan sencillo como la ausencia de decoro, norma estética de la poesía del momento. Era algo común y el "Succès de scandale " (éxito por escándalo público) una de las pocas vías que tenían los poetas para darse a conocer.</p> <p class="spip">La percepción de la modernidad de Baudelaire, el malentendido, viene de una lectura política a posteriori que considera que la incorporación del lumpen y lo indecoroso al prestigio de lo literario Charlie no sólo inauguraba una nueva sensibilidad sino que entraba en sintonía con el proyecto emancipatorio de raíz marxista en su lucha por el sufragio universal y por la igualdad ,que pasaba, entre otras cosas, por elevar a la esfera política a los excluidos -el lumpen proletariado. Se ve que no leyeron bien que para Baudelaire el desharrapado, la odalisca y la puta vieja siguen siendo monstruos -seres inferiores- o héroes -seres superiores- y no iguales ni sujetos a reivindicar sino objetos de una representación artística en un artificio poético destinado a hepatar al burgués. Algo como lo que se hacía en el videoclipeo pop mainstream de los 80 para conseguir el parental advisory.</p> <p class="spip">Lectura recomendada: "Las reglas del arte" de Pierre Bourdieu. Baudelaire de W. Benjamin.</p> <p class="spip">Saludos.</p>
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