ACCESO A LA CULTURA // JARON ROWAN, DE LA PRODUCTORA CULTURAL YPRODUCTIONS
“La cultura al servicio de la economía es un proyecto de gobierno de la ciudad”

A su paso por Madrid en
los talleres Atravesad*s
por la cultura, charlamos
con Jaron Rowan,
de la productora cultural
YProductions, donde
investigan cómo se
entrecruzan sujetos,
dineros, ciudades,
política y cultura.

06/06/09 · 15:54
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CREATIVIDAD. “Las empresas empiezan a captar las formas de creatividad social, las ideas que surgen se convierten en productos”

DIAGONAL: Se oye hablar mucho
de cultura e innovación...

JARON ROWAN: Desde YP hemos
realizado una investigación en la que
hemos visto por un lado una “cultura
de la innovación”, esos planes-ciudad,
planes-barrio, que intentan aunar
la economía y la cultura con una
clara visión instrumental. Se trata
de un proyecto de gobierno de la
ciudad, que busca generar una sociedad
más imaginativa para generar
crecimiento económico. Por
otro lado, vemos una “cultura innovadora”
que sólo significa novedad
o transgresión. Y por último, nosotros
hablamos de tramas y colectivos
autoorganizados, capaces de
generar cultura, lo denominamos
innovación “emergente”.

D.:¿Qué políticas públicas existen?

J.R.: En los años ‘80 empieza un debate
que dura hasta hoy sobre la
cultura como derecho; los movimientos
sociales (feministas, étnicos)
empiezan a cuestionar al Estado
“de hombres blancos” como
garante del acceso a la cultura. Y
justamente tenemos un discurso
neoliberal emergiendo que ve la
cultura como un recurso y que dice
que en vez del Estado sean empresas
las que proporcionen productos
culturales y que la gente vote con
su bolsillo. Iniciativas públicas buscan
que personas o asociaciones
que estaban generando cultura pasen
a ser empresas culturales. Esto
siempre es a costa de privatizar su
conocimiento y de sustraerlo de la
cuenca en que lo han producido. Y
esa idea de cultura va comiéndose
lo que era la idea de la cultura como
derecho. Tenemos unas políticas
culturales muy mal pensadas,
el Estado piensa qué le falta a una
ciudad y lo intenta proporcionar,
pero en detrimento de mirar qué
está pasando y cómo se puede ayudar
a que eso siga pasando; no premian
lo que está pasando de abajo
a arriba, ni construir un contexto
cultural fuerte en vez de un contexto
cultural llamativo, ni premian
crear un dominio público rico y accesible.
Nos interesa pensar qué
política pública favorecería eso.

D.: ¿La creatividad social?

R.W.: Sí, las empresas empiezan a
captar estas formas de creatividad
social, las ideas que surgen, y las
convierten en productos, las llevan
al mercado y lo comercializan. Ser
conscientes de que somos productores,
de que generamos riqueza,
pero no capitalizarla implica que
alguien lo está haciendo en detrimento
de nosotros mismos. Trabajamos
más horas que las ocho de
nuestros padres y abuelos, tenemos
una carga enorme de responsabilidad
y hemos pulverizado todas las
ganancias sindicales. Tenemos que
pensar cómo generar canales para
que ese conocimiento vuelva, hablamos
de dominios públicos, de
instituciones de lo común, que permanezcan
abiertas a la gente pero
que también devuelvan lo que está
generando la gente. Sabemos que
no queremos entrar en cierta economía
de la cultura y si no queremos
que se base en la propiedad intelectual,
todo esto lo tenemos que
resolver nosotros.

D.: ¿Podrías poner algún ejemplo
de esas políticas públicas aplicadas
a la ciudad?

R.W.: El caso paradigmático sería
Barcejavascript:barre_raccourci(’’,’’,document.formulaire.texte)lona ‘92, cuando se ponen al
servicio de la ‘gobernanza’ de la
ciudad todas las industrias de diseño
y la imaginería, lo audiovisual,
para generar esta imagen de
ciudadano feliz que quiere ser voluntario,
para eso hay muchas campañas
de diseño, muchos ecos. Es
una orden que viene desde arriba.
En Barcelona las instituciones han
sido desde mediados de los ‘90
siempre superporosas, podías ver
gente de la escena alternativa desarrollando
proyectos en ellas. En
Madrid nos encontramos que no
hay esa flexibilidad; el “paseo de
los museos”, generar un paseo del
turismo cultural, es una forma de
gobierno muy antiguo. Aunque sí
hay cambios, por ejemplo, si miras
el Círculo de Bellas Artes hace
10 años y ahora, en estos momentos
hay gente que podría estar facilitando
entrar nuevas líneas…

D: ¿Por qué se apoyan los Planes de
Emprendizaje, basados en políticas
que premian que los sujetos culturales
sean empresas culturales?

R.W.: En estas industrias creativas
somos trabajadores autónomos,
freelances, todos los que estamos
pululando en economías
semiformales. Estos Planes, ante
la incapacidad de generar empleo,
sacan a mucha gente del paro.
Más de fondo, se fomenta una
especie de empresarialización de
la sociedad, de las personas, para
que todos seamos y pensemos como
empresas. Somos un inmenso
departamento de Investigación y
Desarrollo externalizado.

Por otro lado, la gente se mete en
estos planes porque estamos muy
jodidos, pero se vive con muchas
contradicciones: ¿es por vocación o
por necesidad?, “creatividad versus
gestión”. La autonomía y la libertad
entran en crisis cuando tienes que
generar beneficios…

MÁS INFO

TODAS LAS INVESTIGACIONES
DE YPRODUCTIONS EN:
http://www.ypsite.net/index_es.php

LOS PRÓXIMOS TALLERES DE
ATRAVESAD*S POR LA CULTURA:
http://atravesadasporlacultura.word
press.com

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