REALIDAD Y FICCIÓN DE DEPORTES A ESCALA
¿A qué juegan las micronaciones?

La construcción de identidad,
tan común al deporte cuando se
juega a escala internacional, tiene
en las micronaciones un espejo
irónico en el que contemplarse.

26/04/07 · 0:00
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Una micronación es
una entidad, con
existencia física o
virtual, que imita
algunos elementos de los
Estados-nación con el propósito
de reivindicar la autonomía
de un lugar olvidado o,
con más frecuencia, a fin de
ironizar sobre la idea misma
del Estado-nación. La ‘micropatrología’ -disciplina emergente
que estudia este asunto-
viene estableciendo una
categorización inacabada, de
la que cabría inferir los siguientes
‘modelos’: lugares
abandonados y reivindicados -pequeñas islas, plataformas
marinas, bases y refugios militares,
etc.-, simulaciones
políticas y ficciones artísticas.
En este enfoque rigorista no
estarían incluidos aquellos
proyectos de nuevas naciones
o ‘estados reclamantes’.

El origen insular del fenómeno,
que data del siglo XIX
cuando aventureros o viejas
glorias caídas en desgracia
fundaban su propio Estado en
islas o archipiélagos deshabitados,
pervive hoy en la isla
artificial de Sealand, la más
popular y discutida de las micronaciones.
Se trata de una
plataforma construida en
1942 por el Ejército británico
en el Mar del Norte -diez kilómetros
al norte de la costa
de Suffolk- y que, abandonada
tras la guerra, fue ocupada
y reclamada en 1967 por la familia
y asociados del radioaficionado
Paddy Roy Bates. Las
escaramuzas y el desarrollo
acelerado del andamiaje estatal
han jalonado los 40 años
de historia de Sealand, de actualidad
otra vez desde que
en enero se supo que el Estado
está en venta y que el
principal interesado en su
compra es el grupo sueco anti-
copyright The Pirate Bay,
que pretende así eludir las
restrictivas normas de la UE.

Curva infinita

No obstante, si algún fenómeno
ha marcado la aventura
micronacional ha sido la
eclosión de internet en los
años ‘90. La constitución de
micronaciones es desde entonces
un deporte en sí mismo.
Hoy resulta imposible
determinar el número de pequeños
Estados virtuales que
proliferan en la red, muchos
de ellos de existencia efímera,
como imposible resulta
aprehender la dimensión de
algunas propuestas.
Así, tal y como señala
Agustín Fernández Mallo en
su novela Nocilla Dream
(Candaya, 2007), una de las
micronaciones más interesantes
es el Reino de
Ergaland & Vargaland, constituido
por tres clases de territorio
fronterizo: un territorio
físico (todos los territorios
fronterizos entre todos los
países de la tierra), un territorio
mental (el duermevela
y el ensimismamiento) y un
territorio digital (los espacios
cibernéticos potencialmente
ocupables). “De esta manera,
una vez dibujado sobre el
mapamundi el territorio físico
de este microestado, su resultante
será una curva que
recorra todas las fronteras,
una curva ancha y potencialmente
infinita”.

Medio campo

En las micronaciones, la voluntad
imitativa supera con
creces la constitución de un
aparato legal o las querellas
sobreactuadas entre aspirantes
al Gobierno. Y el deporte

 y su oportunidad de “crear
identidad nacional”- juega un
papel significativo. Sealand,
cuya dimensión no excede la
de medio campo de fútbol, ha
sido pionero a la hora de
apostar por la práctica -y la
publicidad- deportiva.
La plataforma marina
cuenta con equipos de minigolf,
slot (escalextric), fútbol
y atletismo. En 2006, Peter
Emmerson y Anthony Pope
representaron a Sealand en
el World Mini-golf Tour.
Pope logró la victoria en el
Brighton Invitational Competition
celebrado en agosto.

También el pasado año, la
micronación participó en la
versión slot de las 24 horas
de Le Mans: los ocho integrantes
del equipo concluyeron
en séptima posición. Las
veleidades futbolísticas datan
de la temporada 2003-
2004, cuando le fue concedido
al equipo danés de
Vestbjerg el privilegio de representar
al Estado de
Sealand. No obstante, la pista
de esta aventura se pierde
a finales de 2004; el conjunto
trataba entonces de disputar
un encuentro con la también
voluntariosa -y no reconocida-
selección del Tíbet.

Pero quizás el episodio
más reconocible como ‘made
in Sealand’ lo ha protagonizado
el atleta canadiense Darren
Blackburn, que en enero
de 2003 se ofreció como corredor
de la plataforma. Único
integrante del equipo de
atletismo, le fue concedido el
título de “Athleta Principalitas”
y con él ha venido compitiendo
en diversos maratones.
La página web Darrenblackburn.
com ofrece información
detallada sobre sus
participaciones, aunque el
hecho de que no haya ninguna
referencia posterior a septiembre
de 2005 tal vez sea
indicio de su retirada.
Las micronaciones -en
particular, las puramente virtuales-
no se han conformado
con colarse en las competiciones
convencionales.
Prueba de ello fue la celebración
del torneo Eifa World
Cup 2004-2005, ‘alojado’ por
el Reino de Babkha. Concurrieron
29 micronaciones y
se disputó de acuerdo con las
reglas del micronational soccer
(mncentre.net/eifa/rules).
Torneos de estas características
han favorecido la
aparición de micronaciones
concentradas en la actividad
deportiva y cuya existencia
se ciñe en ocasiones a la duración
del campeonato. No
obstante, en la actualidad se
está produciendo un intenso
debate con el fin de organizar
los ‘microdeportes’. Desde
el pasado 12 de marzo, la
Federación de Fútbol Micronacional
discute en el foro
virtual The Arena, gracias al
impulso del microestado de
Jamzinia, sobre el modo de
dotar de coherencia y continuidad
a estos encuentros
etéreos de balompié.
En las discusiones ficción
y realidad quedan tan difuminadas
como los límites del estado
fronterizo e inabarcable
de Ergaland & Vargaland.

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