Cine
Historias cruzadas de acoso sexual

Se edita en DVD ‘El Cairo, 678’, una ficción basada en hechos reales que busca debatir la situación de las mujeres en Egipto.

19/02/13 · 13:32
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Fotograma de la película 'El Cairo, 678'

Rodada en el Egipto de Hosni Mubarak y estrenada pocos días antes de las grandes manifestaciones ciudadanas de enero de 2011, El Cairo, 678 llegó a España apenas un año después que otra cinta de su misma nacionalidad, Mujeres de El Cairo, consiguiese cierta repercusión. Aunque su enfoque es muy diferente, ambas obras comparten la preocupación por tratar de la situación de las mujeres en ese país. Y coinciden en hacerlo mediante un planteamiento coral.

El guionista Mohamed Diab debutó en la dirección con un relato, por momentos asfixiante, del acoso sexista en la capital egipcia. Se centra en las historias cruzadas de tres víctimas de este drama generalizado, nacido en un contexto donde se unen la represión, el resentimiento sexual y el desplazamiento de las mujeres a un rol sumiso. Fayza es una modesta funcionaria, exponente de una vida conservadora sin caer en el fundamentalismo. Seba es una artista cuyo marido es incapaz de aceptar el asalto que ella ha sufrido. Y Nelly es una monologuista basada en un personaje real: la primera persona que llevó a juicio una demanda por acoso en ese país. En buena medida es la cotidianidad de Fayza, en especial el espacio sobrepoblado del autobús público 678 que da título a la ficción, la que establece el clima de amenaza constante e indefensión que caracteriza la película. Pero en los paisajes más amables del Egipto de la burguesía urbanita también se responde al machismo con un código de silencio nacido del miedo a la pérdida de reputación.

Una vez establecido el nexo común de una vivencia traumática, los caminos vitales de los tres personajes principales acaban por confluir. Más sobria que la satírica Mujeres de El Cairo, más unívocamente oscura, la obra de Diab toma la forma de filme de denuncia y debate. Se reorienta hacia un cierto thriller cuando las protagonistas, marcadas por sus experiencias y por la gestión que hace de ellas su entorno, se entregan a una espiral violenta. Pero la narración prioriza lo humano por encima de su componente de investigación policial. Y rehúye también un planteamiento de enfrentamiento total entre sexos: aunque los hombres aparecen siempre en segundo plano y su rol suele ser negativo, varios de ellos ofrecen suficientes momentos de duda, de pequeñas superaciones, como para facilitar una cierta identificación crítica del espectador masculino. Los conflictos de clase y visiones del mundo, además, desestabilizan la relación entre las mujeres a pesar de que sobrellevan heridas similares.

El Cairo, 678 alude en diversas ocasiones a un Egipto que considera antipatriótica la crítica de realidades problemáticas. Parece que el autor acertó en resaltar ese aspecto, porque su obra despertó una gran polémica al considerarse contraria a los intereses nacionales. Y sufrió intentos de boicot a pesar de no enfrentarse frontalmente con las autoridades. Diab dibuja un país que obliga a sus mujeres a asumir humillaciones cotidianas o a afrontar graves consecuencias en su vida personal, pero también dimensiona los avances legislativos en un texto final con aires de concesión. Aunque no condene radicalmente la violencia reactiva de Fayza y compañía, sí la retrata como una respuesta patológica a una realidad también enferma. Inicialmente, los actos del grupo tienen un componente catártico y revulsivo. Pero el cineasta no aplaude el justicierismo: básicamente advierte de las consecuencias posibles de un desamparo tanto institucional como social, tanto legal como emocional. Y consigue un filme de visionado enriquecedor e incómodo, militante pero suficientemente matizado a nivel dramático.

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