El guardián
El guardián de lo real

GUS VAN SANT (2005)

18/07/07 · 18:14
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En esta apuesta por
un cine formalmente
documental, Van
Sant se aparta de las dos
direcciones últimamente
más comunes: ni cae en ese
hiperrealismo morboso que
se deleita en la agonía ni
tampoco opta por ofrecernos
un material fílmico que
intente encontrar explicaciones
racionales a hechos
traumáticos, como ocurría
con el Columbine de Michael
Moore. De hecho, la
vía de Van Sant destierra
cualquier abordaje racional.
Mientras otros cineastas
muestran con detenimiento
vísceras y órganos,
Van Sant utiliza una mirada
semejante para detenerse
en aquellos hechos
que nos parecen incoherentes,
inexplicables, ininteligibles.

Pero ésa es la manera
que Van Sant tiene de acercarse
a lo real. Al igual que
otros cineastas encuentran
la verdad en el descubrimiento
de mecanismos
explicativos que puedan
arrojar luz sobre los hechos,
Van Sant cree que la
realidad es fría, inasible, e
impenetrable. Que no la
podemos conocer, en definitiva;
que cuanto más nos
acercamos a ella, como vemos
en su remedo de Kurt
Cobain o en sus asesinos
de Elephant, menos podemos
entender.

En Politique de la littérature,
Jacques Ranciére recuerda,
al hablar de Mallarmé,
como el arte por el
arte fue una reacción contra
el imperio de la mercancía
que terminaba por erigir
una nobleza fantasma,
guardiana de un orden
lo incomunicable. En lugar
de la palabra viva, en lugar
del sentido, “el artista puro
instituía un mundo de silencio
y de petrificación”.
Ésa es la apuesta de Van
Sant. Pero éste no se opone
ahora a la apropiación burguesa,
al intento de producir
beneficio de cualquier
materia, sino al intento
producir racionalidad
sentido de cualquier hecho.
Van Sant se convierte, así,
en un nuevo guardián de
inefable. En otras palabras,
propugna un nuevo juego
estético de validez política
altamente reducida y
escasa correspondencia
con la realidad.

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