Natasha Trethewey
Bartleby (2009)
13 euros
130 páginas
Cuando la amnesia es un elemento político básico
para la persistencia del statu quo, apelar al esfuerzo
de la memoria se convierte, de base, en un acto
subversivo. Y recordarla y hacerla presente, a la
vez que ilumina nuestros días, explicando así los
orígenes de un imperio tan hipócrita como el estadounidense
resulta, entonces, una herramienta
contestataria de primera magnitud.
Así, en primera persona, enhebrando la biografía
y la historia colectiva, reconstruye la vida
de los silenciados que han levantado su poderío
económico y militar (esclavos y soldados). Con
una decidida voluntad de recuperar el pasado
oculto (“la verdad sea dicha: no quiero olvidar
nada”), manifiesta una gran capacidad para el retrato
y nos presenta, mediante un recuerdo emocional,
no sólo de cronista, el pasado como base de las carencias
del presente; como un ejercicio de dignidad.
Así, emplea una línea más descriptiva y narrativa que inquisitiva,
testimonial, pero demuestra rigor métrico. Parte de acontecimientos
históricos concretos, pero la autora sabe aportar una visión global,
simbólica, universalizadora, de ellos.
Como hilo conductor, emplea el río Misisipi, como elemento que,
sin rigideces, simboliza una época y una condición social que la poeta,
con energía, se niega a enterrar en la Historia oficial.
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