Son ya 10 años de festival. En sus tres últimas ediciones, nos sorprendió con un hijo invernal, el Primavera Club. Como vástago ejemplar suena con más garra, y sin quererlo, incorpora lo que su progenitor, lleva en la sangre. Así que ahora más que nunca se ve el color que transporta el Primavera Sound, ese incesto en forma de espíritu de los ’90. La herencia rockera que resurge de lo que se podrían considerar clásicos de finales del siglo pasado. Pavement, Pixies, Sunny Day Real Estate, Built To Spill, The Charlatans, son un punto de referencia de aquello que se apartó del curso comercial y se denominó indie por abanderar proyectos paralelos en cuanto a formato promocional se construía.

Pixies en acción

Esta décima edición revive esa esencia, también con algo más ancestral, en su sonido y su concepto, Shellac, Mission Of Burma o Wire, dejarán que sus ecos crudos y revolucionarios se contagien bajo los espasmos heredados por No Age, Yesayer, Japanadroids, HEALTH o Beak>. Y dentro de la vertiente experimental y algo más electrónica mencionar a Tortoise, Fuck Buttons, Panda Bear, CocoRosie.

Mientras, la cantera de estas tierras, jugará baza con Standstill, Half Foot Outside, Mujeres, Nueva Vulcano. Un destacado a parte es la vena flamenca que deja la huella en el peculiar homenaje a aquella Leyenda del Tiempo de Camarón de la Isla.

Desde el lunes 24, Barcelona se convierte en escenario, porque junto al recinto específico, el Parc del Fòrum, contribuyen a sonorizar la condal otros locales como Apolo, La [2], la sala el Monasterio o Fantástico, además de recintos como Parc Joan Miró, el metro o FNAC.

En definitiva, inmenso cartel con escasa competencia en cuanto a criterio musical.

Siempre fue mayo un mes de inflexión para sacar los gritos en la condal.