"Europa está en 'deeply shit' y eso lo notamos los punkis"

Si ya conoces a The Vibrators te informamos de que vienen en mayo por aquí. Si no les conocías te introducimos en uno de sus conciertos, el de Roma, en el que tenemos a un enviado.

08/03/13 · 3:20
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1976, en España Los Diablos sacan Que suene ya la banda, en el 100 Club de Londres cuatro desconocidos hacen de teloneros a Chris Spedding. Pocos meses después lo acompañan en la grabación de Pogo Dancing, tema dedicado a una nueva forma de baile que se está difundiendo en los pub y en las salas inglesas. Son The Vibrators, serán una leyenda.

Desde Pure Mania, debut discográfico en 1977 en el sello Epic Records, The Vibrators han pasado por toda la escena punk hasta hoy, en Roma, cuando tocan en el Sinister Noise, actual meca del underground romano.

No es el Roxy Club, un local en el que Vibrators fueron el primer grupo punk que tocó en vivo, y aunque no sea la formación original, la fecha romana del tour europeo (en España estarán desde el 9 hasta el 12 de mayo) ha congregado a un público heterogéneo, alejado del estereotipo de chupas de cuero llenas de acero y pelos colorados antigravitacionales, aunque este servidor no registró ninguna camisa en el auditorio.

Me acerco al puesto de merchandising, que suele ser un amigo de confianza del grupo que maneja el dinero y repone los vinilos, las camisetas y las chapas agotadas. Habla en el más puro estilo cockney. Se desanima cuando le informo de las leyes indígenas acerca del consumo de drogas ligeras y se apresura a despertar al batería, John ‘Eddie’ Edwards, único superviviente de la formación que encantó a los espectadores del programa radiofónico de John Peel en los ‘70.

Eddie se sorprende de que haya un periodista para él. Contesta “¡grande!” a mi pregunta sobre cómo ve Europa y me suelta el rollo de protocolo acerca del nuevo disco y de lo excitante que es colaborar con otros músicos. Una hora después, sube al escenario acompañado por su duodécima cerveza y toca la batería, cantando, durante más de cien minutos que abrazan toda la producción de la banda.

Cuando acaban el segundo bis, los aplausos los acompañan al backstage donde abordo a Pete Honkamaki, bajista finlandés trasplantado en Londres y único tatuado del grupo, con el que empiezo una larga conversación interrumpida por seguidores que piden fotografías. Aunque de los tres sea quien viste más punk, tiene un ojo siempre listo para mirar los mensajes que le llegan al smartphone, porque nadie ha dicho que no se pueda escribir un mensaje de texto con los mismos dedos con que se tocan las cuerdas rugientes de un bajo muy amplificado.

Eres finlandés y tocas en un grupo que es leyenda del punk inglés. Ahora estás de gi- ra en Europa, ¿cómo la ves?

Si, somos leyenda (se ríe). Noches como ésta me lo confirman, ¿has visto qué energía había en la platea? Europa está en deeply shit, económica y socialmente, y esto lo notamos también los punkis. Nuestra intención era tocar en Grecia pero no hemos encontrado nadie que nos contratase porque allí están en una situación donde deben elegir entre comer y comprarse una entrada. ¿Cómo podemos hacer nuestro trabajo, que es tocar, si no hay espectadores? A veces nos escriben desde Inglaterra o EE UU para proponernos fechas para los conciertos, pero no podemos tocar gratis, o peor, perder dinero en los gastos.

Aunque eres más joven que Eddie, ¿ves una similitud en- tre la situación actual y lo que pasó con la Thatcher?

Me parece que se está replicando algo muy similar a la atmósfera de entonces. El miedo de la gente a perder su trabajo que le hace aceptar compromisos y el miedo “a lo actual” que los medios de comunicación diseminan en la población, es una fuckin’ shit. Vamos hacia atrás y el riesgo es acabar peor que en 1977.

El punk está bastante muerto, de hecho vosotros sois considerados “clásicos”. ¿Qué te parecen los grupos a uso de MTV que se disfrazan como en los ‘70 y se definen como “punks”?

Cada uno puede hacer lo que quiere con la música, porque es libertad. El punk es un género que goza todavía de gran popularidad y comprendo que haya jóvenes que quieren mantenerlo vivo, pero al mismo tiempo las discográficas proponen, como dices, una idea de punk que está muy lejos de lo que animaba los primeros años. Esto ha pasado con muchos otros géneros. De todos modos yo escucho muchísima música y encuentro a veces nuevos grupos que proponen algo que posee una energía similar a la que nos ha animado y anima.

Sois underground, de hecho habéis tocado esta noche para menos de cien personas. ¿Es más simple o más complicado ser un punk en el nuevo siglo? ¿En Inglaterra os va a ver todavía la “old school”?

Es igual de maravilloso. Nos encanta la atmósfera, los que bailan y el buen rollo que se instaura. Creo que ahora es más simple porque se han derribado las fronteras entre el punk y los otros géneros. De hecho esta noche había skin, chupas de Clash, gente de mediana edad. En Inglaterra es igual, vienen los old school con los hijos o los nietos y me encanta porque quiere decir que no todo se ha acabado, que se siguen desarrollando emociones alrededor de nuestros temas.

Seguimos hablando, me pregunta que “fuck” hago yo escribiendo para un periódico español y pasamos a temas más personales hasta que se secan nuestras gargantas y debemos ir a la barra a pedir una cerveza. Allí le dejo con sus fans, me sonríe confiándome que “el punk estará muerto pero esto me encanta”. Que viva Pete y que viva Vibrators, que cargan su furgoneta sin pedir ayuda a nadie, listos para llevar su arte a otra parada.

La segunda línea del punk o las sagas de actores de reparto

The Vibrators se ha convertido junto con UK Subs en los últimos supervivientes de la segunda línea del punk británico, ésa que comen- zó en los ‘70, se desarticuló en los ‘80 y solo regresa vía “one hit wonder” a través de un anuncio, una película o un DJ avispado. En el caso de la banda que ahora encabeza el batería John “Eddie” Edwards, ese tema-emblema bien podría ser "Stiff little fingers", de su álbum más aclamado, Pure Mania, que dio nombre a la banda de Belfast que emocionó a los, estos sí, archifamosos Green Day.

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