Mariem Hassam, la voz más representativa de la diáspora saharaui, acaba de estrenar su
segundo disco como solista, ‘Shouka’, (la espina), un recorrido a través de las luchas olvidadas
de su pueblo. Hablamos con ella de su música, de sus tradiciones y de su pueblo.
- Mariem Hassam y dos de sus músicos fueron agredidos, en octubre de 2009 en Madrid, por vestir la cantante una melfa, el traje típico de las saharauis.
Los temas de Shouka son de lo
más variado, aunque el hilo
conductor sea siempre la lucha
del pueblo saharaui. ¿Cómo ha
nacido la idea de este disco?
Hace ya tiempo que en el sello
Nubenegra me preguntaban si
tenía canciones para grabar un
nuevo disco. Yo estaba tocando
con guitarristas españoles y
siempre contestaba que para
componer necesitaba a un guitarrista
saharaui que conociera
el azawan, nuestra cultura.
Cuando por fin en Tenerife coincidí
con Lamgaifri Brahim, un
joven guitarrista que conocía el
azawan, no lo dudé y lo invité a
venirse para mi casa y ponernos
a componer. Enseguida empezaron
a venirme ideas y músicas,
y las canciones fueron tomando
forma rápidamente.
¿Cómo ha surgido la colaboración
con el poeta saharaui
Lamín Allal para este disco?
En el haul, en la música saharaui,
la poesía y la música están
íntimamente ligadas. Las poesías,
como las canciones se rigen
por las gamas saharauis (modos
con escalas y afinaciones).
Me gusta mucho escuchar a los
poetas cuando se reúnen en
una jaima y recitan sus poesías.
Nacen ya con un ritmo preciso,
tanto que parece que el poema
se va a echar a volar en algún
momento, como si fuera
una canción.
A Lamín Allal lo conozco desde
hace mucho. La primera canción
que hicimos juntos es de
1995. Se titula El Chouhada y
habla de mis tres hermanos
muertos en la guerra contra
Marruecos. La canto en todos
mis conciertos, aunque siempre
es duro recordar a tus familiares
muertos, tan jóvenes.
Shouka es una respuesta al discurso
de Felipe González en los
campamentos en 1976. Han pasado
34 años y todavía la espina
sigue clavada...
Y seguirá clavada hasta que recuperemos
nuestra tierra y nos
olvidemos de ese señor y de los
políticos que tanto daño nos
han hecho. Porque lo que está
claro es que Felipe no cambia,
que sigue haciendo declaraciones
contra los saharauis, diciendo
que mi país no tiene riquezas
ni tiene nada, pero se
llevan la pesca de nuestro mar,
los fosfatos de nuestra tierra, y
hasta la arena de nuestro desierto.
Por eso he querido responderle.
¿Se puede luchar contra una
ocupación a través de la expresión
artística?
Vosotros los españoles tenéis
una buena experiencia de lo importante
que puede ser la cultura
para luchar contra la opresión.
Nosotros igual. Si no, ¿por
qué cada vez que damos un concierto
en alguna ciudad importante
de Europa los funcionarios
marroquíes de los consulados
tratan de boicotearlo? Nuestra
música, nuestros bailes, nuestra
poesía, nuestra lengua son las
pruebas evidentes de que nosotros
somos distintos, de que no
somos marroquíes, ni lo hemos
sido, ni lo seremos jamás.
¿Como te sitúas, como artista y
como activista, frente la ambivalencia
del mundo occidental
hacia la cuestión saharaui?
Me duele que todo se mueva por
intereses económicos. Que te
prometan una cosa, luego hagan
otra y que no respeten nuestros
derechos. ¿Para qué está la ONU
o la UE? ¿Por qué no se cumplen
sus resoluciones? Los gobiernos
europeos no nos hacen ni caso,
sólo las asociaciones nos ayudan
todo lo que pueden.
Cuando en 1991, propiciado
por la ONU, se acordó el alto el
fuego con Marruecos y se decidió
que había que hacer un referéndum,
en los campamentos
explotamos de alegría y empezamos
a fabricar baúles y cajas
de madera para meter en ellas
todas nuestras cosas y volver a
nuestra tierra para votar en el referéndum.
¡El chasco que nos
llevamos cuando entendimos
que nos estaban tomado el pelo
fue tremendo! Han pasado casi
20 años y no se me olvida la frustración.
Por eso mi trabajo es tan
importante, ahora que voy de gira
por Oceanía, además de conciertos
hago muchos talleres, de
cultura saharaui, de baile o de
simple conversación con el público
del festival.
¿Cómo ves el futuro de la música
y de la lucha del pueblo saharaui?
Discos como Shouka, o antes
con Deseos, me dan mucha fuerza.
Veo que soy capaz, con la
ayuda de un gran equipo, de hacer
algo concreto, para el que
quiera disfrutar y para el que
quiera comprender. Y si alguien
se lo quiere pasar aún mejor,
que venga a mis conciertos.
Desde el ministerio de Cultura
de la República Árabe Saharaui
Democrática se está trabajando
muy bien en los campamentos
de refugiados. En Nubenegra se
ha hecho una campaña llamada
“Una guitarra para el Sahara” y
se han recogido cerca de 40 guitarras
para que los jóvenes saharauis
aprendan los fundamentos
del haul, nuestra música, que es
algo bastante complejo pero que
no podemos perder.
Con respecto a la lucha de mi
pueblo, creo que está muy claro;
no nos hemos sometido y no hemos
hecho una guerra y aguantado
34 años en la hammada argelina
para rendirnos. Seguimos
viviendo en nuestras jaimas para
que todos entiendan que es
algo provisional, que nuestra voluntad
es volver a nuestra tierra,
al Sahara Occidental, pero con
la cabeza alta y en libertad.
¿Qué ha supuesto para ti la
lucha de Aminetu Haidar?
Aminetu, para mí, está en lo
más alto. Es una luchadora que
está por encima de todos. Una
mujer valiente que lo ha demostrado
muchas veces. Está
muy preparada y se ha hecho
respetar una vez más.
La melfa, el traje típico de las
mujeres saharuai, ha sido motivo
de varias agresiones a lo largo
de estos ultimos años…
Sí, ya ves, otro elemento de
nuestra identidad cultural. Antes
pasaba menos pero ahora parece
que los adoctrinan. ¡Que nos
dejen en paz con nuestras melfas,
que nosotros no nos metemos
con sus chilabas! //
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