ENCIERRO: ACTORES Y TÉCNICOS SE ENCERRARON EN LA SALA NUEVO APOLO DE MADRID EN PROTESTA POR IMPAGO
El escándalo de ‘Maribel y la extraña familia’ destapa la precariedad en los trabajos del teatro

Más de 70 personas despedidas sin cobrar. Una
productora que se declara en quiebra sin previo aviso. Un
musical millonario que desaparece. Pasó con Maribel y la
extraña familia
, donde se pudo ver la peor cara del
teatro. Actores y técnicos alertan: no es un caso aislado.

05/05/06 · 20:26
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MOVILIZACIONES. Desde el fin del encierro, técnicos y actores se manifiestan frente al Ministerio de Cultura. / www.maribelenlucha.es.tt

El telón se cerraba días
antes de lo previsto.
El domingo 4
de diciembre, tras
terminar la función, un gabinete
de abogados de las productoras
Maribel y la Extraña
Familia. El musical
S.L. y Mundo Ficción notificaron
a los técnicos y actores,
más de 70 personas, que
ése acaba de ser su último
día de trabajo. No sólo eso,
la productora se había declarado
en quiebra, por lo que
no se podría pagar la nómina
del mes anterior ni lo
acordado para diciembre.
La primera reacción de los
afectados fue encerrarse en
el teatro Nuevo Apolo para
exigir su salario. La productora
desvió la atención hacia
la sala, recriminándola por
haber provocado la quiebra
al requisar la recaudación de
las últimas semanas. Pero el
elenco de actores y el equipo
técnico recuerdan que la relación
laboral es con la empresa,
que en total les adeuda
más de 140.000 euros.

Cúmulo de
irregularidades


El martes día 6 se decidió
levantar el encierro y emprender
acciones legales
contra la empresa. Al parecer,
en Maribel y la extraña
familia S.L. no faltan irregularidades.
Se trata de una
productora creada en exclusiva
para esta obra. Entre
sus productores se encuentra
Mundo Ficción, una
empresa ligada al diario El
Mundo y sin la menor experiencia
teatral. A ello se
añade, además, la sospecha
generalizada entre los afectados
de que la quiebra sea
fraudulenta.

“Es alucinante que de repente
te echen y no te paguen
en una obra que tiene
un presupuesto multimillonario
y que había recibido
también subvenciones millonarias”,
enfatiza Olga Blanco,
una de las técnicas del
musical. En concreto, al coincidir
con el centenario de
Miguel Mihura, el montaje
contó con 300.000 euros en
subvenciones del Ministerio
de Cultura y la Comunidad
de Madrid. “Eso hace pensar
también en la falta de vigilancia
que hay sobre ese dinero”,
señala Miguel Gutiérrez,
secretario general de la
Asociación de Tramoyistas y
uno de los afectados por el
impago. “A pesar de cobrar
las ayudas, luego no se ha pagado
a nadie. También deben
dinero a los proveedores.
Deben el vestuario, las
luces, el decorado: todo.”

“¿Hasta cuándo?”

La indignación levantada por
el escándalo de Maribel y la
extraña familia se ha convertido
en detonante de una serie
de protestas dentro del
mundo del teatro. Ya no se
trata de cobrar el salario. El
objetivo de las protestas está
en dar un grito de Nunca
Más a este tipo de engaños,
más aún cuando situaciones
de esta clase están lejos de
ser casos aislados.
Tan sólo en el teatro Nuevo
Apolo ésta es la tercera
obra del año que se retira de
cartel antes de lo anunciado.
Judasy Wallada, los dos
musicales anteriores, bajaron
el telón sin cumplir las
expectativas.

A juicio de algunas técnicas,
como Olga Blanco, peor
aún resulta que estas situaciones
sean vistas como normales.
“Hablas con otros técnicos
y a muchísima gente le
ha ocurrido alguna vez algo
parecido. Llega el momento
en que la gente asume que
no te puedan pagar por tu
trabajo, o que recibas el dinero
un año más tarde.”

Sin embargo, en esta ocasión
no han querido que suceda
igual. Un día después
de levantarse el encierro,
cientos de actores y técnicos
de Madrid recibían un mensaje
de texto en su móvil:
“¿Hasta cuándo aguantaremos
que los productores se
rían de nosotros? Lo de
Maribel y la extraña familia
es una más. Concentración
todos los días a las 13 horas
en la plaza del Rey [enfrente
del Ministerio de Cultura]”.

Desde ese día hasta la fecha
no han parado las concentraciones.
De hecho, al
cierre de esta edición estaba
prevista una manifestación
para el miércoles 21 por las
calles de Madrid, y donde se
animó a la asistencia del mayor
número de técnicos, actores
y amantes de las artes
escénicas. En opinión de la
técnica Teresa Antón, “de todo
lo que ha pasado, de que
hayan echado a tanta gente,
lo único positivo es que tenemos
la posibilidad de unirnos
y protestar juntos, porque
las condiciones laborales
son de vergüenza”.

Ilegalidades como rutina

Trabajos sin contrato, sueldos
en dinero negro, jornadas
maratonianas con horas
extras que no llegan a
pagarse; viajes con conductores
que no duermen
lo suficiente; e incluso una
nula preocupación por los
riesgos laborales. Situaciones
de este tipo se han
vuelto rutinarias en la vida
de los técnicos de artes escénicas.

“Después de 40
años trabajando en esto da
rabia ver que las cosas vayan
a peor”, protesta Gutiérrez.
“Este ha sido siempre
un trabajo difícil, pero en
los últimos tiempos han comenzado
a surgir unas productoras que da pena verlas.
Los antiguos productores tenían
pasión por el teatro.
Ahora en cambio salen empresarios
que sólo piensan
en ganar dinero y en llevarse
subvenciones. Si no les
sale rentable lo dejan todo y
desaparecen”.

“Convenio deplorable”

En esta lógica empresarial
todos los gastos se abaratan
al máximo. Y el técnico termina
siendo el mayor afectado.
A juicio de Olga, “cuando
se dan situaciones de abuso,
la protesta de un actor puede
hacer más daño, sobre todo
si se trata de un rostro conocido.
Sin embargo, los técnicos
terminan siendo la
parte más indefensa”. Un
compañero de la misma profesión,
Humphrey Portela,
señala resignado lo que esto
acaba significando: “lo más
sangrante de todo es que seguimos
cobrando lo mismo
que hace 20 años”.
Problemas así tienen lugar
principalmente debido a la
falta de un marco que regule
la labor técnica. “No existe
un convenio específico, sino
que se regula por los de
otras actividades, que en
muchos casos son obsoletos
y deplorables”, puntualiza
Portela.

El mismo problema señala
la Asociación de Técnicos de
las Artes Escénicas (ATAE).
Como explica su coordinadora,
Carmen Torres, la de
técnico es una de las profesiones
menos legisladas.

Tampoco la formación
cuenta con un título homologado,
lo que facilita un alto
grado de intrusismo que
provoca mayor precariedad
en los contratos. Y a todo
ello se suma uno de los mandamientos
del teatro: “el espectáculo
ha de salir, no importa
a costa de lo que sea”.
Sin embargo, diferentes
colectivos de técnicos han
empezado a cansarse de que
ese “lo que sea” siempre recaiga
sobre ellos. Además de
la veterana Asociación de
Tramoyistas, en los últimos
tiempos han comenzado a
surgir en diferentes puntos
del Estado varias asociaciones
con el objetivo de dignificar
este trabajo.

Desde su aparición en Bilbao
en 2002, ATAE lleva luchando
contra la precariedad,
buscando una unión entre
artistas que resulta difícil
dada la alta temporalidad de
los contratos y la falta de un
lugar estable de trabajo. Y
con el mismo impulso han
despegado en los últimos
meses colectivos similares
en Cataluña y Murcia.
Ahora en Madrid se espera
que las protestas del caso
de Maribel... generen un movimiento
contra los abusos
empresariales. De momento,
se ha formado una asociación -Maribel en lucha-
cuyas demandas van más
allá del cobro de su salario.
Lo que finalmente logren dependerá
de la capacidad para
mantenerse unidos.

PINTORES DE LUZ Y ESCULTORES DE IDEAS
_ Además de la mejora de las condiciones
laborales, otro de los principales
caballos de batalla de las
asociaciones de técnicos consiste
en el reconocimiento artístico de su
trabajo. «Esta profesión es muy desconocida»,
explica Carmen Torres,
coordinadora de ATAE, «se piensa
en los técnicos como la gente que
carga las máquinas, pero también
hay que contar con los sastres,
decoradores, atrezzistas... En realidad
es un mundo inmenso».
En la reseña de un periódico se
suele hablar de los actores, pero
rara vez se menciona el esfuerzo del
diseño de luces o el trabajo que
requiere la maquinaria escénica. Por
eso, en opinión de Torres, el hecho
de no trabajar de cara al público les
convierte en la «hermanita pobre del
teatro».
No obstante, su labor requiere gran
sensibilidad artística. Los atrezzistas,
por ejemplo, se dedican personalmente
a dar forma a los muebles
que han de aparecer en la escena.
Para Humphrey Portela, a su vez
resulta ofensivo «que algunos productores
traten a los iluminadores
como 'cambiabombillas', cuando a
lo que más se parece es a un pintor
que usa luces en lugar de pinceles».
En resumen, explica, «lo que hacemos
los técnicos es trabajar con los
sueños del director. El director
puede tener ideas, pero nosotros
tenemos que transformarlas en realidad.
Ésa es nuestra misión».

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