Cuando en el año
2005 la Academia
sueca concedía el
premio Nobel de Literatura
al dramaturgo Harold
Pinter, pilló al mundo
editorial patrio con el paso
cambiado. De los ocho
libros del autor publicados
en el Estado español,
el único en castellano era
de Hiru Argitaletxea, una
desconocida y modesta
editorial vasca.
Y es que en este país,
con unos 77.000 títulos al
año, el mundo de las editoriales
es paradójico. Por
lo general, ni los títulos
más leídos son los mejores,
ni las grandes empresas
editoriales aseguran
diversidad, calidad e interés.
Y mucho menos se
atreven a la experimentación,
a dar oportunidades
a nuevos autores. Sin embargo,
entre la maraña de
cientos de pequeñas y medianas
editoriales, muchas
le dan al libro otro
valor que el de mera mercancía
o producto comercial,
con calidad y cariño.

Fuera de la lógica del beneficio,
les impulsan otros
vientos. Pero a durísimas
penas logran ser conocidas
por ‘el gran publico’.
Un claro ejemplo sería
la ya citada Hiru Argitaletxea,
de Hondarribia
(Guipúzcoa), puesta en
pie por un grupo de mujeres
capitaneadas por Eva
Forest. Se autodefine como
“editorial independiente
radicada en Euskal
Herria, nacida de una firme
voluntad por informar
y aportar puntos de referencia
que amplíen la visión
de aquellas ‘otras’ realidades
que, con demasiada
frecuencia, suelen
permanecernos ocultas”.
Tras estas palabras, unos
278 títulos distribuidos
entre cinco colecciones de
ensayo, dos de ficción,
dos de teatro (con unos
100 títulos), dos colecciones
para los inclasificables,
y otra para recuperar
toda la obra de Alfonso
Sastre, el gran dramaturgo
olvidado, avalan un
esfuerzo apenas reconocido.
Y eso que nos abren
el camino a grandes autores
como el historiador
Howard Zinn, Dario Fo, o
Jack London. Sin olvidar
a autores noveles o desconocidos,
como algunos
autores del mundo árabe.
Cambiando de registro,
destaca la barcelonesa
Virus editorial, “proyecto
de funcionamiento horizontal,
asambleario y autogestionario,
que nace a
principios de los ‘90 con
un doble objetivo: crear,
con carácter estable, una
infraestructura para la
edición y distribución de
libros que pudiera ser útil
a un amplio espectro de
personas y colectivos de
la izquierda antiautoritaria;
y fomentar a iniciativa
propia la edición o reedición
de libros con temáticas
que, normalmente, no
encuentran cabida o no
reciben el trato que merecen
en las editoriales comerciales”,
según sus propias
palabras. Su labor de
cooperación y coedición
con colectivos sociales les
asegura presencia en
cualquier local ‘alternativo’
del país. Las 11 colecciones
entre las que se reparten
sus 100 títulos les
dan gran amplitud de temas:
desde los guiones de
Los Electroduendes en el
programa televisivo La
Bola de Cristal, hasta los
textos antiglobalización
de Ramón Fernández
Durán, pasando por libros
de bolsillo, el Manual de
Guerrilla de la Comunicación,
o manuales sobre el
cannabis, o novela negra.

En la Sierra Norte de
Madrid, navega Ediciones
La Discreta, fruto de
la apuesta, allá por 1999,
de 33 amigos que, para
asegurar la publicación de
sus libros o de las obras
que les gustaban, acordaron
poner cuotas anuales
para financiarse. Repartiéndose
el trabajo y parte
de las ediciones entre los
conjurados, aseguraron
así la viabilidad del proyecto.
Un proyecto que se
ha ampliado, asentado sobre
una creciente base de
asociados, y tiene actualmente
seis colecciones,
con unos 41 títulos de narrativa,
poesía, ensayo,
textos recuperados, teatro
y textos universitarios.
Libros de calidad, preciosos,
muy cuidados, variopintos,
como el grupo editor.
Todo ello acompañado
de una espectacular y
original faceta de difusión
cultural. Por ejemplo, las
presentaciones de sus libros,
donde se mezclan
música, poesía y lecturas.