ENTREVISTA A LA KERMÉS
Desde Madrid para todo el mundo

En verano apareció el primer disco de La Kermés,
perfecta combinación de sonidos, lenguas y ritmos
hecha desde la base y que da un nuevo significado al
mestizaje musical. Todo ello, con licencia copyleft. El
Ruso, su cantante, responde a nuestras preguntas.

23/11/06 · 0:00



DIAGONAL: Hace ya unos
meses de la publicación del
disco y habéis hecho presentaciones
en directo. ¿Qué tal
está yendo la cosa? ¿Qué es La
Kermés Video Sound System?

LA KERMÉS: El disco salió
en el mes de junio y ahora
estamos inmersos en la gira
de presentación. Todo va a
paso de caracol, más con la
cadencia del proceso que del
acontecimiento. La Kermés
ha nacido con un deseo muy
humilde, pero muy fuerte al
mismo tiempo, de buscar lo
común y contribuir a tejer
por abajo con la música y la
cultura como armas.
Normalmente somos seis
en el escenario. El video
sound system es un comodín
que nos hemos sacado de la
manga, un formato de actuación
móvil más pequeño y que
de momento hemos probado
con un dj y un vj, pinchando
imagen y sonido, pero que
también hemos puesto a prueba
con un mc que se canta algunos
temas de La Kermés
con bases electrónicas.

D.: ¿Cuál es el sentido de mezclar
en un disco tantas lenguas
y estilos musicales?

L.K.: El disco nos ha salido de
dentro, tiene más que ver con
las tripas que con la cabeza.
Es un mapa de un estado de
ánimo colectivo y compartido
donde ha habido muy poco
espacio para el cálculo. Por
eso nosotros decimos que la
mezcla de lenguas y ritmos
nos sale automáticamente, sin
programa ni premeditación.
Una especie de espíritu nómada
que busca el choque y el
encuentro entre orígenes y
universos diferentes.

D.: Hace un par de semanas
pudimos ver a unos músicos,
Soziedad Alkoholika, juzgados
por sus letras. ¿Está tan
mal la cosa como para que lleguemos
a ver a un músico entre
rejas por el contenido de
sus canciones?

L.K.: Estamos viviendo un
tiempo peligroso de reducción
de las libertades. El régimen
de guerra global está generalizando
un retroceso enorme
y un déficit cada vez mayor en
términos de democracia y derechos.
Lo más jodido es que
antes el orden se imponía a
través de mecanismos disciplinarios
de naturaleza exterior
a las personas, pero hoy
cada vez más los mecanismos
de control nos penetran y nosotros
mismos somos los que
los ponemos en juego.
Creo que eso ha ido unido a
un proceso de homogenización
del gusto que ha afectado
de manera evidente a la industria
cultural en su conjunto.
Cada vez es más difícil abrir
brecha cuando partes de lógicas
diferentes o planteas un
más allá en el valor de uso de
la música. Los hermanos de
Garzón tuvieron que cambiar
de nombre a su banda por la
violenta amenaza judicial del
homónimo y patético juez.
Claro que ahora se llaman
Grande-Marlaska, pero a pesar
de lo delirante del asunto,
creo que es el síntoma de que,
como decía Kortatu, “hay algo
aquí que va mal”.

D.: Habéis pasado por México
hace poco. ¿Cómo ha sido la
experiencia? ¿Es un espejo en
el que mirarse?

L.K.: La experiencia ha sido
muy positiva. Ha resultado
una profunda e intensa conversación
con colectivos e iniciativas
sociales de las que
hemos aprendido mucho.
Coincidimos allí con la intensificación
del conflicto en
Oaxaca y tuvimos la oportunidad
de estar con las gentes
de la Asamblea Popular de los
Pueblos de Oaxaca (APPO) y
de La Otra Campaña zapatista.
México es un punto de referencia
para las resistencias
contemporáneas y un volcán
paradójico: la intensidad y la
potencia de las luchas nos llenó
los bolsillos de alegría y
fuerza, pero la histeria de los
de arriba ante esa potencia
social que no pueden controlar
se ha vuelto apuesta decidida
por la guerra como forma
de gestión del desorden e
intento desesperado de saturar
la crisis de Estado y de régimen
que tienen planteada.

D.: ¿Cómo valoras que, teniendo
Madrid el potencial
que tiene, apenas haya sensación
de ‘movimiento’?

L.K.: Construir movimiento
en ciudades tan grandes y
complejas como Madrid resulta
realmente difícil. Si se
echa una ojeada al contexto
europeo, las experiencias de
movimiento más interesantes
suelen localizarse en espacios
urbanos más pequeños. No
obstante, creo que hay una
profunda autocrítica colectiva
que realizar en el área de
la autonomía de lo social en
Madrid. Se ha vivido una derrota
evidente en términos de
movimiento en la que muchos
compas se han instalado, llegando
a convertirla en único
devenir posible. El movimiento
de okupaciones y de centros
sociales es quizá el campo
en el que esta derrota e incapacidad
colectiva se ha
plasmado de manera más
densa y evidente. En 1983 se
abrió el primer centro social
okupado en Madrid, ¿cuántos
centros sociales tenemos
hoy? ¿Se ha convertido la
okupación en una práctica social
de conquista del derecho
a la vivienda que ha calado en
nuestra ciudad?
Una especie de deriva peligrosa
ha convertido en hegemónicas
concepciones de la
acción política débiles que
han renunciado a articular espacios
políticos capaces de
atravesar la vida metropolitana
y abrir un polo de conflicto
y de resistencia, no solamente
reactiva sino fundamentalmente
propositiva. La izquierda
alternativa de Madrid, como
la institucional, le tiene
miedo a la gente y prefiere
construir pequeñas burbujas
donde sus activistas se sienten
cómodos en el ejercicio retórico,
se pierden en malabarismos
semánticos en unos
casos o resultan inútiles y aburridos
por la centralidad que
le conceden al hecho ideológico
en otros. Será desde lugares
diferentes desde los que
surgirá la revuelta, como ha
ocurrido en los barrios más jodidos
de Francia.

Más información
En lakermes.info se puede
descargar el disco, adquirir material,
participar en el blog y estar
al día de su actividad.

CREATIVE COMMONS
_ Según El Ruso, «hemos optado por
registrar las canciones de nuestro
disco con una licencia copyleft
como forma de experimentar y preguntarnos
si hay otras maneras
posibles de situarse en el marco de
la profunda transformación que
está viviendo la producción musical.

Nos ofrece la posibilidad práctica
de no dejar de preguntarnos por
la compleja situación que atraviesa
el mundo de la música en nuestros
días. Pretender que los músicos
puedan obtener la renta suficiente
como para vivir de la venta de discos
es absurdo: desde que la
industria musical es industria, la
inmensa mayoría de los artistas no
sobrevive de la venta de sus discos.
El problema político es evidente
para los músicos: desligar de una
vez por todas la venta de discos del
problema de la obtención de renta
y luchar por la conquista de un
marco público de apoyo a la cultura
y a los artistas semejante al existente
en otros lugares de Europa».

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