ENTREVISTA CON EL FILÓSOFO BOLIVAR ECHEVERRÍA, PREMIO SIMÓN BOLÍVAR AL PENSAMIENTO CRÍTICO 2007
“El descontento se está dando en los usos y costumbres de la vida cotidiana”

Podría parecer que el capitalismo ha ganado la partida y ha conseguido imponerse como algo inevitable. El profesor mexicano Bolívar Echevarría, sin embargo, afirma que en ciertas expresiones de la vida cotidiana se puede rastrear un descontento con el modo de vida capitalista; un descontento, además, que está generando vías inéditas de construcción política.
DIAGONAL conversó con este intelectual, cuyos ensayos han sido premiados en Venezuela.

04/10/07 · 0:00
Edición impresa
JPG - 7.7 KB
 
ECHEVERRÍA recibe el premio Libertador Simón Bolívar al Pensamiento Crítico, el 24 de julio, de las manos del presidente de Venezuela, Hugo Chavez.

Bolívar Echeverría
nació en Ecuador y
estudió filosofía en
la Universidad Libre
de Berlín, donde participó
del movimiento estudiantil
de los años ‘60. Actualmente
es profesor de Filosofía
de la Universidad Nacional
Autónoma de México. A
partir de sus investigaciones
sobre Marx, Heidegger y la
Escuela de Frankfurt formuló
su teoría del ‘ethos barroco’
latinoamericano como
una crítica a la modernidad
capitalista.

DIAGONAL: ¿Es posible
hablar en la actualidad todavía
de revolución?

Bolivar Echevarría.: Desde
comienzos de este siglo hay
una especie de fatiga del
dogma procapitalista, pero
sobre todo una conciencia
popular muy extendida de
que las cosas tal como están
funcionando no pueden seguir.
La verdadera fuerza de
este impulso anticapitalista
está expandida muy difusamente
en el cuerpo de la sociedad,
en la vida cotidiana
y muchas veces en la dimensión
festiva de esta última,
donde lo imaginario ha dado
refugio a lo político y
donde esta actitud anticapitalista
es omnipresente. La
impugnación o el descontento
se están dando en los
usos, costumbres y comportamientos,
y apuntan en una
dirección por lo pronto muy
poco ‘política’; brotan en
muchos sentidos disímbolos,
desde la aparición de actitudes
fundamentalistas,
hasta la fundación de nuevas
religiones, por ejemplo.
Una serie de elementos que
nos indican que la mentalidad
de los trabajadores está
cambiando y que están germinando
vías inéditas de
construcción de una política
completamente diferente.
Lo veo como una resistencia
y una rebelión inalcanzables
por el poder establecido, dirigidas
a corroerlo sistemáticamente
a fin de provocar
en él una especie de
implosión.

D: ¿Cómo se relaciona esa
resistencia con el ‘ethos
barroco’?

B. E.: El hombre moderno
está desgarrado, obedece a
dos lógicas totalmente contrapuestas,
una más poderosa
que la otra: la lógica cualitativa
del mundo de la vida
y la lógica abstracta y cuantitativa
del valor. El ethos barroco
es un modo de comportamiento
que permite al
ser humano neutralizar esa
contradicción capitalista.
Implica en cierta medida un
momento de resistencia,
pues defiende el aspecto
cualitativo, o la forma natural
de la vida, incluso dentro
de los procesos mismos en
que ella está siendo atacada
por la barbarie del capitalismo.
Siguiendo a Benjamin,
el ethos barroco sería una
‘cultura’ que al mismo tiempo
es barbarie, porque lo
que hace es reafirmar la validez
o la vigencia de la forma
natural de la vida en medio
de su destrucción.

Los otros ethos son más
barbarie que cultura; son
mucho más aquiescentes
con el capitalismo. El ethos
realista, por ejemplo, afirma
que esa contradicción simplemente
no existe. El ethos
barroco la reconoce, pero, se
inventa mundos imaginarios
para afirmar el ‘valor de uso’
en medio del reino del ‘valor
de cambio’. En ese sentido,
un proceso revolucionario
que pudiera darse en
América Latina tendría un
poco la marca de este antecedente,
es decir, de sociedades
que han aprendido de
alguna manera a defender el
valor de uso, que tienen una
tradición de defensa de la
forma natural. El ethos barroco
dice: el mundo puede
ser completamente diferente,
puede ser rico cualitativamente,
y esa riqueza la podemos
rescatar incluso de la
basura a la que nos ha condenado
el capitalismo.

D: ¿El proyecto emancipatorio
tendría que renovarse
a partir de estas formas
de resistencia?

B. E.: En América Latina hubo
dos tipos de mestizaje; el
primero es el que hacen los
indios cuando se dejan devorar
por los conquistadores
y al dejarse devorar, transforman
a los conquistadores.
Es el de los indios de las
ciudades, de la mano de
obra en la construcción o en
los servicios, etc. Pero hay
también un mestizaje al revés:
el de los indios que son
expulsados a las regiones
más inhóspitas. Éstos no se
dejan devorar, aunque estén
golpeados y sus culturas sean
irreconstruibles, defienden
ciertos elementos de sus
viejas culturas, muchas veces
al amparo de la supervivencia
de sus lenguas
antiguas.

Cuando hablamos de que
son pueblos que han guardado
los elementos de una
relación arcaica con la naturaleza,
de una organización
social ancestral pre-capitalista
y que estarían listos para
reconstruir una sociedad
más justa y una relación más
‘armónica’, no creo que vaya
por ahí. Esas culturas ancestrales
eran culturas igualmente
autoritarias y enfrentadas
a la naturaleza, como
las occidentales. Se basaban
también en el sacrificio del
individuo, tanto como la cultura
cristiana, construían
sus mundos maravillosos sobre
la base de una represión
muy radical. Reconstruir las
formas de usos y costumbres
ancestrales no es sólo
volver a formas de una ‘democracia’
comunitaria, sino
también volver a formas de
convivencia autoritarias.
Hay que aprender de la experiencia
de estos dos tipos
de mestizaje y construir algo
completamente diferente.
Construir una nueva asociación
de hombres libres, una
sociedad plenamente moderna,
es decir, que esté más
allá de la época de la necesidad
del sacrificio.

D: ¿Cómo y a partir de qué
se construiría esta modernidad
alternativa?

B. E.: Lo fundamental de
una modernidad alternativa
es que elimina la necesidad
de la enajenación que se dio
históricamente cuando la
modernidad ‘decidió’ tomar
el camino del capitalismo, es
decir, replantear la idea de
que se puede construir una
modernidad que no se base
en la organización capitalista
del proceso de trabajo, y
por lo tanto de la producción
y reproducción de la riqueza.
En ese sentido, la obra de
Marx es importantísima,
porque plantea justamente
esta idea de que el modo de
producción capitalista implica
fundamentalmente la enajenación,
que cercena lo
principal que tiene el sujeto
humano, su autarquía, su capacidad
de autodefinirse, de
autorrealizarse, y que entrega
esta capacidad, que es lo
más íntimo, al mundo de las
cosas.


AUTONOMÍA

D: ¿Qué opinas de la
idea de autonomía de
movimientos como el
EZLN?

B. E.: La autonomía
replantea y retoma ciertos
momentos de la teoría
y la práctica de Bakunin
y Kropotkin, acerca
de que es posible efectivamente
la construcción
de un mundo en el cual
exista la capacidad de
sujetos concretos de
autodeterminarse, idea
que no está necesariamente
peleada con la
posibilidad coordinar un
proceso mucho más
amplio de armonización
de la producción y consumo
de los bienes. En ese
sentido, el concepto de
autonomía es un concepto
muy importante, esencial,
bajo el cual se particulariza
la idea de la
reconstrucción o la reconquista
de la autarquía del
sujeto humano sobre el
proceso de producción.
Un proceso de producción
no enajenado implica
construir no un sistema
autoritario de sujetos
pseudoautónomos como
los estados nacionales,
sino una miríada de sujetos
autónomos que entrarían
en conexión plenamente
libre los unos con
los otros; ahí estaríamos
en terreno de la pura
autarquía.

Tags relacionados: Hugo Chávez Pensamiento Libros
+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

separador

Tienda El Salto