Deporte, política y hegemonía: el caso de las olimpiadas de Berlín

De cómo la ideología dominante puede hacer que una opinión sobre un asunto sea mezclar
política y deporte y la contraria respecto a ese mismo tema no.

12/07/11 · 8:00
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Imagen de los juegos olímpicos de 1936, en el Berlín nazi.

En 1936 la organización de los
Juegos Olímpicos correspondía
a Berlín, capital de la Alemania
nazi. Para hablar de esto hemos
de situarnos en un contexto histórico
en el que Hitler no era visto
como hoy en día
. Eran muchos
en todo el mundo los que
aun no siendo nazis simpatizaban
con él: desde políticos derechistas
hasta grandes empresarios
aceptaban aquellas leyes represoras
y racistas
a cambio de
frenar al movimiento obrero y de
hacer grandes negocios.

Hitler no pensaba dejar pasar
la oportunidad y quería aprovechar
los Juegos Olímpicos para
mostrar al mundo el ejemplo del
sistema nacionalsocialista, la superioridad
de la supuesta raza
aria, y sobre todo ofrecer la visión
de Alemania como un país
más
, con sus problemas como
cualquier otro lugar, pero un
país más.

Precisamente esa era
la justificación del Comité Olímpico
Internacional para que el
Partido Nacionalsocialista
Obrero Alemán (NSDAP) organizase
estos juegos: Alemania
era un país del mundo más y
quienes se oponían a sus
Olimpiadas estaban mezclando
deporte y política
.
Sí, porque también hubo oposición.

Miles de deportistas, ya
fuesen judíos, exiliados políticos,
sindicalistas o simplemente deportistas
con algo de conciencia,
rechazaron esas Olimpiadas.
Como consecuencia de esta situación
surgió una iniciativa
muy lógica: si no queremos sus
JJ OO construyamos los nuestros
.

A partir de asociaciones deportivas
obreras, sindicales y comités

formados para la ocasión
a lo largo de Europa, se organizaron
unos Juegos paralelos denominados
Olimpiadas
Populares. Serían en Barcelona
en las mismas fechas, contando
con el apoyo de los gobiernos de
las repúblicas española y francesa
y de la Generalitat Catalana.

Y llegó el día a Barcelona, llegó
el 19 de julio al estadio de
Montjuïc, pero allí no estaban los
miles de folcloristas y deportistas
que debían inaugurar las
Olimpiadas Populares. En vez de
bellos acordes y coreografías lo
único que se escuchó fueron los
primeros disparos de la sublevación
fascista.
El enfrentamiento
entre el modelo capitalista de los
nazis y del olimpismo oficial y el
del deporte popular de las Olimpiadas
Obreras no se pudo librar
en los terrenos deportivos. Pero
sí se libró en otros frentes.

Algunos
de esos miles de deportistas
que tomaron una gran decisión
política
al viajar desde Francia,
la URSS, EE UU o el norte de
África tomaron otra decisión
más importante aún: cambiaron
el balón por el fusil y la pista de
atletismo por la trinchera
, convirtiéndose
así, casi por accidente,
en los primeros brigadistas
internacionales.

Días después, el 1 de agosto,
comenzaban en Alemania los
Juegos Olímpicos nazis. Por el
Estadio Olímpico de Berlín y rodeados
de esvásticas desfilaron
todas las delegaciones deportivas
oficiales enviadas por cada
Estado. Quienes acusaban a las
Olimpiadas Obreras de mezclar
deporte y política saludaban brazo
en alto a Hitler sin ruborizarse.
Por cortesía, claro, eso era lo
natural.

Mientras, los que semanas
antes habían “ultrajado” al
olimpismo manchándolo con
política daban su vida luchando
contra el fascismo en España.

Pregunta trampa

El deporte, al igual que cualquier
otra parte de la sociedad, está
completamente influido por la
política. ¿Es deseable mezclar
deporte y política?
La pregunta
tiene trampa: el deporte ya es
política. Que los equipos de fútbol
sean Sociedades Anónimas
Deportivas, que los sueldos de
muchos deportistas sean millonarios,
que los equipos de baloncesto
lleven por nombre una empresa...
eso es tan política como
proponer lo contrario.

El problema
es que la ideología hegemónica
nos ofrece un concepto de
política según el cual política sólo
son las posiciones y opiniones
opuestas a las dominantes.
Que el futbolista catalán
Oleguer Presas se manifestase
contra la Constitución Europea
era mezclar deporte y política,
pero que otros deportistas la
apoyasen no lo era, simplemente
era lo lógico.

Son posiciones
ideológicas con las que nos
bombardean mediáticamente
de tal forma que consiguen
crear una falsa sensación de
consenso absoluto, y así, su
ideología deja de ser política
para ser normalidad. Ése es el
verdadero triunfo, la hegemonía
cultural, convencernos de
que lo que ellos proponen está
despolitizado, es simplemente
sentido común, a diferencia de
nosotros que mezclamos todo
con la dichosa política.

Para evitar reticencias Goebbels
prometió al resto de países
que en los Juegos Olímpicos
y durante su preparación
no iba a haber ningún mitin nazi
para evitar mezclar deporte
y política. ¿Para qué lo necesitaba?
Los propios Juegos y la
normalidad con que se permitió
que se desarrollasen
fueron
el mejor mitin.


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- Íñigo A.R. es el autor del blog Los ideales del gol

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comentarios

3

  • |
    Ni Izquierdas Ni Derechas
    |
    09/09/2013 - 12:13pm
    Cierto es que dónde hay afición o se pueda influenciar mediaticamente siempre aparecerán los grandes lobbis económicos para intentar vender y manipular. Tal como ocurre como el actual COI pero No por ello debemos olvidar el Espiritu Olimpico que significaba dejar disputas o enfrentamiento entre hermanos y Pueblos.. Y unas Olimpiadas solo para gente de IZQUIERDAS pierde Todo sentido Olimpico y pasa a convertirse en Sectario,y Propagandistico perdiendo el sentido Deportivo. Acaso Cuba o las extintas Dictaduras de Izquierdas Rusia,Rumania,RDA,etc renunciaron a participar en ellaso?
  • |
    anónima
    |
    13/07/2011 - 8:53pm
    <p class="spip">Gracias a ti Alon, me alegro de que te gustase. Tienes toda la razón en la matización del concepto "brigadista internacional", en lo que se convirtieron fue en milicianos internacionales, es una diferencia importante que hay que aclarar.</p> <p class="spip">Un saludo desde el otro lado del Atlántico.</p>
  • |
    anónima
    |
    13/07/2011 - 5:00pm
    Excelente artículo. Gracias por evocar la memoria de esos deportistas de las Olimpiadas Populares que, como bien dices, cambiaron el deporte por las trincheras en la Barcelona de 1936. Puntualizar simplemente que no fueron "brigadistas" sino que se incorporaron a las milicias de CNT, POUM y otros. Las brigadas internacionales, bajo influencia del partido comunista, no se constituirán sino hasta meses después. Saludos desde Punta Arenas, Chile.
  • Imagen de los juegos olímpicos de 1936, en el Berlín nazi.
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